Kone Yossodjo atleta SAMU

Kone: Hacia el futuro a toda velocidad

Paco Vallés mira el cronómetro. Es la última vuelta. Hoy, el entrenamiento ha empezado antes. Una periodista va a entrevistar a su pupilo, pero ni siquiera esta visita especial hace que su chico baje el ritmo y su marca. Kone corre solo, sin el apoyo de otros compañeros porque “nadie es capaz de seguir su ritmo”, explica Vallés. “Levo más de 35 años entrenando a jóvenes atletas y nunca había tenido a nadie tan rápido como él”.

Son las ocho de la tarde y la noche y el frío ya han caído sobre la pista de las Instalaciones Deportivas La Cartuja, en Sevilla. Kone, atleta de fondo, recorre sus últimos metros hasta llegar a su entrenador y se apresura a estirar. Una larga sonrisa marca su cara. Es todo alegría y satisfacción, nadie diría que lleva dos horas corriendo. “Kone no está serio ni cuando corre”, comenta su entrenador, que conoció al atleta en julio de 2016 a través de una ONG que ayuda a jóvenes promesas del deporte sin recursos.

Kone Yossodjo tenía 14 años cuando se marchó de Costa de Marfil, su país natal. La guerra, la posterior muerte de su padre y los problemas económicos de su familia le obligaron a marcharse de casa, dejando atrás a su madre y a cuatro hermanos. Primero emigró a Marruecos y luego a España. El joven asegura que “siempre” le había gustado correr, pero de forma amateur, según explica él mismo, y en Casablanca, donde acabó viviendo, continuó entrenando a la vez que trabajaba en un restaurante de comida rápida, “o en lo que saliera”.

La vida en Marruecos tampoco fue fácil. “Sin permiso de residencia no podía competir en ninguna carrera. Además, había mucho racismo y allí tampoco tenía futuro, por lo que decidí arriesgar mi vida, subirme a una patera junto con otros 12 chicos, cruzar el Estrecho y llegar a España”. Era mayo de 2016 y tenía 16 años. Los otros jóvenes que llegaron con él a Tarifa (Cádiz) en aquella patera decidieron continuar su viaje hacia Francia, pero él optó por quedarse en España, al igual que Abel Agbo, joven futbolista que ha sido recientemente fichado por la cantera del Cádiz CF. Kone y Abel se conocieron en el punto de encuentro establecido antes de subirse a la patera y luego, una vez en España, coincidieron en el centro de acogida de menores extranjeros Miguel de Mañara de la Fundación SAMU, en Dos Hermanas (Sevilla).

“Desde SAMU siempre me han apoyado y me han ayudado para que continuase con mis entrenamientos”, reconoce Kone, que el pasado 19 de diciembre cumplió la mayoría de edad. “Cumplir los 18 años siempre me había asustado. Sabía que eso significaba abandonar el centro de acogida y no tener la protección de SAMU. Una opción era entrar en un piso para mayores de 18 años, pero allí si cometes cualquier fallo, por pequeño que sea, te echan. Además, yo quiero seguir entrenando y necesito una disciplina en la alimentación y el descanso”, continua hablando el joven, que reconoce haber tenido mucha suerte al encontrar una familia americana residente en Sevilla que le ha ofrecido vivir en su casa una vez cumplida la mayoría de edad para que pueda centrarse en su carrera deportiva.

Kone reconoce que entrena seis días a la semana, sólo descansa los viernes. Lo hace en la pista de atletismo de las Instalaciones Deportivas La Cartuja o por libre en algún parque urbano de Sevilla, un importante esfuerzo que durante varios meses ha compaginado con unas prácticas laborales en la Residencia Santa Ana de la Fundación SAMU, en le barrio de Triana, especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual y daño cerebral sobrevenido.

El reto que se han fijado ahora Kone y su entrenador Paco Vallés es conseguir una marca que le dé el pasaporte para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Estamos en año preolímpico y vamos a poner toda la carne en el asador para conseguir una buena marca. Y para ello vamos a ir a todos los campeonatos que podamos. Ésta es la única manera de lograr una buena marca”, señala Vallés. “Tenemos mucha ilusión tanto él como yo. Kone lo lleva en la sangre”.

Ambos hombres tienen en mente participar entre enero y febrero en el Campeonato de Andalucía de Pista Cubierta (3.000 metros) que se celebrará en Antequera, y en el campeonato de España de esta misma distancia, que se celebrará en Madrid, además de otros circuitos de campo a través y, en verano, en los campeonatos de Andalucía y de España al aire libre de 8.000 y 10.000 metros.

Según explica su entrenador, de momento, la mejor marca de Kone en una prueba de 3.000 metros es de 8’ 58’’. Entre sus triunfos destaca el tercer puesto en la última Carrera Nocturna del Guadalquivir, celebrada en septiembre en Sevilla. Además, fue subcampeón de España en la categoría juvenil en 2017 y, durante tres años consecutivos, ha ganado el Circuito K10 del Instituto Municipal de Deportes de Sevilla, dos veces en la categoría de juveniles y una en la de junior.

“Kone es un chico muy sanote y muy buena persona. Es disciplinado y sigue muy bien las instrucciones”, asegura su entrenador. “El sacrificio y el sufrimiento son sus puntos fuertes, de hecho su lema es ‘Se sufre en el entrenamiento para disfrutar en la competición’. Es cierto que para llegar más lejos hay que regularizar su situación en España y esperamos que gracias al deporte todo sea más fácil”, continúa.

Además de a Kone Yossodjo, Paco Vallés también entrena a otro chico de Marruecos de 18 años que llegó a España en una situación similar a la de Kone y que vive en un centro de los Salesianos, el velocista Bachir Hassami. “Estoy muy orgulloso de los dos. Tanto Kone como Bachir son grandes promesas del atletismo. Estoy seguro de que los dos van a conseguir grandes triunfos en el mundo del deporte”.