Francisco Bonilla (061) y Carlos Álvarez Leiva (SAMU)

Francisco Bonilla (EPES-061): “Debemos estar orgullosos de lo bien que trabajamos juntos”

Durante 17 años, el médico Francisco Bonilla (Sevilla, 1957) ha sido director provincial del 061 en Sevilla, empresa de emergencias pública andaluza que echó a andar oficialmente el 15 de abril de 1992, cinco días antes de la inauguración de la Expo Universal del 92. Hasta entonces, SAMU, de índole privado, era la única empresa de emergencias en Sevilla y ambas entidades tuvieron que aprender a caminar juntas. Las dos organizaciones han compartido experiencia y formación. De hecho, tal como reconoce el propio Bonilla, más del 80% de la plantilla del 061 en Sevilla se ha formado en SAMU. Francisco Bonilla, a sus 63 años, comenzaba a principios de 2021 una nueva etapa en EPES-061 como responsable de las emergencias colectivas y catástrofes a nivel regional.

—Durante 17 años ha sido director provincial del 061 en Sevilla, y, anteriormente, estuvo casi cinco en Huelva ocupando el mismo cargo. Ahora, da un paso atrás y se aleja de la primera línea. ¿A qué se debe este cambio?
—Ya me queda poco para jubilarme y me ofrecieron, dada mi experiencia, terminar mi carrera profesional en el 061 al frente de los dispositivos de riesgos previsibles, encargándome también de la planificación y organización de grandes dispositivos de emergencias como el Plan Romero (El Rocío); el Plan del Cerro (Romería de la Virgen de la Cabeza) o el dispositivo del Campeonato de Motos de Jerez, entre otros dispositivos de riesgo previsibles. Es un cargo más tranquilo. Ya no llevo la gestión del personal en el día a día. Es un trabajo más centrado en la planificación y formación.

—Vayamos a los orígenes. ¿Cómo surge su relación con las emergencias?
—Yo estudié Medicina y el primer trabajo que tuve fue una sustitución en un servicio normal de urgencias, como se llamaba entonces, en Dos Hermanas a principios de los 80. Me gustó y surgió la posibilidad de entrar en el servicio especial de urgencias de Sevilla. Me gustó tanto que en todos estos años no he salido de esta rama. Fui encadenando sustituciones e interinidades una detrás de otra hasta que se creó en 1991 el 061. Opté por una plaza, la saqué y hasta hoy.

—¿Cuándo conoció a SAMU y al doctor Carlos Álvarez Leiva?
—Al doctor Álvarez Leiva lo conocí en el servicio militar. Yo era cabo primero de sanidad militar y él, capitán jefe de la UCI del Hospital Militar de Sevilla. Después, cuando terminé la carrera y empecé a trabajar en el servicio de urgencias, me matriculé en varios cursos de emergencias y urgencias y, casualmente, él era el docente. En el máster que hice de urgencias y emergencias de la Universidad de Sevilla, él impartía el módulo de emergencias colectivas y catástrofes. Para entonces, ya nos conocíamos más y, poco a poco, la relación fue estrechándose.

—¿Cómo era el doctor Álvarez Leiva como profesor en aquellos años?
—Aquí ya hablas con parte interesada. Yo no soy aséptico, lo digo siempre. Con Carlos Álvarez Leiva pierdo los papeles. Es un magnífico profesional. Yo lo tengo como un maestro, con la acepción grande que es ser un maestro, no profesor. Es un hombre que sabe mucho y que sabe transmitir muy bien lo que sabe. He aprendido mucho de él, y sigo aprendiendo.

—¿Cuándo nació el 061?
—Oficialmente, el 061 se creó el 15 de abril de 1992, cinco días antes de la inauguración de la Expo’92, pero nosotros ya estábamos trabajando desde febrero del 91 en silencio desde el Centro Coordinador de Urgencias, que antes se llamaba Centro Provincial de Comunicaciones Sanitarias. No teníamos UVI-móviles propias, sino que coordinábamos las ambulancias y los médicos del servicio de Urgencias del SAS. No se le dio publicidad. De hecho, en aquellos meses previos, hubo un desprendimiento en el Puente de Hierro, y quien atendió a los heridos fue SAMU porque el 061 aún no funcionaba oficialmente.

—¿Cómo fue la relación entre ambas entidades, una pública y otra privada, en aquellos primeros años?
—La relación entre el 061 y SAMU, al menos en Sevilla, siempre ha sido excelente, siempre. Y lo digo a boca llena.

—¿Son compatibles en Andalucía dos servicios de emergencias?
—Bajo mi punto de vista, sí, totalmente. Se complementan.

—¿Fue en la Expo’92 la primera vez que coincidieron ambos servicios de emergencias?
—Efectivamente. Durante la Expo´92, SAMU se encargó de la asistencia sanitaria dentro del recinto de la Cartuja desde la colocación de la primera piedra, mientras que el 061 se encargó del dispositivo sanitario de los eventos y actividades vinculados a la Expo fuera del recinto, además de la cobertura sanitaria de los mandatarios que visitaban la Exposición Universal.

—¿Es cierto que siguieron a Mijail Gorbachov por el sevillano barrio de Santa Cruz?
—En la Expo, cada día se dedicaba a una nación distinta. El día de Rusia, Mijail Gorvachov viajó hasta Sevilla. Como le he comentado, el 061 se encargaba de la cobertura sanitaria de los mandatarios. Durante el día, una UVI Móvil sin identificar ni rotular acompañaba a la comitiva. Incluso el personal sanitario que iba dentro de la ambulancia iba vestido de paisano. Pero por la tarde noche, esa ambulancia terminaba su turno y entraba una unidad del 061, todos con sus uniformes naranjas. Aquel día, Gorvachov paseaba por el barrio de Santa Cruz y la unidad del 061 iba detrás de la comitiva. En un momento dado, Gorvachov preguntó quiénes eran esos hombres vestidos de naranja que tanto le inquietaban. No es que se asustara, pero sí le llamó la atención.

—¿En qué otras ocasiones han colaborado SAMU y 061?
—Hemos trabajado en numerosos simulacros y ejercicios prácticos de diferente índole y escenarios, como los realizados en el aeropuerto San Pablo o en infraestructuras ferroviarias. También hemos participado en varias ediciones del Crisis Task Force, ejercicio que organiza anualmente SAMU, además de en hechos reales. Por ejemplo, la noche del 5 de enero de 2021 hubo un incendio en una residencia de mayores de Sevilla y SAMU y el 061 trabajaron codo con codo. SAMU está contratada en Sevilla para el traslado de pacientes críticos, y en un momento de desbordamiento o necesidad, los llamamos y ellos acuden y a la perfección.

—¿Cómo cree que beneficia este tipo de simulacros conjuntos a trabajadores y alumnos de ambas entidades?
—El beneficio es total porque pones toda la teoría en práctica y aprendes a atender a varios pacientes a la vez, no de uno en uno. En el incendio de la noche de Reyes se asistió a 92 personas. Esto no es fácil. Hay que hacerlo con una metodología específica, y eso tienes que ejercitarlo. Puedes tener la teoría muy trillada, pero cuando te enfrentas a una situación así, te puedes bloquear y te come el lobo. Los simulacros son para evitar exactamente eso.

—En el caso del incendio del pasado día de Reyes en Sevilla, los medios aplaudieron la rápida y eficaz actuación de los servicios de emergencias.
—Eso es gracias a los numerosos ejercicios y simulacros conjuntos que hacemos. Y uno de los pioneros en poner este tipo de actividad en práctica fue el doctor Carlos Álvarez Leiva. En Sevilla, los servicios de emergencias trabajan muy muy bien. Todos, no solo los sanitarios. Bomberos, Policía Nacional, Policía Local, la Guardia Civil, el DCU. ¿Pero sabe usted por qué? Porque llevamos muchos años trabajando conjuntamente. Debemos estar orgullosos de lo bien que funcionamos juntos.

—Algunos trabajadores del 061 se han formado en la Escuela SAMU.
—Algunos no, muchos. Entre el 80% y el 85% de la plantilla del 061 de Sevilla proviene de SAMU. Son exalumnos de SAMU. En el resto de provincias andaluzas, el porcentaje también es bastante alto. Te hablo de Sevilla porque es el servicio que conozco perfectamente. Además, los médicos residentes de familia que se incorporan al 061 reciben un curso específico de emergencias que se imparte en SAMU, es decir, vienen al 061 con la doctrina de SAMU. Yo mismo vengo de una escuela de SAMU.

—¿Qué destacaría de la formación que se imparte en SAMU?
—La disciplina y el hecho de priorizar la práctica a la teoría. El doctor Carlos Álvarez Leiva es uno de los pocos profesionales especializados en la formación sobre el puesto de mando y el mando. Hay muy pocos textos escritos sobre este campo. SAMU lo tiene a él y sabe impartir estos conocimientos muy bien.

—¿Tiene el 061 una línea de formación en emergencias?
—Luis Olavarría Govantes, antiguo gerente de EPES-061, es el encargado ahora del área de formación. Yo nunca he sido trabajador de SAMU pero Olavarría sí. El 16 de julio de 1992, durante el ensayo de la ópera Otello en el Teatro de la Maestranza, el decorado se desplomó. En el accidente murió una persona y 36 resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad. La primera unidad móvil que llegó al lugar fue de SAMU y Olavarría iba dentro como médico.

—No puedo terminar esta entrevista sin preguntarle sobre el Covid-19. ¿Cómo están viviendo esta crisis?
—En la primera ola, el servicio del 061 de Sevilla fue el más afectado. Yo mismo me contagié diez días después de la declaración del estado de alarma. Caímos unos 18 médicos, 20 teleoperadores, tres o cuatro enfermeros y un técnico. Le hablo de memoria. La primera ola nos cogió a todos con la guardia baja y no contábamos con el material que deberíamos haber tenido. La segunda ola fue diferente. Teníamos una experiencia y contábamos con material. En aquel momento solo cayeron enfermos tres enfermeros y uno o dos técnicos. Ningún teleoperador. Llevamos más de un año trabajando sobrecargados, sobre todo en la sala de coordinación. Sin embargo, la asistencia en la calle y a domicilio ha disminuido.

—¿Y el ánimo de los trabajadores?
—El nivel de espíritu de trabajo no ha disminuido, al revés. La gente sigue con un ánimo y un espíritu de trabajo encomiable, pero claro, somos humanos, de carne y hueso, y todos tenemos miedo, no tanto por uno mismo, sino por nuestros familiares. Lo que más temes es coger el virus y que puedas contagiárselo a tus seres queridos.

—¿Es ésta la peor crisis sanitaria que usted ha vivido?
—Prolongada en el tiempo, sí. Puede que haya vivido situaciones más críticas pero durante unas dos o tres horas. De forma prolongada, nunca antes había vivido algo así. Esto no se lo esperaba nadie. Quizás, cuando la crisis del ébola, algunos vislumbrábamos que algo así podía ocurrir. Recuerdo que yo decía, ‘como el ébola entre en España o en Europa nos vamos a reír’, sin pensar que otro bichito hasta entonces desconocido iba a llegar. Posiblemente el ébola hubiera sido mucho peor que el Covid: es más mortal.

Primera ambulancia de SAMU

Cuatro décadas de ambulancias: La evolución de una especie

Mucho ha llovido desde aquella primera UVI-Móvil de marca Volkswagen que el doctor Álvarez Leiva adquirió en Alemania a principios de los 80. SAMU nació en esa ambulancia blanca con franjas naranjas y letras azules. Aquel vehículo aún se conserva y la organización ha querido restaurarlo con motivo de su 40 aniversario.

SAMU es hoy una entidad especializada en los ámbitos de la salud y la acción social con 40 años de existencia y una plantilla de 1.800 profesionales cuyos principales ámbitos de actuación son la salud y las emergencias, la formación, la atención a la diversidad funcional y la gestión de menores, pero su origen siempre estará en las ambulancias y el traslado de pacientes.

Uno de los primeros acontecimientos en los que estuvo presente una ambulancia de SAMU fue durante los preparativos y la celebración de la Exposición Universal de Sevilla 92. Siete años más tarde, en 1999, SAMU empezó a prestar el servicio de emergencias en Málaga. En 2011, se activó en Huelva; y en 2017, SAMU abrió una base de emergencias en Tánger (Marruecos).

Actualmente, la entidad cuenta con dos servicios de ambulancias. Por un lado, está el traslado de pacientes críticos, servicio para el que se utilizan las llamadas “ambulancias blancas”, una UVI Móvil completa en la que viajan un Técnico en Emergencias Sanitarias, un médico y un enfermero.

El segundo producto que ofrece SAMU son servicios privados y dispositivos de riesgo previsible (DRP). Aquí se utilizan las conocidas por la plantilla de SAMU como “ambulancias amarillas”, que son las que acuden a las coberturas sanitarias de eventos deportivos como la tradicional Carrera Nocturna del Guadalquivir, la Maratón de Sevilla, la Titán Desert en Arabia Saudí y Almería o los partidos de fútbol disputados en el Estadio Sánchez-Pizjuán, donde juega el Sevilla FC.

“SAMU cuenta con una plantilla de más de 90 personas en el servicio de ambulancias, todas ellas formadas en Escuela SAMU”, detalla Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU. “Aquí todos hacemos de todo e intentamos tocar todos los palos. Todos tenemos una ocupación principal pero también participamos en otros servicios. Sólo un pequeño grupo se dedica exclusivamente al traslado de críticos, pero, por lo general, los instructores de Escuela SAMU también participan en los DRP o en el traslado de pacientes críticos, por ejemplo”.

Hoy, SAMU cuenta con una flota de 18 ambulancias distribuidas entre las bases de Sevilla (Isla de la Cartuja), Málaga, Huelva, Madrid y Tánger (Marruecos).

Además, a finales de 2019, SAMU puso en marcha una nueva plataforma para la reserva de sus servicios de ambulancia de forma fácil, rápida y cómoda, a través de una página web, y con todas las garantías de una de las organizaciones líderes del sector. El objetivo de esta iniciativa es dar respuesta rápida a los usuarios de este tipo de servicios, cada vez más demandados.

A través de la página web ambulanciassamu.es, cualquier persona puede contratar en solo unos minutos una ambulancia para diferentes tipos de servicios, como traslado de pacientes, competiciones deportivas, actividades culturales, bodas, exposiciones y congresos, fiestas populares o cualquier tipo de evento.

Los servicios son de gran versatilidad y capacidad de individualización. Van desde la activación de una ambulancia convencional con Técnico en Emergencias Sanitarias y su dotación de material electromédico, y el refuerzo de esta cobertura con un enfermero para una mayor capacidad asistencial e incluso con un médico para una gestión completa de cualquier incidencia sanitaria, hasta la inclusión de varios recursos de distintas categorías (ambulancias colectivas, convencionales y UVI-móviles). El servicio puede incluso contemplar el diseño personalizado de un plan de autoprotección y su ejecución para una actividad de gran aforo.

En estos casi 40 años no sólo ha evolucionado la idiosincrasia de SAMU y el servicio por el cual nació, sino también el diseño de sus ambulancias. Atrás quedó aquel vehículo de intervención inmediata blanco, sencillo y sin comodidades que se utilizó durante la Expo’92 y cuyo único diseño eran dos franjas naranjas, una arriba y otra abajo, entre las cuales se podía leer ‘Sanidad’.

En el verano de 2020, SAMU presentó su nueva ambulancia con un diseño revolucionario. Entre las características destacan un serigrafiado integral en material reflectante y un puente de luces integrado de última generación. SAMU contó con la colaboración de las empresas Rodríguez López, JPP Electrónica y Avery para su desarrollo. “Según explica el proveedor, ésta es la primera UVI Móvil que cuenta con un rotulado integral reflectante. Por lo general, las ambulancias más vanguardistas sólo tienen una parte del rótulo reflectante, por lo que la nueva UVI de SAMU es un proyecto pionero”, explica Thomas Couyotopoulo, subdirector de Escuela SAMU. “El objetivo principal es conseguir una mayor visibilidad en todas las condiciones posibles y, por tanto, lograr una mayor seguridad pasiva para el vehículo, sus ocupantes y los demás usuarios”.

Una de las primeras salidas de esta nueva ambulancia fue durante la reanudación de la Liga española de fútbol, durante el partido del Sevilla FC y el Real Betis, derbi sevillano que se jugó en el Estadio Sánchez-Pizjuán el 11 de junio de 2020. Desde entonces, es un elemento común del paisaje de las carreteras de Andalucía y de todo el país.

Dr. Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU

El origen de SAMU: 40 años de una organización única

Hace 40 años, el coronel médico Carlos Álvarez Leiva tuvo una visión de futuro que convirtió en un proyecto de vida: SAMU. Álvarez Leiva introdujo en España la primera UVI Móvil y, con ella, la medicina prehospitalaria y de emergencias, creando una escuela y una filosofía de trabajo que hoy pervive.

Cuando se le pregunta por el origen de SAMU, el doctor Álvarez Leiva recuerda que en 1981 muchas personas morían en accidentes de tráfico al no contar con una asistencia médica en carreteras. Otras morían en sus casas o de camino a los hospitales mientras les trasladaban en aquellos taxis o coches en los que el conductor sacaba un pañuelo blanco por la ventana para indicar a los demás conductores que tenía una emergencia. “Vi que en España no existían uvis móviles ni la medicina hospitalaria. Las ambulancias sólo transportaban al paciente hasta el hospital, no atendían a las víctimas in situ, como sí ocurría en otros países, como en Francia. Me pareció un proyecto interesante implantar ese tipo de medicina en mi país. Empeñé mi familia, mis ahorros y todo mi tiempo, y fui capaz de compaginar mi vida militar con este proyecto personal”, explicaba recientemente Álvarez Leiva en una entrevista publicada en Revista SAMU.

Tal como describe el director general de SAMU, Carlos González de Escalada, en su carta abierta por el 40 aniversario de SAMU, en aquellos primeros años SAMU se dividía en dos: SAMU base (la oficina) y SAMU Móvil (la ambulancia).

A partir de esta fecha, la entidad fue la responsable de la cobertura sanitaria de grandes eventos como la Feria de Sevilla o el Rocío (Plan Romero), además de realizar en Sevilla traslados de pacientes críticos y atender los servicios de emergencias que ocurrían en la calle, trabajo que diez años después comenzó a desempeñar la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES-061).

Uno de los primeros acontecimientos en los que estuvo presente una ambulancia de SAMU fue durante los preparativos y la celebración de la Exposición Universal de Sevilla 92. “Detrás de la primera grúa que entró en ese erial que era entonces la Isla de la Cartuja, que acogió la Expo’92, iba una ambulancia de SAMU. Fuimos los primeros en entrar, y aquí seguimos 40 años después”, recordaba Carlos Álvarez Leiva en otra entrevista con motivo del 25 aniversario de la Expo’92. “Los operarios trabajaban en tres turnos y tenía que haber un dispositivo sanitario siempre con ellos. Durante dos meses estuvimos durmiendo en la ambulancia, pasando muchísimo frío por las noches, porque ahí no había nada construido”.

SAMU fue el encargado también de desarrollar el Plan de Emergencia para la Expo’92. El 061 comenzaba a arrancar y SAMU ya contaba con 10 años de experiencia en el sector.

Más de 60 personas formaron el equipo de SAMU en turnos de 24 horas en la Expo’92. Su labor principal era el traslado a los hospitales de pacientes críticos y la asistencia sanitaria de los más de 40 millones de visitantes que acudieron a la Expo.

“Principalmente, atendimos lipotimias, intolerancias digestivas, pequeñas erosiones en la piel, frecuentes en personas que llevan mucho tiempo andando, alergias severas, crisis diabéticas y crisis epilépticas”, explicaba el doctor Álvarez Leiva. “Fue todo un éxito. De las más de 30.000 asistencias, sólo hubo una queja. Todo el mundo conocía cuál era su función. Existía una jerarquía asistencial muy bien estructurada y contábamos con una red de apoyo de especialistas, además de intérpretes permanentes de inglés, francés y alemán”.

Antes de la Expo, en 1990, SAMU dio sus primeros pasos en el ámbito de la formación y ese año se impartió la primera edición del Máster de Emergencias Médicas junto con la Universidad de Sevilla, y en 1994, la primera edición del Máster de Enfermería en Atención Hospitalaria, Catástrofes y Acción Humanitaria.

Nueve años después, en 1999, SAMU comenzó a expandirse fuera de Sevilla con la creación del servicio de emergencias de Málaga.
Desde entonces, SAMU no ha hecho más que crecer dentro y fuera de España, especialmente en la última década. La organización cuenta hoy con una plantilla de casi 2.000 trabajadores y presencia en tres países (España, Marruecos y Estados Unidos). Hoy SAMU y Fundación SAMU tienen activos unos 80 recursos del ámbito de las emergencias, la salud mental, menores y familia, servicios educativos, discapacidad y logística. Además, SAMU ha participado en estos años en 11 misiones humanitarias, diez de ellas internacionales, y en 2020 y 2021 ha estado en primera línea en la lucha contra el Covid-19.

Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU

Carta abierta por el 40 aniversario de SAMU de Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU

En noviembre de 2008, me incorporé a SAMU después de un largo periodo en el extranjero. Había trabajado en la organización tres años en los noventa. Viví la Expo del 92 desde dentro de los servicios sanitarios y siempre estuve vinculado a la empresa de alguna forma. ¡Incluso pase por el departamento de Contabilidad!

En esta última y definitiva incorporación aterricé de lleno en el sector de lo social de la fundación recién revitalizada con la apertura de una unidad de día, la unidad San Lucas, cuyos comienzos fueron cualquier cosa menos sencillos. De la mano de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, abrimos la residencia Santa Ana. En ese mes de noviembre que recuerdo bien comencé como director de este centro. Mi experiencia en SAMU había estado centrada en el ámbito de cuidar personas, pero esto era diferente.

La discapacidad intelectual con daño cerebral impresiona. Y así fue mi primer día de trabajo en la residencia. La llegada de los primeros pacientes me causó una profunda impresión. Recuerdo que llegó mi hermano y me pidió: “Borja, tienes que reunir a tu equipo y decirles unas palabras”. Reconozco que ni en este ámbito tenía experiencia. Me costó, pero así lo hice. Fueron las primeras palabras ante un equipo. Vinieron muchas más.

Sí, era un neófito. Pero me rodeé de un gran equipo. Desde Maribel a Desiré, y a todo el personal que nos acompaño en esos días. La verdad es que fue una etapa que recuerdo con gran cariño por el grupo, por los residentes y por lo reconfortante que es trabajar en ese sector con el que hoy me siento tan identificado, y que se resume en ayudar a quienes necesitan ayuda.

Tuve incluso el privilegio de participar en varias misiones de ayuda humanitaria. He de reconocer que es lo que más me ha llenado a lo largo de estos años: experiencias cambiantes, trabajar 16 horas al día, comer una vez al día, ducharte o no, y volver al campamento feliz del trabajo bien hecho. Don Carlos, mi padre, me enseñó la recompensa que esto supone. Y no lo he olvidado.

Desde entonces, mi puesto me llevó a abrir centros de atención a personas con discapacidad por todo el territorio, comenzando por Cantillana (Sevilla), para lo cual tuvimos que terminar una obra de un edificio medio ruinoso. O en Toledo, donde hicimos un inolvidable sprint para abrir en veinte días un centro que llevaba doce años cerrado.

De ahí pase a la aventura africana de ayudar en la apertura de SAMU Tánger. Fue un gran esfuerzo personal, empresarial y familiar, con la firme intención de volver a internacionalizar nuestro saber hacer, y con el convencimiento de que un buen producto o, en este caso, un buen servicio, tendría una gran aceptación en una población en la que no existía.

Con una idiosincrasia, una cultura y una religión tan distintas a la nuestra, no fue fácil ganarse la confianza de los usuarios y de las autoridades locales. Sin duda SAMU Tánger es uno de los proyectos que más esfuerzo humano ha requerido por parte de la familia.

Mi andadura en SAMU me ha llevado a colaborar con la llegada masiva de menores a nuestras costas, chicos que se juegan la vida a través del Estrecho para buscar una vida mejor. He colaborado en la apertura de centros en Andalucía, Madrid y Aragón.

Este verano pasé al área de Institucional y me trasladé a Madrid donde estamos abriendo nuevos centros y servicios. Es un destino donde las posibilidades para una organización como la nuestra son muy amplias. Tenemos el reto de trabajar con las administraciones para dar a conocer nuestra forma de trabajar y nuestra filosofía, escuchar sus necesidades y ayudar en todo lo que está en nuestra mano.

En nuestro esfuerzo por atender estas necesidades también he sido requerido para atender la llegada masiva de chavales a Canarias. Nos pusimos a disposición de las autoridades y aquí estamos: haciendo lo que mejor sabemos hacer, proteger a estos adolescentes y enseñarles, en el poco tiempo que van a estar con nosotros, todas las dificultades que les quedan por afrontar, y siendo exigente con ellos, puesto que más exigente va a ser la sociedad con ellos cuando cumplan 18 años y pierdan el abrigo de la Administración. Tratamos que tengan claro que deben aprender el idioma e integrarse, e inculcarles la importancia de formarse y ser autosuficientes para conquistar su futuro.

Carlos González de Escalada, director general de SAMU

Carta abierta por el 40 aniversario de SAMU de Carlos González de Escalada, director general de SAMU

Recuerdo que era un niño más o menos de mi edad, quizá más chico. No me alcanza a ponerle la fecha, tampoco el año, era a principio de los años ochenta. Conducía José María Rivera, el primer chófer de ambulancia de SAMU. Mi padre era el médico y yo el camillero. Con la imprecisión de un recuerdo tan lejano me aventuro a decir que íbamos o veníamos de Huelva con un paciente que por su edad me impresionó. Lo que sí recuerdo con nitidez de ese traslado (“evacuación” le llamábamos entonces) era mi misión sanitaria: ir cantando a mi padre los parámetros clínicos que aparecían en el monitor de la cabina asistencial.

Como era algo tan importante, me lo tomé con toda la seriedad del mundo y yo repetía los números que aparecían en el aparato con la cadencia rítmica de un reloj de cuco. Cientos de veces los repetí, sin apartar la vista de aquella pantalla rudimentaria. Aquel niño se salvó y muchas veces me he preguntado qué sería de él, dónde estaría hoy. En aquellos días, si bien no era ya corriente, tampoco era tan excepcional que un imberbe ayudara a su padre en su oficio, y yo me sentí muy orgulloso de aquella intervención.

Mi padre, el Dr. Álvarez Leiva, había comprado en Alemania una UVI móvil que entonces era la primera y la más avanzada de España. Era la época en el que SAMU se dividía en dos: “SAMU base” —la oficina— y “SAMU Móvil” —la ambulancia—. Me lo recordaba mi amigo José Luis de Alcaraz hace unos meses, yo lo había ya olvidado.

También recuerdo que, con 16 años, los domingos me tocaba “guardia de coordinación de noche” desde la base: un piso en la calle Asunción 41, que era de mi abuela materna. Me enfadé mucho porque aquellas guardias no me las pagaron nunca, ya que sufragaban, supuestamente, mi curso en Estados Unidos del año siguiente. Allí hice el COU, una de las mejores experiencias de mi vida.

Estas primeras vivencias las tuve cuando SAMU era una micro-empresa. Mis hermanos y yo tenemos la suerte de haber mamado un oficio que llevamos en la sangre. Hemos evolucionado mucho desde aquella primera UVI móvil, marca Volkswagen, pero el espíritu emprendedor sigue intacto.

Cuarenta años después, somos una entidad mediana con casi 2.000 profesionales en plantilla. Aunque estamos muy profesionalizados, SAMU mantiene su esencia familiar y vocacional.

Tras cuatro décadas de andadura, nos hemos convertido en un grupo de amigos con una clara conciencia de servicio a los demás. Ésa es la causa que da sentido a nuestra actividad corporativa. Estamos aquí por los demás porque, como yo le digo a mis hijos: “servir es lo más digno”.

Sé que el año de este 40 aniversario, 2021, es particularmente complejo para todos nosotros. Es duro trabajar día a día sin saber muy bien qué nos va a deparar el futuro. En toda actividad privada, el éxito de ayer no garantiza el triunfo mañana. Los gestores afrontamos la reválida diaria de sostener el legado de nuestros mayores, cuando la mar está tan brava.

Obsesión por la calidad, valentía, creatividad, austeridad, entereza, ausencia de burocracia, aportar soluciones, espíritu científico, quitar preocupaciones al cliente, cercanía, flexibilidad, respuesta rápida, gestión de la incertidumbre… son actitudes que yo he aprendido de mi padre y que lucen altas en el pabellón de SAMU. Todos las compartimos.

Como en cualquier organización que crece, SAMU también tiene que enfrentarse a sus propios retos. Lograr una organización eficiente; ofrecer formación a todos; servir a tantas administraciones públicas diferentes o convivir con presupuestos restrictivos son sólo algunos de ellos. Mi preocupación constante es mi equipo, del que estoy tan orgulloso.

La década que empieza va a tener un color especial. Vamos a apostar de manera muy decidida por dar un impulso internacional a las actividades de nuestra casa. También vamos a constituir un Instituto de Investigación Científica para devolver a la sociedad nuestro saber en un formato de la máxima excelencia. También queremos seguir acompañando a las administraciones que tengan necesidades críticas y, en general, a todos los clientes que saben que siempre estaremos a su lado.

Se cumple esta efeméride señalada y doy las gracias a todos los que han confiado en SAMU a lo largo de años, también a nuestros proveedores, a mi personal y a mi familia.

Ahora, ¡a por otros cuarenta años!

Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía.

Carta abierta por el 40 aniversario de SAMU de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía

En los últimos meses, Andalucía se está enfrentando a una pandemia sin precedentes. La Covid-19 ha trastocado nuestra normalidad y ha puesto del revés nuestro día a día. Un tiempo en el que los andaluces han sido un ejemplo a seguir por su comportamiento y por saber adaptarse de una manera tan responsable a unas circunstancias tan complejas como las que estamos atravesando.

Como presidente de la Junta de Andalucía, me siento muy orgulloso de ellos y de la solidaridad de la que han dado buen ejemplo. Hemos tenido que tomar decisiones difíciles, pero el único objetivo que nos ha movido desde el principio es el de salvar vidas, pero siempre intentando también, en la medida de lo posible, darle oxígeno a la economía porque somos conscientes de que no sólo tenemos ante nosotros una crisis sanitaria, sino también una crisis social y económica que, entre todos, tendremos que superar.

Profesionales de sectores como la hostelería, el turismo, el comercio, el ocio, los bomberos, las Fuerzas o Cuerpos de Seguridad del Estado, todos han plantado cara a esta situación dando lo mejor de sí mismos para que todos pudiéramos estar atendidos y para que no nos faltara de nada en los meses que ha durado el confinamiento, así como en los meses posteriores.

Pero, sin duda, una mención especial es la que merecen los profesionales sanitarios, un activo esencial e irremplazable en la lucha contra la pandemia. Desde el primer minuto, han estado en primera línea y han actuado como unos auténticos héroes salvando vidas y, en muchos casos, aunque ello supusiera llegar a poner incluso la suya en juego. Lo han dado todo y se lo debemos todo.

No han dudado desde el primer momento en dar lo mejor de ellos por atender a todos los ciudadanos que lo han necesitado y servir de apoyo a muchos enfermos y a sus familias en situaciones críticas y en otras muchas en las que desgraciadamente el desenlace ha sido el peor de los que se podía esperar.

Dentro y fuera de los hospitales se han convertido en la familia de cada paciente, han sufrido junto a ellos, se han preocupado y han servido de base y apoyo a sus familias, ya que el Covid-19 no les ha permitido estar con éstos en la enfermedad y en algunos casos ni tan siquiera han podido despedirse de sus seres queridos. Les debemos mucho y estaremos en deuda eternamente por todo lo que nos han aportado.

Una mención especial tiene el personal de los Servicios de Asistencia Médica de Urgencias (SAMU), los primeros en llegar ante cualquier emergencia y los primeros en tender la mano a los que lo necesitan. Trabajan bajo una presión máxima en la que el tiempo de reacción es algo fundamental y, en muchos casos, determinante para la posterior evolución de los pacientes.

Este año, SAMU celebra el 40 aniversario desde su puesta en marcha. Su labor a lo largo de estos años ha sido fundamental y su entrega y disposición son dignas de admirar. Lo ha sido siempre, pero estos últimos meses soy consciente de que han tenido que doblar sus esfuerzos y trabajar ante la enorme adversidad que ha generado el coronavirus. Por ello, solo puedo mostrar mi admiración y reconocimiento a todos y a cada uno de los miembros que integran estos equipos. Sois una pieza fundamental en esta sociedad y vuestro trabajo es digno de alabanza.

La salud es nuestro pilar más importante, sin salud no somos nada, y es por ello que debemos preservar y reforzar nuestro sistema sanitario. El Gobierno andaluz es consciente de ello y por eso su compromiso con la sanidad y con los profesionales sanitarios es firme.

Prueba de ello es que desde el final del verano de 2020 se han llevado a cabo en Andalucía un total de 971 obras que tienen como objetivo el de mejorar, modernizar y hacer más efectiva nuestra sanidad pública para que ésta pueda hacer frente a la pandemia con las mayores de las garantías y de la mejor forma posible.

Otro ejemplo de nuestro compromiso con nuestro sistema sanitario es que es la primera vez que la Junta de Andalucía destina el 7% del PIB a la Sanidad, a lo que se suma el refuerzo en los profesionales sanitarios que también es récord en nuestra comunidad con una plantilla que está ya por encima de los 118.000.

La sanidad es clave y los profesionales que forman parte de ella son los verdaderos protagonistas. Quiero desde aquí felicitar a SAMU en su aniversario, agradecerles su labor a todos sus integrantes porque cada uno de ellos es una pieza esencial que contribuye de forma decisiva a velar por la salud de los ciudadanos siendo ésta nuestro bien más preciado y el que debemos cuidar por encima de todo.

No perdamos la esperanza. Superamos la primera y la segunda ola y superaremos la tercera. Con la responsabilidad y el compromiso de todos dejaremos atrás la pandemia. Saldremos adelante.