Mascarillas SAMU

El taller de mascarillas de SAMU: todos en acción contra el coronavirus

Ante la situación general de desabastecimiento de mascarillas y equipos de protección individual, SAMU ha dado un paso rápido y decidido en la búsqueda de soluciones concretas para la crisis con la habilitación exprés de un taller de fabricación de este tipo de recursos dirigidos tanto a la propia organización como a diferentes entidades que los requieran.

El 18 de marzo, solo cuatro días después de la implementación del estado de alarma en nuestro país, la entidad abrió una convocatoria de empleo para seleccionar a seis personas con experiencia en la costura industrial y con altos niveles de conocimientos y experiencia en el traslado de patrones. Solo dos días después, el viernes 20 de marzo, las seis expertas seleccionadas estaban produciendo a jornada completa las primeras mascarillas en las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla). Una semana después, al cierre de esta revista, el equipo ya estaba formado por doce profesionales, todas mujeres con una enorme pericia e implicación, y la producción se situaba en 500 unidades diarias.

Borja González, vicepresidente de Fundación SAMU, ha explicado que los primeros días fueron de pruebas constantes: materiales, tallas, diseños y patrones para hacer la mascarilla más cómoda y práctica posible.

“Es un taller con finalidad altruista pensado para aliviar la escasez de equipos frente a la crisis del coronavirus”, ha señalado. Las mascarillas no serán comercializadas ni tampoco destinadas a uso sanitario. “Teníamos tanta necesidad dentro de la propia entidad, que hemos distribuido las primeras remesas en nuestro equipo a lo largo y ancho del país. Ha sido un pequeño respiro para todos, puesto que se trata de un primer medio de protección para personas que están en entornos de riesgo constante. Después hemos empezado a distribuir a otras entidades, y la acogida es excepcional”.

Las mascarillas son 100% algodón, lavables y reciclables, fabricadas con un material muy agradable que permite llevarlas todo el día con comodidad. El objetivo es producir entre 3.000 y 5.000 mascarillas cada mes con el sello de Fundación SAMU.

SAMU coronavirus

SAMU, en estado de alerta para cuidar de las personas

Hace un mes no podíamos imaginar dónde estaríamos en este raro comienzo de primavera. La crisis del coronavirus ha cambiado las pautas de trabajo y las costumbres domésticas de todos. Vivimos bajo confinamiento y en estado de alarma, y todos los esfuerzos se dirigen a evitar los contagios, especialmente en la población de riesgo.

SAMU, como organización que aspira a la excelencia en la atención médico sanitaria y a colectivos vulnerables, está en la primera línea de la batalla contra el coronavirus en todos sus servicios, centros y delegaciones. Además de nuestro servicio de ambulancias, a cuya actividad hemos dedicado un capítulo especial de esta edición, hemos hablado con responsables de los recursos de la organización, todos son esenciales en estas semanas: la Escuela SAMU, los centros de menores extranjeros no acompañados, los centros para personas con discapacidad intelectual y los pisos para menores extranjeros no acompañados. Todos están dando lo mejor de sí mismos para, en el ámbito de sus responsabilidades, ayudar a contener el coronavirus.

Centros de menores: un “vuelco total”

¿Cómo convencer a un adolescente de que durante unas semanas no podrá salir con sus amigos? ¿Cómo concienciarle de que su contribución es clave para parar al virus? Los centros de menores de SAMU trabajan con decenas de menores que, de la noche a la mañana, han tenido que cambiar radicalmente sus costumbres: no más salidas, no más colegio, no más prácticas.

Los directores de los centros de El Castillejo (en El Bosque, Cádiz), Miguel de Mañara (en Montequinto, Sevilla) y de la Unidad de Acogida Temporal de Emergencia de Ceuta aseguran que los chicos han comprendido la gravedad de la situación y respetan las nuevas normas. “Es un vuelco total, pero hasta ahora su comportamiento está siendo excelente. Me tienen sorprendido”, admite Javier Olier, director de un centro para 24 chicos (de entre 16 y 18 años) en El Bosque.

Los centros son estos días un “búnker” en el que han cambiado horarios y actividades. En Ceuta, donde hay un grupo de 15 niños de entre 10 y 15 años (de un total de 80), los monitores han tomado el relevo del colegio en las tareas de alfabetización. “También estamos haciendo el juego del coronavirus, pintar un virus en la parte de arriba de la mano. Por la noche, cuando se acuesten, tienen que tener el muñeco borrado”, añade Rafael Gallardo, director del centro.

Todos prestan especial atención a las medidas higiénicas. En Miguel de Mañara han tenido que tomar especial precaución con un niño que sufre una enfermedad del sistema inmune: pasa estos días en una habitación para él solo y, si sale, es con mascarilla y guantes.

Por la tarde, los centros suelen programar talleres especiales sobre las tareas más variopintas, casi siempre útiles para luchar contra la pandemia: cómo elaborar mascarillas con camisetas, manualidades de murales y pancartas, risoterapia, música en directo, autoestima, cinefórum con películas y reportajes sobre el coronavirus…

En el centro de Inserción Socio-Laboral de Corteconcepción, en la Sierra de Aracena de Huelva, por ejemplo, el equipo educativo combate el sedentarismo y la inactividad con talleres de movimiento expresivo. “A través de esta actividad, los chicos desarrollan la imaginación, el placer por el juego, la improvisación, la espontaneidad y la creatividad, con el objetivo fundamental de ayudar a gestionar el estrés diario”, explican desde el centro.

“Tener a los niños todo el día encerrados nos obliga a darnos a la imaginación”, explica Julia Almeida, directora del Miguel de Mañara (25 niños de 12 a 18 años), que detalla una actividad muy especial: consiste en que cada chico exponga un objeto personal y cuente la historia de ese objeto. Así se trabaja el arraigo, la autoestima y el conocimiento de los compañeros.

En el caso de El Bosque tienen la suerte de que cultivan sus propias verduras en un huerto que estos días los chicos miman con especial cariño. Producen cebollas, lechugas de roble, escarola, pimientos… “No hemos llamado al frutero, las verduras han salido de aquí”, cuenta con orgullo Olier.

Pero si algo tienen claro en todos estos centros es que para seguir en la buena línea será esencial trabajar la motivación y la disciplina. “De nada vale que lo hagan dos días y luego se les olvide”, advierte Gallardo. “Todas las mañanas, antes de desayunar, durante el recuento, me siento con ellos y les cuento la situación para que sean conscientes de que hay que continuar con las medidas”, concluye Olier.

Pisos de acogida: el papel de los referentes

Si es difícil concienciar a un grupo de adolescentes de un centro, la situación es aún más compleja cuando los chavales viven en un piso con mayor libertad de movimientos. “Al principio el confinamiento fue complicado. La mayoría están acostumbrados a entrar y salir a sus centros escolares, sus prácticas o su ocio. Son adolescentes y algunos rompían la norma”, admite Juan Carlos Rodríguez, responsable de tres pisos para un total de 40 menores no acompañados (de 12 a 18 años) en Coslada, Rivas y Fuencarral (Madrid).

Sin embargo, el esfuerzo del equipo educativo está logrando revertir la situación: “Poco a poco, hablando mucho con ellos, están cumpliendo. Están entendiendo que, aunque a ellos no les afecte considerablemente, pueden generar una situación muy compleja”, añade Rodríguez.

Es el momento de poner en práctica estrategias y habilidades de negociación y mediación y de echar mano de cualquiera que pueda ayudar. Es el caso de Allae y Salah, dos chicos que acaban de cumplir la mayoría de edad, pero que siguen en los pisos por la alerta sanitaria. Su ayuda está siendo esencial: “Cuando son modelos positivos se convierten en referentes muy fuertes. Se les escucha bastante ante cualquier crisis o frustración, a veces más que a un educador, porque los chicos se identifican con ellos”.

Centros para personas con una discapacidad intelectual: “Gracias por ser la sonrisa”

Hace unos días los usuarios de la residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo) grabaron un vídeo en el que demostraban que ellos también saben lo que nos estamos jugando: “Tenéis que ser responsables, quédate en casa”. “Tenéis que lavaros las manos con frecuencia”, decían. Son personas con una discapacidad intelectual entre leve y moderada, y un día antes habían grabado otro vídeo para agradecer el trabajo de sus cuidadores. “Fue emocionante. No hacemos más que nuestro trabajo, pero llevamos unos días de muchos nervios y tensión para intentar protegerlos”, cuenta Sonia Oliver, directora del centro, que da servicio a 34 personas.

Estos días los pasacalles, las obras de teatro, los paseos con los perros que acoge la protectora de animales, el coro, los partidillos de fútbol o los cafés con las mujeres de este pequeño pueblo manchego se han sustituido por actividades de interior. Según Oliver, un cambio “brutal” que empezaron a aplicar dos días antes de que se decretara el estado de alarma.

“No salir es lo que peor llevan, porque lo asocian con una falta de premio”, confirma María José Tinoco, que dirige la residencia San Sebastián en Cantillana (Sevilla), con 56 usuarios. En este centro están documentando estas semanas en un diario fotográfico de la cuarentena. Los residentes tienen ahora menos tiempo para pasar fuera de sus habitaciones y se han configurado grupos de trabajo más reducidos para las actividades.

“Desde el momento en que hay una discapacidad intelectual podemos intuir que hay dificultad para gestionar determinadas situaciones o emociones”, resalta Tinoco. En Cantillana realizan talleres de emociones, donde aprenden a gestionar las emociones de estos días. De momento, funciona: cada día la hora del aplauso se adelanta unos minutos, porque todos quieren empezar a aplaudir los primeros.

La receta de Sonia Oliver es clara: “Darles información de lo que está sucediendo, que lo entiendan y que sepan que, si pasa algo, estamos preparados para cualquier urgencia. La sensación de que están protegidos es fundamental”.

El otro pilar debe ser la familia, estos días en la distancia. Hace unos días, Tinoco recibió una carta dirigida a todo el personal de su centro: “Gracias por ser la sonrisa, el apoyo, la motivación, la alegría, la calma, el paño de lágrimas, el cuidado de todos los residentes, que por desgracia sus familias no podemos darles en persona ahora”.

Unidad de Estancia Diurna San Lucas (Sevilla): el cierre, un “impacto para las familias”
Las unidades de estancia diurna están entre los centros cerrados por orden de las autoridades. Rocío Álvarez, directora en funciones de la unidad para personas con discapacidad intelectual de SAMU en Sevilla, cuenta que antes del cierre intensificaron los talleres de higiene de manos (adaptados a sus características) y enviaron una carta a las familias con recomendaciones para estos días.

El cierre es un impacto para las familias, porque deben reordenar su vida con una persona con discapacidad”, destaca Álvarez. Algunas se han agrupado para poder atender a personas con discapacidad que hasta ahora hacían uso de los centros de estancia diurna. Otros han reducido su jornada o reestructurado sus horarios.

Para el personal, el impacto también ha sido grande. Sin usuarios y por mucho trabajo que puedan hacer a distancia, hay servicios que no tiene continuidad. Álvarez asegura que el talante sigue siendo positivo: “Entendemos en lo que estamos”.

Escuela de SAMU: contribución a los gabinetes de crisis

Escuela de SAMU también ha alterado drásticamente su funcionamiento. Como todos los centros educativos del país, la formación presencial se ha sustituido por la educación a distancia mediante el uso de plataformas virtuales. Pero si algo distingue a SAMU es su experiencia en situaciones difíciles. Por eso, los alumnos del Máster de Enfermería se han volcado en la contribución a varios gabinetes de crisis.

“Es un grupo de alumnos bien formado y acostumbrado a trabajar de esta forma. Están prestando un gran apoyo a la rama sanitaria y prevención de riesgos”, apunta Thomas Couyotopoulo, responsable de la escuela.

Desde días antes de la declaración del estado de alarma, estos estudiantes trabajan sin descanso para recoger información de utilidad para los profesionales de SAMU, que sirve para actualizar los protocolos de prevención. Además, la Escuela está colaborando con la Junta de Andalucía en el estudio de un posible despliegue de un hospital de campaña. “En el máster estamos acostumbrados a hacer gabinetes de crisis y preparamos a los alumnos para estas situaciones”.

Lorenzo Benítez Distefar

“Estamos abiertos a nuevas alianzas con SAMU”

Lorenzo Javier Benítez Dueñas (Fuentes de Andalucía, Sevilla, 1959) creó en 2004, junto a su socio José Francisco Muñoz, Distefar, una empresa de referencia en la gestión integral de ensayos clínico. Recientemente, esta empresa sevillana ha realizado una importante donación de material a Escuela SAMU.

—¿Cómo surgió el proyecto empresarial Distefar?
—Distefar nació en 2004 con el propósito de ofrecer un servicio integral para el desarrollo de la investigación en ensayos clínicos. Mi socio procedía de la industria farmacéutica y yo del de la distribución de fármacos. Ambos decidimos poner en marcha este proyecto con el objetivo de solventar algunas de las problemáticas del sector farmacéutico y la investigación.

—¿Cuáles eran algunos de estos problemas?
—Uno de los problemas principales era que las CROs (organizaciones de investigación por contrato), que proporcionan asistencia a las industrias farmacéuticas, de biotecnología y de dispositivos médicos, no podían manejar medicamentos al no ser entidades sanitarias. Así, desde Distefar nos encargábamos de la gestión de fármacos en el ámbito de la investigación nacional y europea, atendiendo las necesidades de laboratorios, CRO´s, fundaciones y hospitales. Con el tiempo hemos ido aumentando la cartera de servicios, adaptándonos a las necesidades de nuestros clientes y consolidando así nuestra posición dentro de la investigación.

—¿Cuál es exactamente su labor?
—Por un lado adquirimos, almacenamos y distribuimos medicamentos para su investigación. Pueden ser moléculas nuevas o productos que ya se comercializan y ahora se les buscan otras ventajas farmacológicas. Y, por otro lado, también adquirimos y distribuimos todos los medicamentos que intervienen en un ensayo clínico, es decir, los llamados medicamentos concomitantes o de rescate.

—¿Cuál es el papel que juega España actualmente en el desarrollo de ensayos clínicos y dentro del sector farmacéutico en general?
—Cada vez son más los ensayos clínicos que se realizan en España. Antes, los grandes promotores y compañías farmacéuticas estaban en Estados Unidos, pero España está adquiriendo cada vez más peso gracias a la capacidad de reclutamiento de pacientes y los precios que ofrece. Además, el panorama está cambiando en Europa debido al Brexit. Los productos importados ya no pasan previamente por Reino Unido, y los promotores españoles prefieren trabajar con empresas nacionales.

—¿Cuáles son las grandes líneas de investigación de los ensayos clínicos actualmente?
—El 95% de los fármacos que adquirimos y distribuimos son para investigaciones oncológicas. Luego, en menor medida, también trabajamos con el campo de la hematología, pero sobre todo, oncología. Actualmente, uno de cada dos ensayos clínicos se centra en la oncología.

—¿Cuál es la situación de la investigación andaluza?
—Los ensayos clínicos llevados a cabo en los hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena, en Sevilla, son muy potentes. Ambos hospitales están dentro del top 10 español. Nosotros intervenimos poco en hospitales andaluces. No sé por qué, es algo que tenemos que trabajar.

—Recientemente Distefar ha realizado una importante donación de material a Escuela SAMU.
—Sí, ésta es la tercera vez que donamos material a SAMU, como guantes de nitrilo, jeringuillas, aguja hipodérmica, cloruro sódico, material fungible en general. Resulta un material muy útil para los estudiantes del Máster de Enfermería que se forman en las instalaciones de la Escuela SAMU en Gelves.

—¿Realizan otro tipo de donaciones a otras entidades similares?
Por lo general siempre colaboramos con SAMU por la relación que nos une. Hace unos años intentamos crear un hospital en Melilla. Los continuos viajes, las reuniones de trabajo y el proyecto en general hizo que estableciésemos una estrecha relación con don Carlos Álvarez Leiva. Hubo muchas dificultades para poner el proyecto en marcha y no pudo salir adelante, pero desde entonces mantenemos una buena relación.

—¿Hay en marcha más proyectos de colaboración con SAMU?
—El tiempo lo dirá. Nosotros estamos abiertos a nuevas alianzas.

Escuela de Oficios de SAMU

Escuela de Oficios de SAMU: una profesión para el futuro

SAMU inauguró el 7 de enero la Escuela de Oficios SAMU, un pionero programa formativo para personas en riesgo de exclusión social con el objetivo de proporcionar les un oficio y favorecer su inclusión laboral.

Una veintena de menores extranjeros no acompañados procedentes de centros de Sevilla gestionados por Fundación SAMU forman la primera promoción de alumnos de esta nueva escuela, cuya formación se centra en oficios con alta empleabilidad en nuestro país como mantenimiento, construcción, jardinería, metal, hostelería y servicios sociales. Así, los cursos que se imparten son de aprendiz de peón de mantenimiento, pintor, albañil, jardinería, soldador, pinche de cocina y auxiliar de monitor de apoyo a personas con discapacidad intelectual.

El acto inaugural, que se celebró en Gelves, contó con la presencia del delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla, Ricardo Sánchez Antúnez; el director general del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), David Morales Zamora; y la directora general de Infancia, de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, Antonia Rubio González; además del director general de SAMU, Carlos González de Escalada; el director de Escuela SAMU, Juan González de Escalada; y la directora de la nueva Escuela de Oficios, Lourdes Vázquez, junto a otros representantes de SAMU, la Diputación de Sevilla y otras instituciones.

“Podéis contar con el Instituto Andaluz de la Juventud para lo que necesitéis. Os invito a que nos visitéis y podáis ver todas las actividades que realizamos y en qué podemos ayudaros”, animó a los alumnos el director general del IAJ, David Morales.

Escuela de Oficios de SAMU

Antes, uno de los alumnos leyó un breve manifiesto en representación de sus compañeros en el que agradecía la oportunidad que les ha brindado SAMU y que les permitirá formarse en un oficio.
Tras la presentación, los asistentes realizaron una visita por las instalaciones de la Escuela SAMU y su nueva clínica de simulación, de la cual podrán disfrutar durante sus prácticas los alumnos de la Escuela de Oficios.

Los cursos que aquí se imparten, de una duración de cuatro meses, incluyen prácticas en empresas, lo que supondrá de media el 75% de la duración de la formación. La etapa teórico-práctica corre a cargo de profesionales del sector en coordinación con el equipo pedagógico de la Escuela SAMU y el equipo de integración socio-laboral del Área de Menores. El alumnado tiene un papel muy activo en su formación, persiguiendo conseguir la motivación, autonomía, iniciativa y responsabilidad necesarias para el desarrollo profesional y personal.

Con este proyecto, SAMU pretende recuperar la filosofía y objetivos de las antiguas Escuelas de Artes y Oficios de España, promovidas en el siglo XIX, y responder a la preocupación como entidad por dotar a estos menores, y en general a los jóvenes andaluces desempleados, de herramientas para favorecer su autonomía y ayudarles a incorporarse con éxito al mercado laboral para que, en definitiva, puedan llegar a ser personas adultas y responsables; incrementar las competencias y habilidades sociales de los destinatarios del programa; y apoyar la contratación a través de empresas colaboradoras.

El proyecto de la Escuela de Oficios SAMU se desarrolla en las instalaciones que la entidad tiene en Gelves (Sevilla), un complejo con 18.000 metros cuadrados con 15 aulas de formación y multitud de espacios de simulación donde ya se imparten otros programas formativos relacionados con el ámbito de la salud y los servicios sociales, como el Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) y el Máster en Medicina de Urgencias.

De momento, los alumnos de esta Escuela de Oficios son menores extranjeros que han llegado a España de manera irregular y que habitan en algunos de los centros de menas gestionados por Fundación SAMU, pero el objetivo final es que ésta sea una Escuela abierta a la que pueda acceder todo tipo de jóvenes que quieran formarse en un oficio.

SAMU cuenta con un total de 952 menores en acogida en todo el territorio nacional y, la mayoría, se encuentra en la etapa de pre-emancipación. Además, no existen recursos de mayoría de edad suficientes para acoger a estos niños cuando cumplan 18 años, de ahí la importancia de formarles en un oficio que les permita incorporarse y mantenerse en el mercado laboral para ser autosuficientes.

SAMU y en IAJ Escuela de Oficios

Primeros apoyos para la Escuela de Oficios SAMU

SAMU ha alcanzado un acuerdo con el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) en virtud del cual este organismo de la Junta de Andalucía colaborará en la difusión y en el desarrollo de uno de los proyectos más importantes de la organización en el calendario de 2020: la puesta en marcha de la Escuela de Oficios SAMU.

El proyecto Escuela de Oficios SAMU nace de la preocupación de la organización por dotar a los menores extranjeros no acompañados y, en general, a los jóvenes andaluces desempleados, de conocimientos, habilidades y herramientas para favorecer su autonomía y ayudarlos a incorporarse con éxito al mercado laboral.

Así, la Escuela de Oficios SAMU, un proyecto pionero en Andalucía, planteará diversos programas formativos para menores con el objetivo de dotar de un oficio a estos jóvenes y favorecer su inclusión laboral. Estos programas se centrarán en oficios con alta empleabilidad en nuestro país: mantenimiento, construcción, jardinería, metal, hostelería o servicios sociales, entre otros.

Entre los cursos anuales que darán cuerpo a esta escuela se han programado, entre otros, los de aprendiz de pinche de cocina, aprendiz de peón de albañil, aprendiz de soldador o auxiliar de monitor de apoyo a personas con discapacidad intelectual.

El director del IAJ, David Morales, se ha comprometido con el director general de SAMU, Carlos González de Escalada, a colaborar con el proyecto a través de la difusión activa de la iniciativa y de las sucesivas convocatorias de los cursos formativos.

Decano de los servicios de emergencia en España, SAMU ha formado desde mediados de los ochenta a más de 11.000 profesionales en los ámbitos de las Urgencias, Emergencias, Atención a las Catástrofes y Acción Humanitaria. Para ello dispone de la Escuela SAMU, un complejo de 18.000 metros cuadrados localizado en Gelves (Sevilla) y dotado con diversos espacios de simulación, que está considerado uno de los más avanzados de Europa en su especialidad.

SAMU, a través de su Fundación, es la principal entidad nacional en la gestión de centros de acogida de menores extranjeros no acompañados, con cerca de 1.000 niños atendidos en todo el territorio nacional.

Comida navidad SAMU

Así fue la comida de Navidad de SAMU

El Real Círculo de Labradores de Sevilla fue el escenario de la fiesta de Navidad de SAMU 2019, una jornada festiva y de confraternización de toda la organización que se consolida año tras año y que, en esta edición, contó con la participación de más de 250 compañeros llegados de todos los puntos de Andalucía y del país. Junto al Guadalquivir, se sirvió un cóctel amenizado con música para todo el equipo que se alargó, en algunos casos, hasta entrada la noche.

Carlos González de Escalada, director general de SAMU, agradeció a todos los compañeros su presencia para disfrutar de esta jornada de amistad y distensión después de un año, en ocasiones, “convulso”. “Todo lo que conseguimos es posible por vosotros. Sois un equipazo”, enfatizó el director general.
Durante la fiesta, se hizo un reconocimiento a los centros que más han destacado en la reciente campaña de recogida de kilos de comida para el Banco de Alimentos, que se ha saldado con casi una tonelada, con el liderazgo de los centros de La Cartuja (85 kilos), Santa Ana (86) y, de forma destacada, por el centro de menores de El Bosque (522), cuyo equipo se ganó un jamón ibérico como premio por su esfuerzo y lo celebró a lo grande en el salón del Real Círculo de Labradores.

Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, recordó como en 2007 recibió una llamada de la Junta de Andalucía solicitando la ayuda de la organización para atender a los menores que estaban llegando de forma masiva a las playas de Motril. “Aquello significó un gran reto para la familia SAMU. Fue el principio del camino que nos lleva hasta la posición de enorme responsabilidad que ocupamos hoy”, apuntó.

Álvarez Leiva dirigió la entrega de reconocimientos a personas que han destacado por su labor en cada una de las áreas de la organización, y brindó con todo el equipo: “Todos tenemos una familia de sangre, de la que estoy muy orgulloso, y otra familia que es la que te vincula a la vida y a la tierra. Ambas están cargadas de emociones y sentimientos, y hoy todos vosotros formáis parte inequívoca de esa familia. Os deseo lo mejor. Buscad la felicidad interior bruta: será la única manera de hacer felices a las personas con las que trabajamos”.

Curso Directivos SAMU

Concluye el I curso de Desarrollo Directivo de SAMU: Preparados para liderar

Escuela SAMU ha finalizado la primera edición del curso de Desarrollo Directivo, dirigido a los directores de los centros de SAMU y Fundación SAMU. Este programa formativo, de carácter presencial, arrancó el 27 de marzo y concluyó el 9 de octubre. En él han participado un total de 21 alumnos.

El objetivo de este curso, dividido en nueve módulos y con clases cada quince días, era que los alumnos adquiriesen las habilidades directivas necesarias para su desarrollo en SAMU. De este modo, se ha realizado una formación teórica-práctica, donde se ha utilizado el método del caso, que ha permitido a los alumnos conocer y trabajar problemas reales de la empresa, además de analizar información, trabajar en equipo y tomar decisiones. Este método traslada al aula situaciones reales que enfrenta a los alumnos a dilemas habituales de los directivos, y permite un intercambio de conocimiento entre todos los profesionales del curso.

Entre las competencias generales de este programa destacan conocer la empresa y sus protocolos institucionales, conocer estrategias de marketing, identificar los procedimientos de la gestión jurídica y financiera, desarrollar habilidades de liderazgo, gestionar el estrés y la frustración, aplicar técnicas de resolución de conflicto y mediación, conocer la función del compliance en la institución, gestionar el conocimiento e identificar las nuevas áreas de innovación, sostenibilidad e igualdad.

Entre los docentes del curso destacan Carlos González de Escalada, director general de SAMU; Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU; Almudena Chávez, directora de Innovación; Enrique Yrazusta, del departamento Jurídico; y Ángela Palomares, del departamento de Laboral, entre otros.

Médicas Fuerzas Armadas de Perú

Una nueva conexión con América

SAMU formará durante 30 meses en Gelves (Sevilla) a tres mujeres médicas de la élite de las Fuerzas Armadas de Perú en un programa académico en atención prehospitalaria, emergencias, catástrofes y gestión de crisis, y prevención de riesgos de desastres. Estas tres oficiales ya están en la ciudad, como resultado de un convenio firmado por la organización sevillana y el Ministerio de Defensa del país andino.

La mayor (comandante) Carol Janeth Arias Fajardo del Ejército de Tierra; la teniente primero Mariel Sayuri Jaimes Ferreyra perteneciente a la Marina; y la capitana médico Shaila María Clara Caqui Yanet, de la Fuerza Aérea de Perú, ya han empezado su adiestramiento en SAMU.

Durante dos años y medio, recibirán una formación exhaustiva especializada en urgencias, emergencias y acción social y humanitaria, que incluye su participación en el Máster de Emergencias Médicas de SAMU y la Fundación San Pablo Andalucía CEU.

Su adiestramiento también contempla los cursos especializados en medicina táctica que imparte Escuela SAMU, como el curso de Prehospital Trauma Life Support (PHTLS), que cuenta con la acreditación de la National Association of Emergency Medical Technicians (NAEMT), líder mundial en programas educativos de emergencias sanitarias, entre otros.

“Tenemos unas expectativas muy altas. Nuestra meta es afianzar nuestros conocimientos y adquirir otros nuevos que nos permitan abrir en Perú una escuela de emergencias similar a la que SAMU tiene en Sevilla”, explica la mayor Arias Fajardo. “La Marina sí cuenta con cursos similares, pero no son tan completos ni de tan alto nivel como el que tienen aquí”.

Además de su formación, estas oficiales también participarán en el resto de servicios profesionales de SAMU, como el traslado de pacientes críticos, o en los diferentes dispositivos sanitarios llevados a cabo por la entidad en Sevilla, como, por ejemplo, los eventos deportivos de la ciudad (Carrera Nocturna del Guadalquivir, Maratón de Sevilla) o las coberturas de emergencias de los partidos del Sevilla FC.

El director general de SAMU, Carlos González de Escalada, destaca que este acuerdo con el Ministerio de Defensa de Perú es un gran desafío tanto para las tres oficiales médicas como para la propia organización. “El convenio será un escenario de transferencia de tecnología, intercambio de experiencias, actividades de investigación científica y organización de programas académicos de alcance internacional”, subraya González De Escalada.

“En Perú, la Marina cuenta con un plan de formación en control de desastres pero éste no contempla tantos escenarios ni tiene el mismo nivel que aquí. La formación que reciba en España durante estos meses me va a ayudar mucho a profundizar y afianzar los conocimientos que ya tengo, y, sobre todo, me va a ayudar a desarrollar y a implantar en Perú un protocolo de riesgos y atención de emergencias y urgencias de gran nivel”, comenta la mayor Arias Fajardo, médico anestesióloga. “A las tres nos encantaría abrir en Lima una escuela de emergencias como la que tenéis aquí”.

Ninguna de las tres oficiales se sorprenden cuando durante la recepción celebrada en las oficinas centrales de SAMU, en Sevilla, se destaca el hecho de que todas ellas son mujeres. “Ser femenina en las instituciones públicas es muy difícil, pues hasta ahora era un mundo masculino. Ahora se habla mucho del empoderamiento de la mujer y cada vez son más las mujeres oficiales que estamos en diferentes misiones, y ya hay mujeres oficiales de servicio que han alcanzado este año el rango de coronel”, explica Arias Fajardo.

“Ser mujer en la Marina de Guerra del Perú es un gran reto, ya que tenemos que llegar al mismo nivel que los hombres y, sobre todo, no dejarnos limitar en las funciones”, añade la teniente primero Mariel Sayuri Jaimes Ferreyra, perteneciente a la Marina. “Podemos cumplir con el mismo papel que cumplen los hombres e, incluso, mejorarlo”.

Seguridad Escuela SAMU

“El que no tiene miedo en un incendio no es un valiente, es un inconsciente”

Eduardo Sánchez (Sevilla, 1971) trabaja como bombero desde hace 17 años tras abandonar su trabajo en una empresa dedicada a la organización de eventos y decidirse por cumplir su sueño de niño. Desde hace algunos años colabora con SAMU en el desarrollo de varios cursos de formación como el de rescate en altura y el de seguridad dirigido a la plantilla de la organización.

—¿Por qué decidió ser bombero?
—Era un sueño que tenía desde niño, pero, en un primer momento, me dediqué a otra cosa totalmente diferente: la organización de eventos. Un día conocí a un bombero que me animó a presentarme a las oposiciones y así lo hice. Tenía 28 años.

—¿El riesgo de ser bombero es mayor al de su empleo anterior?
—Todos los trabajos tienes cosas buenas y cosas malas. En mi antiguo trabajo yo era el encargado de que todo saliera adelante. Me encargaba de contratar el catering, la orquesta, el equipo de luces, de sonido, la carpa… Si alguna de esas cosas fallaba, el responsable era yo y esa presión me quitaba el sueño a veces. Como bombero, tengo otro tipo de presión. Hay situaciones que te crean mucho estrés, como por ejemplo cuando alguien se encuentra atrapado. En una ocasión, el brazo de una mujer se quedó atrapado en una maquina amasadora. Ver a esa persona consciente, llorando y suplicándote que la saques de allí te crea mucho estrés. Cuando la gente ve llegar a los bomberos piensa ‘ya está el problema resuelto’, pero no es así. Cada caso es único. De hecho, la primera y única vez que he desmontado una máquina de amasar fue esa. También es un trabajo muy gratificante cuando sale todo bien. Las pasadas navidades, una chica metió los dedos en una trituradora de papel. Era una oficina llena de gente y la chica no paraba de llorar y gritar. Fue muy estresante, pero cuando salvamos su mano todo el mundo aplaudió. Fue muy emocionante.

—¿Ha pasado miedo alguna vez?
—Muchas veces. El que no tiene miedo en un incendio no es un valiente, es un inconsciente. El valiente es el que tiene miedo y lo supera. Como bombero, sabes que existe un peligro, te da miedo, por supuesto, pero sabes que tienes que hacerlo y lo haces. Tampoco te paras mucho a pensar. Sabes que tienes que entrar en un incendio y entras. Siempre quieres pensar que no te va a pasar nada.

—¿Ha vivido alguna situación que no le gustaría volver a repetir?
—Sí, especialmente incendios con mucha temperatura o con mucho humo en los que sabes que la salida está muy lejos y no puedes respirar bien. Pero una de las situaciones más complicadas fue cuando tuvimos que rescatar a dos albañiles que estaban subidos en un andamio de tres pisos de altura. Estaban derribando una casa cuando una de las paredes cedió. Cuando llegamos, los albañiles ya llevaban entre 15 y 20 minutos sujetando la pared encima del andamio. Subimos dos a relevarles, los albañiles bajaron y ahora el marrón era nuestro. Si soltábamos, la pared nos aplastaba y nos tiraba al suelo desde una altura de tres pisos. Íbamos pensando qué hacer mientras sujetábamos la pared por turnos. Al final, conseguimos sujetarla y tirarla sin riesgo, pero hubo momentos en los que pensaba que la pared podía caerme encima.

—¿Cómo surgió su colaboración con SAMU?
—Un año fui como bombero voluntario al Crisis Task Force, experiencia que repetí varios años más. A raíz de ahí conocí a Juan González de Escalada, director de la Escuela SAMU. Más tarde, fui a conocer las instalaciones de la Escuela y surgió la oportunidad de colaborar impartiendo un curso de rescate en altura. Yo estaba muy liado y tenía mucho trabajo, pero al final accedí y empecé a venir los lunes por la mañana.

—¿Cómo fue la experiencia de ese primer curso?
—Muy buena. Me lo pasé tan bien que decidí reservar los lunes para SAMU. De hecho, dos de mis alumnos, Noelia y Pablo, ambos enfermeros, están trabajando actualmente en un helicóptero de rescate en Castilla y León. Para mí, eso es un orgullo. La primera vez que hicieron un nudo en una cuerda fue conmigo y ahora están rescatando a personas en un helicóptero.

—Actualmente imparte un curso dirigido a los trabajadores de SAMU sobre seguridad y cómo actuar en caso de incendio. ¿Cuáles son los objetivos de este curso?
—Los objetivos principales son saber qué hay que hacer en caso de incendio, tener conocimientos de cómo es un incendio en realidad y aprender a usar un extintor. El 90% de la población tiene una imagen distorsionada de lo que es un incendio. Lo que vemos en la tele y en el cine no es real, y eso causa mucho daño y da una falsa seguridad.

—¿A qué se refiere exactamente?
—Si cogiera a toda la población, la sentara en mi cama y le dijera: “Voy a encender un mechero abajo, en el salón, y por cada minuto que estéis sentados en la cama os voy a dar mil euros”. Estoy seguro de que el 80% no salía de mi casa. Las personas no conocen la velocidad real de un incendio interior. Ellos conocen el fuego que ven en la televisión, donde dos personas se pelean durante media hora rodeados por las llamas, o el fuego de la chimenea o un incendio exterior, que son muy diferentes.

—¿En qué se diferencian?
—En una chimenea, el 80% de la energía y el calor se van por el tiro; y en un incendio exterior, se va todo, por supuesto. Sin embargo, en un fuego interior, toda la energía se queda ahí y se retroalimenta. En un minuto y medio, una habitación queda totalmente en llamas, y en dos minutos, todo aquel que no haya salido de la casa se queda atrapado.

—¿Cree que no somos conscientes de los peligros que supone un fuego?
—En España existe muy poca cultura de la prevención. La gente piensa que los accidentes de tráfico y los incendios sólo los tienen los demás o las personas despistadas, y no es así. Un aire acondicionado o una tele, sólo por el hecho de estar enchufados, pueden salir ardiendo, aunque estén apagados. Tampoco somos conscientes del peligro del humo, que contiene monóxido de carbono y actúa como anestesia. Cuanto más monóxido respires, más te duermes. He ido a muchos incendios en los que te encuentras a personas muertas en sus camas sin que las llamas hayan llegado a la habitación. La población no es consciente de lo importante que es tener detectores de humo en casa. ¿Sabes cuánto cuesta un detector? Seis euros.

formación extinción de incendios SAMU

SAMU pone en marcha un plan interno de formación en seguridad y extinción de incendios

En una apuesta por la seguridad de las personas que forman parte de la organización y por la prevención de riesgos laborales, SAMU ha puesto en marcha un programa de formación de extinción de incendios dirigido a toda su plantilla. Esta iniciativa se ha centrado de forma especial en los profesionales de los centros de acogida de menores que Fundación SAMU gestiona en diferentes puntos de España, además de en los trabajadores de las residencias y unidades especializadas en la atención de personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta, y de la clínica de salud mental SAMU Wellness situada en Montequinto (Sevilla).

El objetivo de estos cursos teórico-prácticos, que arrancaron hace casi un año, es formar a los trabajadores de SAMU sobre cómo actuar en caso de un incendio y, de forma particular, cómo utilizar un extintor. “Tenemos una imagen muy distorsionada de los incendios. No somos conscientes de lo rápido que se propaga un fuego y de su peligro”, advierte Eduardo Sánchez Manzanares, bombero de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y de la Diputación de Sevilla, además de instructor de este curso. “En mi clase pongo un vídeo donde se aprecia cómo en sólo tres minutos un salón queda totalmente calcinado”.

A través de este curso, de seis horas de duración, se pretende que los trabajadores de SAMU sepan cómo actuar en caso de alerta por fuego, que tengan conocimiento de cómo es un incendio en realidad y que, si algún día tienen que utilizar un extintor, sepan cuál es su capacidad. “Que no sea ésa la primera vez que cojan un extintor, que tengan una experiencia previa en su manejo y lo hagan con seguridad”, apunta el bombero.

Eduardo Sánchez ha viajado a los diferentes recursos que SAMU tiene en las provincias de Zaragoza, Madrid, Málaga, Córdoba o Cádiz para impartir este curso de extinción de incendios, mientras que otros trabajadores han acudido a las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla) para recibir la formación, como fue el caso en julio de las plantillas del centro de Inserción Socio-Laboral (ISL) Polanco y de los nuevos recursos de El Castillo de las Guardas y Corteconcepción, todos ellos en la provincia de Sevilla.

“Aunque yo os grite, tenéis que mantener la calma. Os grito porque, si se produce un incendio, os vais a encontrar una situación muy estresante y caótica y tendréis que mantener la calma”, indicaba a algunos de los empleados del centro ISL Polanco Eduardo Sánchez, que también colabora con Escuela SAMU es sus cursos de rescate en altura desde hace varios años. “¡Apuntad a la base, al origen del fuego!”, gritaba. “¡Corre, coge otro extintor, ése está vacío!”; “Corre, corre, que te quemas”; “¡Aquí hay madera de bombero!”.

Los empleados de SAMU realizan las prácticas del curso ataviados con un casco y una chaqueta propia de los bomberos. “El calor no es el problema, sino lo que pesa la chaqueta, que te impide moverte con facilidad”, señalaba una trabajadora del centro ISL Polanco.

“El que no le tiene miedo a un incendio no es un valiente, es un inconsciente”, comentaba Eduardo Sánchez, que a los 28 años dejó su trabajo en una empresa especializada en la organización de eventos para presentarse a las oposiciones de bombero, su sueño desde niño. “Un televisor o un aire acondicionado, por el mero hecho de estar enchufados, pueden provocar un incendio, aunque estén apagados, por eso es tan importante tener en casa detectores de humo”, explicaba el bombero. “El monóxido de carbono actúa como anestesia y, por desgracia, he vivido casos donde las víctimas han fallecido mientras dormían por respirar monóxido de carbono, es decir, por el humo, no por el fuego”.