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Apoyo psicológico frente al Covid-19: La voz al otro lado del teléfono

Un gabinete formado por doce psicólogos de SAMU, principalmente de la clínica de salud mental SAMU Wellness, y de consultas privadas, todos ellos especializados en Psicología Clínica, ofrecen apoyo psicológico a pacientes y familiares del Hotel Alcora (Sevilla) y la Residencia de Tiempo Libre El Burgo de la Línea de la Concepción (Cádiz). Estos profesionales también asisten a trabajadores de SAMU que intervienen en el traslado de pacientes en Madrid o en alguno de los centros medicalizados mencionados anteriormente. Desde que se puso en marcha este servicio a finales de marzo, se han realizado más de 400 intervenciones psicológicas.

“El proyecto nació tras observar la magnitud creciente de los casos y las medidas de confinamiento tomadas para su prevención. Pensamos en las consecuencias psicológicas que podría sufrir la sociedad y cómo podríamos ayudar desde nuestra experiencia. Al mismo tiempo, se estaban gestando dos proyectos sanitarios dentro de SAMU: la apertura del Hotel Alcora como centro medicalizado de recepción de pacientes positivos derivados de residencias de ancianos, y el traslado de personas mayores de la residencia de Alcalá del Valle hasta la Residencia de Tiempo Libre El Burgo, en La Línea de la Concepción”, explica Roberto Alconada Padilla, psicólogo de SAMU Wellness y coordinador de este proyecto.

El trabajo de estos psicólogos se basa principalmente en gestionar la angustia de los familiares de los pacientes ingresados, ofrecerles información sobre su traslado y estado de salud, contener las respuestas emocionales a la situación de crisis que se presenta por tener a un familiar positivo en Covid-19 y ofrecerles herramientas para afrontar la situación cuando la persona se ve desbordada. Todo ello, de forma telemática.

“Otro trabajo ha sido el de gestionar la angustia de los propios usuarios ingresados. Muchos de ellos han presentado sintomatología ansioso-depresiva, crisis de angustia y desorientación”, continúa Roberto Alconada.

También se ofrece apoyo y tratamiento psicológico a los profesionales sanitarios, piezas claves en este proceso. “Estar lejos de la familia, o exponerse a situaciones de riesgo y de desgaste por los equipos de protección individual utilizados durante la jornada laboral pueden llevar a un desbordamiento de la situación que puede desencadenar en síntomas postraumáticos”, señala.

Las intervenciones se realizan de forma telefónica o por videollamada. Dependiendo del caso, se hacen sesiones diarias, semanales o quincenales.

“Lo más duro son las situaciones de duelo tras el fallecimiento de un familiar. Los familiares no pueden despedirse en condiciones de su ser querido. En el mejor de los casos podrán despedirse del difunto una vez acabe la crisis, fecha que nadie conoce. Por esta razón, en los centros gestionados por SAMU, la realización de videollamadas es algo primordial y de vital importancia”, destaca el psicólogo. “Estar lejos de un familiar contagiado resulta una situación vital estresante, más aún si la persona está en fase terminal. Para la familia es muy importante estar ‘presente’ aún en la distancia. Poder acompañar a su padre o madre en sus últimos días permite que la situación posterior de duelo sea más fácil de llevar”.

“También estamos tratando duelos de familias a las que no se les ha permitido despedirse de su ser querido en otros hospitales de España. Nos estamos encontrando familias muy desbordadas, situaciones que pueden desencadenar en duelos complejos por la mala gestión del fallecimiento. Nuestro gabinete de psicología acompaña a la familia antes, durante y después del fallecimiento”, continua Roberto Alconada.

El psicólogo de SAMU Wellness destaca que a la sociedad no se le ha preparado para esta pandemia y que cada persona tiene que utilizar sus propios recursos para hacer frente a esta situación. “Si contamos con herramientas útiles saldremos airosos de esta crisis, pero si las herramientas con las que contamos (o la situación en la que nos encontramos) no son las mejores, contar con un equipo de psicología que pueda ayudarnos a adquirir estrategias de afrontamiento más adaptativas es algo muy beneficioso. Saber que al otro lado del teléfono hay una persona que te escucha, entiende por lo que estás pasando y te ofrece técnicas para gestionar la situación hace que la situación de crisis se lleve de una forma más saludable y con el menor impacto emocional posible”.

Hotel Alcora SAMU psicólogos covid

Psicólogos de SAMU Wellness ofrecen apoyo a pacientes, familiares y trabajadores durante la crisis sanitaria

Un gabinete formado por doce psicólogos de SAMU, principalmente de la clínica de salud mental SAMU Wellness, y de consultas privadas, todos ellos especializados en Psicología Clínica, ofrecen apoyo psicológico a pacientes y familiares del Hotel Alcora (Sevilla) y la Residencia de Tiempo Libre El Burgo de la Línea de la Concepción (Cádiz). Estos profesionales también asisten a trabajadores de SAMU que intervienen en el traslado de pacientes en Madrid o en alguno de los centros medicalizados mencionados anteriormente. Desde que se puso en marcha este servicio a finales de marzo, se han realizado más de 400 intervenciones psicológicas.

“El proyecto nació tras observar la magnitud creciente de los casos y las medidas de confinamiento tomadas para su prevención. Pensamos en las consecuencias psicológicas que podría sufrir la sociedad y cómo podríamos ayudar desde nuestra experiencia. Al mismo tiempo, se estaban gestando dos proyectos sanitarios dentro de SAMU: la apertura del Hotel Alcora como centro medicalizado de recepción de pacientes positivos derivados de residencias de ancianos, y el traslado de personas mayores de la residencia de Alcalá del Valle hasta la Residencia de Tiempo Libre El Burgo, en La Línea de la Concepción”, explica Roberto Alconada Padilla, psicólogo de SAMU Wellness y coordinador de este proyecto.

El trabajo de estos psicólogos se basa principalmente en gestionar la angustia de los familiares de los pacientes ingresados, ofrecerles información sobre su traslado y estado de salud, contener las respuestas emocionales a la situación de crisis que se presenta por tener a un familiar positivo en Covid-19 y ofrecerles herramientas para afrontar la situación cuando la persona se ve desbordada. Todo ello, de forma telemática.

“Otro trabajo ha sido el de gestionar la angustia de los propios usuarios ingresados. Muchos de ellos han presentado sintomatología ansioso-depresiva, crisis de angustia y desorientación”, continúa Roberto Alconada.

También se ofrece apoyo y tratamiento psicológico a los profesionales sanitarios, piezas claves en este proceso. “Estar lejos de la familia, o exponerse a situaciones de riesgo y de desgaste por los equipos de protección individual utilizados durante la jornada laboral pueden llevar a un desbordamiento de la situación que puede desencadenar en síntomas postraumáticos”, señala.

Las intervenciones se realizan de forma telefónica o por videollamada. Dependiendo del caso, se hacen sesiones diarias, semanales o quincenales.

“Lo más duro son las situaciones de duelo tras el fallecimiento de un familiar. Los familiares no pueden despedirse en condiciones de su ser querido. En el mejor de los casos podrán despedirse del difunto una vez acabe la crisis, fecha que nadie conoce. Por esta razón, en los centros gestionados por SAMU, la realización de videollamadas es algo primordial y de vital importancia”, destaca el psicólogo. “Estar lejos de un familiar contagiado resulta una situación vital estresante, más aún si la persona está en fase terminal. Para la familia es muy importante estar ‘presente’ aún en la distancia. Poder acompañar a su padre o madre en sus últimos días permite que la situación posterior de duelo sea más fácil de llevar”.

“También estamos tratando duelos de familias a las que no se les ha permitido despedirse de su ser querido en otros hospitales de España. Nos estamos encontrando familias muy desbordadas, situaciones que pueden desencadenar en duelos complejos por la mala gestión del fallecimiento. Nuestro gabinete de psicología acompaña a la familia antes, durante y después del fallecimiento”, continua Roberto Alconada.

El psicólogo de SAMU Wellness destaca que a la sociedad no se le ha preparado para esta pandemia y que cada persona tiene que utilizar sus propios recursos para hacer frente a esta situación. “Si contamos con herramientas útiles saldremos airosos de esta crisis, pero si las herramientas con las que contamos (o la situación en la que nos encontramos) no son las mejores, contar con un equipo de psicología que pueda ayudarnos a adquirir estrategias de afrontamiento más adaptativas es algo muy beneficioso. Saber que al otro lado del teléfono hay una persona que te escucha, entiende por lo que estás pasando y te ofrece técnicas para gestionar la situación hace que la situación de crisis se lleve de una forma más saludable y con el menor impacto emocional posible”.

 

Covid salud mental estado de alarma

Pacientes de salud mental durante la crisis del Covid-19: un grupo de riesgo olvidado

La crisis social generada por el virus Covid-19 ha conllevado el establecimiento de medidas extremas por parte de los estados para controlar la expansión del virus. En España, el estado de alarma declarado el 14 de marzo ha impuesto importantes restricciones que limitan la cotidianeidad de las personas. En concreto, el confinamiento en los hogares es una de las medidas que podrían tener efectos psicológicos notables.

Entre las cuestiones que pueden influir en esta evolución, están factores específicos del estresor: duración, impredecibilidad y nivel de repercusión, entre otros. En la situación actual, los factores implicados son múltiples y carecemos de referencias para poder cuantificar su impacto.

Una situación de carácter traumático

Nuestro cerebro está sufriendo estrés postraumático, en un grado u otro, en función de la capacidad individual y de la experiencia previa y los mecanismos que utilicemos para que esta situación se vaya integrando. El cerebro reacciona desde el sistema reptiliano ante este tipo de situaciones inesperadas, súbitas y traumáticas, y una de las funciones que tiene ese sistema es, a veces, desconectarse para atacar o correr, o congelarse realizando conductas agresivas, pasivas o drásticas de manera automática.

En muchas personas esta situación estresante va a conectar con experiencias similares anteriores no resueltas. En consulta hay a quien la situación de estar en casa “encerrados” les está precipitando recuerdos infantiles de castigo, de miedo y de pérdida de libertad. Otras personas más mayores están recuperando recuerdos narrativos de sus abuelos que vivieron en la guerra y afrontaron momentos de extrema necesidad.

Las noticias sobre la situación de enfermedad y muerte pueden estar resurgiendo recuerdos acerca de enfermedades previas o duelos no resueltos. Estos ejemplos sirven para clarificar que muchas de las emociones que estamos experimentando tienen su origen en el pasado traumático y no se justifican únicamente por lo que vivimos ahora. Por tanto, cuantos más traumas no resueltos asociados al estrés de esta situación tengamos, más probabilidad de estar sufriendo en estos momentos.

Personas con mayor  vulnerabilidad

Se habla de grupo de riesgo para contraer el virus, pero a los profesionales de la salud mental también nos interesa tener en cuenta a las personas con vulnerabilidad psicológica y/o psiquiátrica cuya situación va a provocar una agudización de los síntomas, descompensaciones y aparición de trastornos comórbidos futuros.

Como es una situación sin precedente, no tenemos estudios previos que nos indiquen a nivel psicopatológico las secuelas de esta realidad. Por ello, de momento solo nos queda identificar a los grupos vulnerables para estar atentos y reducir las consecuencias que puede llegar a producir en estas personas la situación de confinamiento.

Los profesionales de salud mental nos estamos encontrando con personas que buscan ayuda por descompensación de sus síntomas. Pacientes con trastornos psicóticos que mantenían estabilidad en los últimos tiempos están ahora elaborando delirios relacionados con esta situación de alarma con implicaciones políticas, económicas y sanitarias. El confinamiento está exarcebando las especulaciones.

Las personas que tienen dificultad para regular impulsos como los trastornos de personalidad, algunos trastornos alimentarios, dependencia de sustancias, etcétera, también están comenzando a pedir ayuda pues encuentran más dificultad para autocuidarse, gestionar la ira o usar su mente reflexiva. Comienzan a realizar conductas que alivian de inmediato la sensación de malestar, aunque a la larga sea autodestructivo para ellas. Otros sufren efectos de abstinencia por no encontrar la sustancia que consumen habitualmente.

Aquellos con trastornos de ansiedad previo, del tipo trastornos de pánico, están sintiéndose sobrepasados, experimentando la sensación de peligro continua y necesidad de “huir”. Las personas con rasgos de ansiedad generalizada tienen un sinfín de nuevas preocupaciones con las que rumiar constantemente, alejándose del contacto con la realidad presente y experimentando síntomas desagradables como palpitaciones, insomnio u opresión en el pecho.

Las ideas autolíticas así como las ideas pasivas de muerte puede que también sufran un aumento con el paso de los días pues la sensación de indefensión y los pensamientos de impotencia de las personas con tendencias depresivas favorecen los pensamientos de desesperanza. Estos pacientes tendrán dificultades para ayudarse echando mano de creencias positivas y racionales como que “esto es temporal y que volveremos a nuestra vida normal”, y se quedarán ancladas en pensamientos catastrofistas que puede que nunca lleguen a cumplirse.

Las personas con problemas psicosomáticos de índole digestivo, dermatológico o de dolor expresarán mediante el cuerpo el estrés psíquico al que están sometidos. Las que tienen rasgos hipocondríacos es posible que se encuentren sobrepasados por la posibilidad de enfermar.

Estos solo son unos ejemplos. El otro problema añadido es que estas personas que están sufriendo conviven con familiares que tienen la energía mínima imprescindible para regularse y cuidarse a sí mismos. Ahora no pueden contener como lo hacía antes. Por estos motivos estamos recibiendo a muchas personas que encuentran serias dificultades en la convivencia en casa debido a la aparición de conflictos con sus familiares que no pueden ni saben gestionar. Por tanto, mientras que antes el problema psicológico lo padecía una persona, ahora forma parte de toda la familia.

La importancia de pedir ayuda

Los profesionales de la salud mental estamos volcados en estudiar e investigar las repercusiones de este fenómeno en el estado psicológico de las personas con y sin patología previa. Y, sobre todo, estamos implicados desde nuestro campo de actuación en contribuir y ayudar a la población a gestionar mejor esta crisis.

Desde la clínica de salud mental SAMU Wellness estamos formados y preparados para dar respuesta a las personas que acudan a nosotros. Mediante intervenciones telemáticas, para evitar la transmisión del virus, ofrecemos sesiones con nuestros pacientes externos, y con aquellos que, aunque fueron dados de alta y ya mantienen estabilidad clínica, desean consulta y recibir algunas indicaciones para manejar mejor esta situación.

Autora: Ana García-Dantas.

Psicóloga Especialista en Psicología Clínica

 

Hogar San Lázaro SAMU Tenerife

El Hogar San Lázaro reabre sus puertas gracias al impulso de la Fundación SAMU

SAMU Hogar San Lázaro, centro especializado en Santa Cruz de Tenerife en atención a pacientes con discapacidad intelectual y/o trastorno mental grado 1 y 2, ha reabierto sus puertas tras hacerse la Fundación SAMU cargo de su titularidad, después de las circunstancias personales que obligaron a los anteriores responsables a decretar su cierre, dejando desasistidos a 16 pacientes.

Actualmente, SAMU Hogar San Lázaro puede acoger de manera inminente de 16 a 18 usuarios, y, además, está a la espera de recibir la acreditación del concierto de plazas con el gobierno de Canarias. El proyecto está avalado por la experiencia y fiabilidad de SAMU Wellness, entidad de referencia a nivel nacional en salud mental y bienestar emocional.

Después de reunirse hace unas semanas con el diputado del Común, con el ánimo de desbloquear la situación, la Fundación SAMU se comprometió a hacerse cargo del centro, en el que ha realizado una inversión de 20.000 euros destinada a remodelación de la sede y mobiliario nuevo para adaptar las instalaciones a las necesidades de los usuarios.

El perfil del paciente de SAMU Hogar San Lázaro es el de personas adultas dependientes (grado I y II -Ley 29/2006) con discapacidad intelectual y/o trastorno mental con edades comprendidas entre 16 y 64 años, de gran autonomía, sin necesidad de apoyos médicos constantes y que no tenga trastornos de conducta o personalidad graves. Es decir, que precisan de ayuda, control y supervisión en el desarrollo de las actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, tratamiento y desarrollo personal) y que no pueden ser atendidos por sus familias o tutores por cualquier tipo de circunstancia.

Con este nuevo proyecto, SAMU implanta en este centro un nuevo modelo asistencial para la salud en Tenerife centrado en las personas, con el objetivo de dar apoyo en la normalización e integración social, la mejora de la autonomía personal y la potenciación de las habilidades sociales. Este modelo se caracteriza principalmente por la continua colaboración con equipos de salud mental, telemedicina, vida normalizada, apoyo de las familias, convivencia y desarrollo personal a través de excursiones y saludas, integración comunitaria y calidad asistencial. Para ello, SAMU Hogar San Lázaro cuenta con una experimentada plantilla de cuidadores que trata cada caso de manera especializada apoyado a través de la telemedicina por un diverso equipo de profesionales compuesto de psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales y colaboraciones con equipos privados de psiquiatría en Tenerife.

SAMU, a través de su Fundación, cuenta con una amplia experiencia en atención a personas con discapacidad desde hace más de una década a través de varios centros especializados: Residencia Santa Ana (Sevilla), Residencia San Sebastián (Cantillana, Sevilla), Residencia Santa Teresa (Villafranca de los Caballeros, Toledo), UED San Lucas (Sevilla), y Centro El Alfar (Gijón. En cuanto a las cifras propias de SAMU, es pionero en España en el sector salud, acción social y emergencias, en el que acumula 37 años de experiencia. Tiene 52 centros de trabajo en 8 comunidades autónomas y presencia internacional en Marruecos y Estados Unidos, cuenta con una plantilla de más de 1250 profesionales y ha formado a más de 11.000 alumnos en salud y emergencias.

Francisco José Soler, nutricionista SAMU Wellness

Francisco José Soler, nutricionista de SAMU Wellness: “No tenemos consciencia de lo grave que puede ser la obesidad”

Francisco José Soler, nutricionista de SAMU Wellness, es especialista en obesidad y sobrepeso y trastornos de la conducta alimenticia. Nos atiende para explicarnos la relación entre la alimentación y la salud mental, así como la incidencia cada vez mayor de la obesidad y los trastornos de la conducta alimenticia entre chicos y chicas muy jóvenes.

—¿Cuál es la relación entre nutrición y salud mental?
—No existe una relación exacta, aunque a veces se relaciona la salud mental con problemas alimentarios. El caso más concreto es cuando hay un trastorno de la conducta alimentaria. La salud mental está relacionada con la alimentación porque muchas veces los trastornos mentales tienen como consecuencia el comportamiento alimentario.

—¿Una población mejor alimentada es una población con mejor salud mental?
—No tiene por qué. La alimentación forma parte de la vida de las personas, y la sociedad nos marca cada vez más unas pautas que nos alejan de una alimentación correcta y hay más transgresiones alimentarias que van en contra de una mejor salud mental. No hay relación entre salud mental y alimentación, pero cuando nos alimentamos mejor esto influye en la salud general, y lógicamente en la salud mental. El cerebro se tiene que nutrir igual que cualquier órgano. Al final, la salud mental relacionada con la alimentación está más encuadrada con alguna enfermedad psiquiátrica.
Hay nutrientes y elementos, como la vitamina B12, cuya influencia en la salud mental sí está cada vez más clara.
La vitamina B12 es uno de los elementos que hasta ahora no se ha tenido mucho en cuenta, no se le ha dado la importancia que puede tener en un paciente. Se han hecho muchos estudios con veganos y se ha visto una carencia excesiva de B12 cuando no se suplementa la alimentación. Se está encontrando evidencia científica aplastante de la relación entre ciertas enfermedades psiquiátricas con carencia de vitamina B12. Muchas enfermedades de la vejez, como la demencia senil, tienen que ver con falta de B12, por problemas en la absorción de los nutrientes. Son personas que suelen estar peor nutridas y eso puede desembocar en una demencia. En cuanto a enfermedades psiquiátricas, se pueden desarrollar psicosis y alterar muchos neurotransmisores que desembocan en trastornos bipolares o maníacos y en depresiones. Es muy importante. Por eso siempre insisto con pacientes veganos en la importancia que tiene para su desarrollo mental.

—¿Qué otros nutrientes o elementos son importantes para la salud mental?
—No hay estudios concluyentes, pero todo lo que puede alterar la función celular influye en las neuronas, que son las células del cerebro. Esto se traduce en cambios químicos en los neurotransmisores, que cuando se desequilibran tienen como consecuencia la enfermedad mental.

—¿Qué papel juegan los folatos (vitamina B9)?
—No está totalmente demostrado, pero cuando la cantidad de ácido fólico en las células baja mucho (el ácido fólico influye en la actividad sanguíneo) esto puede tener consecuencias neuronales. No hay relación directa, pero un déficit puede influir negativamente en la función neuronal.

—¿Hay relación entre alimentación y depresión?
—Sí. Hay una relación desde el momento en que tu cuerpo no está recibiendo los nutrientes adecuados, y las células neuronales manifiestan ese déficit en un mal funcionamiento. Para tener nuestros neurotransmisores bien regulados necesitamos estar bien alimentados, porque así funciona mucho mejor el cerebro. Una alimentación adecuada incide en el equilibrio neuronal. No obstante, una enfermedad depresiva tiene unos componentes sociales muy acusados. De modo que no cura la enfermedad, pero sí puede ayudar a la curación.

—¿Qué tipo de pacientes suele atender en su consulta?
—En mi práctica habitual tengo dos especialidades, sobrepeso y trastornos de la conducta alimenticia (TAC). La mayor parte, el 90%, es sobrepeso y obesidad, que tiene unos efectos que inciden mucho en la salud mental. Cuando una persona con autoestima baja o depresión empieza a bajar de peso y adquirir hábitos correctos, se ve cómo evoluciona positivamente a un estado anímico más positivo.

—¿Qué trastornos alimenticios encuentra en la práctica diaria?
—Son enfermedades psiquiátricas, y aquí veo anorexias, bulimias… Vigorexias y ortorexias menos veces, pero también me las encuentro. Están muy relacionadas con las formas de vida actuales. Internet y las redes sociales influyen mucho, sobre todo en los más jóvenes, para desarrollar estas enfermedades. Para muchos jóvenes, pertenecer a un grupo es una forma de estar en la sociedad. Pero también son trastornos. Una vigorexia es un trastorno. La ortorexia, igual. La persona se llega a obsesionar con la higiene de un alimento y su manipulación, y la consecuencia es que dejan de relacionarse, se aíslan y acaban con problemas psiquiátricos.

—¿Hay un aumento de la obesidad?
—Sí, todos los estudios detectan mayor número de personas con sobrepeso y obesidad. Es alarmante. Se convierte ya en una pandemia. No tenemos la concepción de enfermedad, como se tiene de otras, pero es una enfermedad que puede ser muy grave. Al final conlleva problemas cardiovasculares, diabetes… que producen un deterioro grave de la salud. Y a veces parece que está aceptado por la sociedad como algo normal. Debe preocuparnos y mucho.

—¿Afronta ese problema en su consulta?
—Sí, pero cuando vienen ya lo hacen con la idea de que ya quieren cuidarse, que lo que están haciendo no les está llevando por el buen camino. Lo malo es que vienen cuando han recibido ciertas noticias, un análisis de rutina o el descubrimiento o agravamiento de una enfermedad. Entonces quieren cuidarse. A veces vienen en un estado de patología bastante agravada por los años de sobrepeso u obesidad, y llegan asustados. Es cuando verdaderamente se ponen manos a la obra. Si no llega a producirse la noticia no lo perciben como enfermedad. Por eso, mi papel es no sólo plantear unos hábitos de alimentación, sino hacer ver la importancia de una alimentación correcta, y de un peso adecuado a la edad y actividad.

—¿Y los niños?
—En los niños cada vez hay más casos de obesidad. La prevalencia es mayor. Me vienen padres con niños con sobrepeso, que son carne de cañón para desarrollar enfermedades cardiovasculares. Cuando empieza a desarrollarse en la pubertad puede desembocar en una enfermedad mental más grave por verse con sobrepeso y no pertenecer al grupo de otros niños de su edad mejor vistos estéticamente. El responsable normalmente es el ambiente familiar. Ahora nos preocupamos de que en el colegio se dé la alimentación más equilibrada posible, pero si cuando llega a casa los hábitos no son saludables, al final sirve de muy poquito. La industria alimentaria es muy perversa. Cada vez se come peor, alimentos precocinados y poco saludables, con tal de vender. La legislación va por detrás de la industria, que nos vende productos poco saludables. La obesidad infantil tiene cada vez más incidencia, con graves trastornos orgánicos y con respecto a la estética, que puede desarrollar patologías mentales que pueden desembocar también en anorexia o bulimia.

—En esa relación entre el trastorno de la alimentación y conducta, ¿qué ocurre antes? ¿Hay relación de causa-efecto?
—Insisto en el papel fundamental de la psiquiatría y psicología porque son problemas de principio psiquiátricos, cuya semilla suelen ser problemas familiares desde edades muy tempranas. Personas que viven en ciertos ambientes familiares empiezan a desarrollar patologías psiquiátricas, que pasado el tiempo desembocan en una mala relación con la alimentación. La consecuencia es una conducta alimentaria anómala. Pero vienen de raíz familiar. Por ejemplo, los casos de anorexia pueden venir de madres muy controladoras y manipuladoras sobre sus hijos, sobre todo chicas. Cuando empiezan a desarrollarse son niñas con autoestima muy baja, que no controlan prácticamente nada, y una de las cosas que controlan es la alimentación de una forma anormal.

—¿Cómo se coordina con los psiquiatras?
—Mi papel es secundario respecto a la práctica psiquiátrica. Cuando SAMU Wellness me ofreció formar parte de su equipo vi el cielo abierto porque es una práctica que no puedo hacer en mi consulta. Necesito un equipo de psiquiatras en los que me voy a apoyar. Mi papel es el de dotar al paciente de las herramientas para que cambie sus hábitos alimentarios. El psiquiatra o psicólogo no ahonda sobre esos hábitos, sino sobre lo que le está produciendo la enfermedad psiquiátrica, y mi papel es reeducar al paciente. Por ejemplo, en la bulimia reeducar al paciente que ha perdido los hábitos correctos o no los sabe ver. Reeducar y pautarle dietas que vayan en consonancia a la recuperación.

—¿En qué momento debe empezar a preocupar una determinada alteración de las pautas de alimentación?
—Normalmente cuando se observa que la relación con la comida empieza a modificarse empezamos a sospechar. Cuando la persona se aísla, debemos sospechar muchísimo más. Si no quiere relacionarse con otras personas, y la comida forma parte de un tabú, no quiere hablar de comida o compartirla con nadie, empezamos a sospechar que la conducta de alimentación se está viendo trastocada.

—¿Qué debemos hacer?
—Tengo padres que han venido con ese problema, y yo siempre aconsejo derivarlo a los médicos, para que estos lo deriven en su casa a una unidad de salud mental. Un especialista en psiquiatría que evalúe y valore esa pauta de actuación. Yo soy experto en estas terapias, pero mi papel es puramente alimentario. Aunque pueda detectar el problema, mi función es derivarlo al médico con un informe para que tome cartas en el asunto y vaya a la unidad de salud mental si es necesario.

yoga samu wellness

Una jornada cualquiera en el Hospital de día

Dentro de la planificación de actividades ocupacionales del hospital de día, en nuestra clínica SAMU Wellness Miguel de Mañara trabajamos para orientar a los usuarios hacia los beneficios del ejercicio físico y la conexión entre cuerpo y mente. Por eso, cada mañana arranca con el área deportiva Activatek, siempre adaptándonos a las necesidades personales de nuestros pacientes, bajo el marco de su plan terapéutico personalizado y con la guía de la fisioterapeuta del equipo.

En este espacio realizamos talleres de yoga y pilates que complementamos con dinámicas de relajación y aprendizaje de nuevas herramientas de permiten a los usuarios hacer frente a situaciones de crisis por ansiedad o angustia.

A continuación, desarrollamos talleres de composición y de recital, donde el objetivo es la libre expresión de emociones. Así, creamos un espacio de motivación por los nuevos aprendizajes teniendo presente el abordaje del miedo a la exposición ante a otros compañeros. Estas herramientas nos permiten facilitar la integración de cada persona en el grupo.

Tras este punto de partida, comienza el día a día de nuestros usuarios, que asisten a terapias individuales y grupales, bajo un abordaje terapéutico sistémico y multidisciplinar.

De forma complementaria realizamos salidas terapéuticas semanales. En estas sesiones  nos marcamos como objetivo el conocimiento y descubrimiento de la cultura de nuestra ciudad. La idea es nutrirnos de la historia que nos rodea para generar curiosidad, fomentar alternativas a pensamientos negativos y recurrentes, y facilitar nuevos aprendizajes y estilos de vida. Bajo este paradigma orientamos nuestras intervenciones hacia el bienestar emocional, la recuperación de la autonomía y la ampliación de nuevas fórmulas de relación en el desarrollo de nuestros tiempos de ocio.

El funcionamiento de estas actividades, desde su propia planificación, se convierte en parte del plan terapéutico personalizado de cada paciente. Cada semana nos reunimos para hacer una programación en la que incluimos una gran variedad de propuestas para las salidas. Los mismos pacientes ofrecen sus sugerencias después de una previa búsqueda de información, exponiendo y gestionando cada actividad.
Realizamos numerosas actividades y salidas, y así logramos que los usuarios disfruten de la observación, de las explicaciones de la historia del arte en museos y en exposiciones. En ocasiones, ellos mismos  se convierten en guías.

Trabajamos la mejora de las habilidades sociales y las relaciones interpersonales. Fomentamos la autoestima creando un clima de seguridad con nuestro acompañamiento. Y potenciamos los recursos personales, generando nuevos espacios que faciliten la autonomía e independencia de cada persona.

Además, alternamos el ocio y cultura con el conocimiento de nuevas formas de gastronomía, a fin de fomentar habilidades de la vida diaria que repercutan de forma positiva en su autonomía personal e independencia. Así hemos realizado visitas a restaurantes donde nos ofrecen una guía gastronómica y orientación sobre nuevos hábitos de vida saludables.

Una vez terminada la programación, realizamos una evaluación como parte del propio programa, en la que repasamos los objetivos y metodología empleada para reformular propuestas con ideas y sugerencias. A través de estas actividades dinámicas fomentamos transversalmente un nuevo entrenamiento de la mente, focalizando el pensamiento presente en el aquí y ahora al objeto de mejorar la calidad de vida emocional de nuestros usuarios.

vitamina B12 y salud mental

La vitamina B12 y su relación con la salud mental

El farmacéutico y nutricionista Francisco José Soler, de la clínica de salud mental SAMU Wellness, profundiza en este artículo sobre la relación entre el déficit de la vitamina B12 y las enfermedades psiquiatras:

El déficit de vitamina B12 en el ser humano es relativamente frecuente. La prevalencia mundial del déficit es variable, se estima que entre el 3% y el 40% de la población adulta lo presenta, de una forma más o menos marcada.

Las principales causas de esta deficiencia se pueden dividir en tres grupos: bajo aporte por la dieta, mala digestión y mala absorción de la vitamina.

Estas causas son de diversos tipos. Por un lado están las que tienen que ver con la mala absorción, como es el caso de las gastritis crónicas y atróficas, que se produce en el 40% de las personas de edad avanzada. La enfermedad de Crohn, el alcoholismo crónico, la celiaquía y la pancreatitis crónica son determinantes también en el patrón de absorción de esta vitamina, además de personas sometidas a intervenciones quirúrgicas como una gastrectomía o un acortamiento del íleon.  Otra causa es por interacción de medicamentos tales como la metformina, omeprazol y antiácidos, entre otros. Un origen de tipo inmunológico se produce en la anemia perniciosa.

Desde el punto de vista dietético, las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir una carencia son las que llevan una alimentación vegetariana, siendo especialmente relevante el caso de las dietas veganas, que carecen totalmente de un aporte de alimentos de origen animal.

Qué es la vitamina B12

Pero, ¿qué es la vitamina B12? De forma muy simplificada, podemos decir que la vitamina B12, también llamada cobalamina, es una vitamina hidrosoluble, producida por ciertas bacterias, que se incorpora al organismo a través de los alimentos, que se absorbe en el intestino en una parte del íleon y que, para ello, depende o necesita la actuación de otra molécula llamada factor intrínseco. El organismo humano no es capaz de sintetizarla y debe obtenerla de la dieta, principalmente de alimentos de origen animal (carne, leche y derivados, huevos, pescado). Sea cual sea el patrón alimentario que llevemos, si aseguramos su aporte no hay un mayor riesgo de incurrir en una deficiencia. Claro está, siempre que se haga una adecuada planificación dietética.

Las manifestaciones clínicas de la deficiencia de vitamina B12 pueden ser muy sutiles e incluso pasar inadvertidas. Básicamente se dividen en síntomas anémicos, alteraciones digestivas y neurológicas.

Las manifestaciones neurológicas son las que más deben preocupar por su gravedad y por la posibilidad de llegar a ser irreversibles. Su deficiencia puede causar no sólo la disfunción cerebral, sino también daño estructural, causando síntomas neuropsiquiátricos a través de múltiples vías. Conlleva una deficiente síntesis de mielina y, por lo tanto, síntomas de desmielinización a distintos niveles, llegando a producir la muerte de la neurona. Con más frecuencia afectan la médula espinal, los nervios periféricos y, en estadios avanzados, el cerebro. Los síntomas más tempranos son parestesias, debilidad, ataxia y mala coordinación manual. Otros signos son irritabilidad, olvidos, demencia y psicosis franca.

Alteraciones psiquiátricas

Y, ¿sabemos cuáles son las alteraciones psiquiátricas que producen un déficit de vitamina B12? Por supuesto. Las enfermedades psiquiátricas más estudiadas que se relacionan con una carencia de vitamina B12 son la depresión, la psicosis y síntomas maniaco-depresivos.

En el caso de la depresión, la vitamina B12 y el folato se relacionan con la síntesis de neurotransmisores monoaminas, tales como la dopamina y la serotonina. Diferentes expertos han sugerido que el déficit de esta vitamina puede ser un factor de riesgo para la depresión en pacientes mayores de 65 años. Estudios en pacientes ancianos muestran que tener niveles en sangre de vitamina B12 inferiores a 180 pg/mL aumenta entre 2 y 2,5 veces el riesgo de depresión.

En cuanto a la psicosis, la asociación de los síntomas psicóticos y la deficiencia de cobalamina se vienen describiendo desde hace más de un siglo. Los síntomas que se describen son suspicacia, ideas delirantes de persecución, alucinaciones auditivas, pensamiento incoherente y desorganizado.

La asociación causal se ha sugerido desde principios de 1980, cuando se documentaron alteraciones del EEG (electroencefalograma) en los pacientes con anemia perniciosa. Ambas alteraciones del EEG y síntomas psicóticos asociados con su deficiencia han mostrado una respuesta al tratamiento con dicha vitamina, fortaleciendo esta asociación, aunque el mecanismo exacto por el cual la deficiencia de vitamina B12 conduce a la psicosis sigue siendo desconocida.

En lo que concierne a los síntomas maníacos, la causa podría estar relacionada con el deterioro de la vaina de mielina dada la conocida asociación entre las lesiones de esta sustancia blanca con el trastorno bipolar. Se considera que, con alta probabilidad, que los síntomas maníacos estén asociados con el déficit de vitamina B12, aunque no existen datos totalmente concluyentes al respecto.

A modo de conclusión, debo destacar que a pesar de la creciente literatura disponible sobre la correlación entre el déficit de esta vitamina y los síntomas neuropsiquiátricos, aún existen muchas dudas sobre los grupos poblacionales de riesgo que se deben cribar, el tipo de examen que se debe realizar, la forma de hacer el tratamiento y la utilidad real de dicho tratamiento.

doctor Zoilo Fernández clínica de salud mental en Sevilla

El papel de la psiquiatría privada hospitalaria frente al sistema público

Artículo de opinión del doctor Zoilo Fernández, director técnico de la clínica de salud mental de Sevilla SAMU Wellness

 

Todos los que trabajamos en la atención sanitaria, tanto pública como privada, lo hacemos a nivel personal por un motivo económico, de estabilidad, de formación y de confort en el futuro. La empresa privada asume una función asistencial alternativa o complementaria, por las limitaciones que ofrece la red asistencial pública en una sociedad de consumo.

La bondad y la valoración de la asistencia pública es encomiable en cuanto ofrece una atención universal y da el mejor nivel asistencial posible a la población, independiente de los recursos económicos de los individuos. ¿Pero, qué ocurre cuando en esta universalización se aprecia deficiencias que afectan al cumplimiento de sus objetivos? El mismo modelo público impulsa la existencia de una asistencia discriminada para individuos favorecidos o desfavorecidos económicamente.

Este modelo está asumido en nuestra sociedad. Ocurre con la Educación, con la Atención Sanitaria General, con la red de instituciones y de recursos sociales.

Conforme el modelo público de atención se reduce en prestaciones y calidad, aparece la oferta privada que cubre esas necesidades. El modelo de nuestra sociedad lo permite y a su vez beneficia a un sinnúmero de trabajadores.

La estigmatización y la desvalorización de la atención a la salud mental han sido históricos, tanto de las instituciones públicas como en las privadas por cuestiones médicas y por los aspectos sociales que llevaba implícita la asistencia. La modificación de la atención médica y la transformación de los recursos terapéuticos para el tratamiento de los trastornos mentales, se inician a mediados del siglo pasado por los avances científicos y por los movimientos sociales democráticos y de dignificación de los enfermos.

Las instituciones públicas se colocaron en cabeza de estos cambios y progresos, y fueron pioneras en los avances más importantes en la atención a la Salud Mental. La atención asistencial en el ámbito privado quedó relegada a un segundo plano, sólo valorada como de una mejor calidad en la atención clínica ambulatoria; mientras que en lo hospitalario iba solo al paso de las nuevas apariciones en el mercado de los tratamientos farmacológicos.

El auténtico progreso en el tratamiento integral de la salud mental se llevó a cabo fundamentalmente en las instituciones públicas, sustentado por una ideología sociopolítica de izquierda y democrática. Y es ese modelo público asistencial el que se hace referente universal de ese progreso terapéutico, cambiando estructuras de atención y anulando complejos de hospitalización manicomial, con un objetivo principal: la instauración de una atención comunitaria a través de una red multiplicada de dispositivos especializados y definidos.

Los recursos, la implementación del modelo, el orgullo ideológico que lo impregnaba, no solo se fundamentaba en los avances terapéuticos, también en la prevención de la enfermedad y en la consecución de niveles de libertad, dignidad, y anulación de la marginación y de la exclusión de las personas enfermas. Dando lugar a la recuperación y a la integración social de los pacientes. Este modelo asistencial tan novedoso e ideológico (político) en la atención a la salud mental, llevaba implícito, consecuentemente, una valoración despreciativa de todos los recursos o instituciones privadas con ánimo de lucro. No se preservaba la esencia de la libertad y de la dignidad del enfermo mental.

Esta misma percepción desvalorativa se hace extensiva cuando se aplica a modelos con ánimo de lucro en otras áreas de atención ciudadana: educación, servicios sociales, salud… o en cualquier otra actividad cultural, de ocio o deportiva.

Aunque, es una realidad constatada en nuestra historia reciente que cuando este ideal de atención social, bien por la limitación de los recursos o por la disminución de la calidad de la prestación, para suplir estas carencias aparece la iniciativa privada. (Esta intervención, que es desdeñada públicamente, no lo es individualmente por los mismos que proclaman, gestionan o gobiernan lo público. Contradicción suprema).

Pero lo que hoy trato de plantear, es que se ha dado un cambio muy importante en la calidad y en la valoración terapéutica de la asistencia de las patologías mentales en las instituciones privadas, en comparación con la red asistencial pública.

La asistencia privada ha dejado de ser recurso de segundo nivel de calidad o simplemente de confort residencial, para convertirse en centros avanzados de innovación y nuevos tratamientos. Ya que el modelo público comienza a presentar ahora limitaciones importantes.

A pesar de que la fuerte ideologización política de la reforma en salud mental, y muy especialmente en  Andalucía en comparación con otras comunidades autónomas, invalida toda consideración de aporte innovador o de progreso de la atención privada en Salud Mental. Se hace una desvalorización ética de lo privado, que no se aprecia en otros ámbitos de intervención sanitarios.

Qué aporta una institución privada como SAMU Wellness

¿Qué puede aportar respecto al abordaje psiquiátrico/psicológico una institución privada en el tratamiento en la excelencia de las enfermedades y trastornos en salud mental?

El modelo público de atención a la salud mental presenta dos elementos estructurales deficientes, no reconocidos ni admitidos, que son demandados en su modificación y corrección por la sociedad:

  • El modelo público abusa de la fragmentación de los dispositivos terapéuticos con la pérdida del “referente” terapeuta o director de facto. La sectorización o la Unidad de Gestión de los recursos en Salud Mental de un territorio poblacional, no lleva implícita la coordinación y la continuidad de cuidados personalizada, referenciada y fluida que el paciente demanda. El coordinador e integrador del tratamiento del paciente es siempre el máximo valedor de la eficacia terapéutica.

El paciente tiene serias dificultades de vinculación por los numerosos profesionales por los que suele ser atendido. Aunque sobre el papel se le asigna un profesional responsable a ese tratamiento: un enfermero. Y es éste el que coordinará y se responsabilizará de las diferentes acciones asistenciales y recursos que se van a utilizar.

El paciente, y la familia, buscan un especialista único y director. Pero éste se difumina en los diferentes recursos, tiempos de espera, y sensación compartimentada en abordajes y criterios terapéuticos.

  • La subsanación de este problema intenta resolverse mediante la información documentada que se comunica y se complementa en cada dispositivo terapéutico, con el informe escrito que se entrega al usuario; así como con la cita comunicada en tiempos excesivamente dilatados. El único hilo de continuidad eficaz en el mantenimiento de la “salud” y de la disminución del sufrimiento, es el tratamiento farmacológico prescrito inicialmente. Esto con lleva de hecho una medicalización de la asistencia, aunque el resto de los diferentes recursos terapéuticos se conciban para otros objetivos: psicoterápicos, rehabilitadores, ocupacionales o residenciales. A la larga, son compartimentos estancos, con criterios singulares en cada recurso y por cada equipo que lo integra; y con el único nexo de continuidad y de acción terapéutica finalmente concretado, en el control y ajuste de la medicación según la sintomatología más o menos grave que presenta.

En el equipo de salud mental público se trabaja el diagnóstico, la elaboración del problema, conflicto o trastorno y se diseña un plan terapéutico para el individuo. ¿Pero dónde se siente el paciente acogido, arropado, dirigido, en una vinculación transferencial y terapéutica para la utilización de los diferentes instrumentos personales de crecimiento? ¿Cómo se ayuda a la maduración e integración, por un profesional de confianza, que no sea solo a través de la prescripción de fármacos?

¿Un tratamiento sólo con fármacos?

¿Cómo podemos solo con fármacos retrotraer el individuo a un proceso de modificación y recuperación no solo conductual, sino también vivencial, para así hablar de salud personal y social?

La persona enferma además de fármacos necesita volver a la experiencia de ser, crecer y madurar.

El modelo médico es insuficiente en el abordaje de los problemas en salud mental. Y este es el que se potencia y se expande como acción prioritaria en el modelo público. No existe una “unidad de acción” terapéutica efectiva que daría una intervención más personalizada y de acogimiento en un recurso polivalente, unitario y reducido en su dimensión operativa.

La estructuración de la clínica privada como instrumento terapéutico, único e integrador de toda la acción terapéutica sobre el paciente, persigue este objetivo.

El modelo asistencial de comunidad terapéutica (no pervertido en su nombre para usurpar sus fundamentos de acción terapéutica) es el que subsana estos errores del modelo público y que en la actualidad demanda la sociedad.

Y esta es la línea asistencial directriz que debe asumir una clínica de hospitalización y de tratamiento multidisciplinar en el abordaje integral de los trastornos y enfermedades en Salud Mental.

Conclusión final

La asistencia psiquiátrica pública que ahora veo, que ahora toco, la siento más lejana.

Me preocupa más la “resolución” del sufrimiento personal o el sufrimiento familiar. Me preocupa cómo la medicalización es insuficiente, como único instrumento para el abordaje de los cuadros clínicos psicopatológicos. A estos los veo amplios, complejos y necesitados de múltiples profesionales… pero vividos por el paciente en una vinculación transferencial de confianza.

Este otro mundo de la asistencia privada de la salud mental, hoy por hoy, no margina, ni encierra como siempre se le achacó. Se pretende y se desea incorporar a los pacientes al mundo productivo del que proceden, y es su ámbito de normalización.

El Trastorno Mental Grave (TMG) está más desdibujado psicopatológicamente en la clínica privada que en la pública. El factor socioeconómico sigue estando presente en la patoplastia de la enfermedad mental. El paro, la pobreza, la inmigración, están mucho más presentes en la sociedad actual y es donde tiene su caldo de cultivo el TMG.

La sanidad pública absorbe puntualmente la locura… la contiene, la amortigua. ¿La excluye, la encierra, la margina? ¡La compartimenta!

La hace esperar, la trata médicamente, no la resuelve en lo que hoy se espera de alivio y de curación.

Quizás ahora los papeles se han cambiado y la asistencia privada en salud mental pone el dedo en la llaga de lo que falta por hacer, o en lo que hay que hacer en la atención pública a la salud mental.

Nuevos métodos, nuevos enfoques, nuevas metodologías… ¿nuevas patologías?, asoman y nos demandan atención.

 

De los libros a la práctica en la clínica de salud mental SAMU Wellness

El recorrido teórico-práctico vivido como estudiantes del prácticum de Psicología en la clínica de salud mental de Sevilla SAMU Wellness Miguel de Mañara ha sido la experiencia más enriquecedora a nivel formativo durante nuestra trayectoria.

Decidimos apostar por este centro privado como destino de prácticas por diferentes motivos. Por un lado, la clínica SAMU Wellness presume de unas instalaciones que poco o nada tienen que ver con el modelo de centro psiquiátrico clásico. Goza de un entorno tranquilo donde predomina el verdor de la naturaleza, piscina, huerto, granja o sus salas destinadas a sesiones de grupo o reunión familiar. Además, el servicio asistencial favorece el bienestar integral de sus pacientes desde una perspectiva psicodinámica actual, diferenciándose del abordaje meramente conductual de los modelos clínicos habituales.

Por otro lado, confiábamos en no sufrir el prototipo de tareas asignadas a los estudiantes de prácticas, que se limita a actividades con poca respuesta a las necesidades formativas del alumnado. En ruptura a dicha afirmación, SAMU Wellness ha superado las limitaciones docentes de otras clínicas con el objetivo de brindarnos una formación más completa y real.

Desde esta clínica se nos ha ofrecido un día a día muy heterogéneo en el abordaje terapéutico de personas que padecen diferentes trastornos mentales. Todo el equipo multidisciplinar ha favorecido una participación activa dirigiendo nuestros conocimientos teóricos previos hacia intervenciones prácticas, tanto en sesiones individuales como de grupo, siempre previo consentimiento del paciente y supervisión del profesional correspondiente.

Además, en el centro se nos ha invitado a asistir a las reuniones y sesiones clínicas realizadas por el equipo técnico. Estas actuaciones están destinadas a integrar toda la información acerca de cada paciente en vistas a desarrollar un plan asistencial eficaz e individualizado en respuesta a sus necesidades.

Hemos sido partícipes de la favorable evolución de muchos pacientes, lo cual es el reflejo de todo el trabajo terapéutico realizado desde la clínica. Contribuir al bienestar mental de las personas de forma tan empática y cercana ha incentivado nuestra motivación interna, capacidad de reflexiva y ganas de seguir en formación.

Tras compartir entre los alumnos la valoración subjetiva realizada acerca de nuestra trayectoria en la clínica, las tres experiencias desembocan en una misma idea de crecimiento y autorrealización. Esta vivencia nos ha permitido desarrollar conocimientos académicos previos, adquirir un importante rodaje en técnicas de psicoterapia, proponer y dirigir dinámicas en beneficio formativo y, sobre todo, desarrollar múltiples capacidades de carácter tanto profesional como personal.

No podemos olvidar el apoyo y supervisión de nuestras principales referentes, Eva Fernández y Dulce Nombre Franco, y el refuerzo recibido por la gama de facultativos y personal asistencial, además del director médico del centro, el doctor Carlos Álvarez Leiva, y el director técnico, el doctor Zoilo Fernández. Nos sentimos muy satisfechos y agradecidos por habernos beneficiados de la docencia ofrecida por este equipo de alto nivel.

Artículo escrito por Andrea Osoro, Roberto Alconada y Alison Colbert, graduados en Psicología.

esquizofrenia clónica de salud mental en Sevilla SAMU Wellness

Esquizofrenia: ¿Qué es? ¿Cómo se diagnostica? ¿Cómo mitigar sus efectos laborales y sociales?

La esquizofrenia es un trastorno mental grave que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta a más de 21 millones de personas en el mundo. Muchos hemos escuchado historias de una persona con esquizofrenia más o menos cercana: un pariente lejano, el amigo de un amigo, una conocida. Sin embargo, a pesar de que afecta aproximadamente a tres de cada mil personas, sigue cubierta de un manto de desconocimiento. ¿Qué es? ¿Cómo se diagnostica? ¿Cómo tratar con un esquizofrénico? ¿Cómo mitigar los efectos de la esquizofrenia en las relaciones laborales y sociales? Planteamos estos y otros temas al Doctor Zoilo Fernández, psiquiatra de la clínica de salud mental de Sevilla SAMU Wellness.

Dice la OMS, máxima autoridad mundial de la salud, que la esquizofrenia se caracteriza por “una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta”. Y cita entonces algunos ejemplos de experiencias comunes, como oír voces y los delirios. La esquizofrenia afecta más a hombres (12 millones) que a mujeres (9 millones) y sus síntomas se aprecian más frecuentemente entre los 16 y los 30 años, según Medline.

No existe un dato oficial de enfermos españoles diagnosticados de esquizofrenia, pero aplicando proporcionalmente los datos de la OMS rondarían los 150.000. Según el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) hay unos 400.000. Sin embargo, el doctor Zoilo Fernández, de la clínica de salud mental en Sevilla SAMU Wellness especifica que en estos datos suelen incluirse otros trastornos psicóticos que obedecen a causas muy diversas.

La OMS distingue tres tipos de síntomas:

  • Alucinaciones: oír, ver o percibir algo que no existe.
  • Delirios: ideas persistentes erróneas de las que el paciente está firmemente convencido incluso cuando hay pruebas de lo contrario.
  • Conducta extravagante: aspecto estrafalario, abandono del aseo personal, discurso desorganizado, vagabundeo, habla balbuceante.

Como recalca el doctor Zoilo Fernández, sólo un profesional de la salud mental puede diagnosticar la esquizofrenia. Aún hay un estigma asociado a esta enfermedad, lo que aconseja prudencia y minuciosidad en el diagnóstico. “Por darse en personas jóvenes, en momentos de maduración personal y de proyección de su futuro individual y social, las manifestaciones han de valorarse de manera muy minuciosa y por un equipo y en un tiempo suficiente de observación y estudio”, explica el experto.

La esquizofrenia es una enfermedad grave. La OMS resalta que las personas con esquizofrenia tienen entre 2 y 2,5 veces más probabilidades de morir a edad temprana que el conjunto de la población, debido generalmente a enfermedades físicas, como las cardiovasculares, metabólicas e infecciosas.

Sin embargo, el cine ha representado este trastorno con más o menos fidelidad a la realidad, y ha contribuido a deformar el concepto común de esquizofrenia. La obsesión artística que deriva en delirios en El Cisne Negro (Darren Aronofsky, 2011), la compleja brillantez del matemático John Nash en Una mente maravillosa (Ron Howard, 2001) y las visiones apocalípticas de Take Shelter (Jeff Nichols, 2011) son ejemplos recientes. Los trastornos esquizofrénicos han afectado también a algunos de los grandes genios de la pintura, como Van Gogh o Dalí, o de las letras, como Virginia Woolf. Esto no ha servido para conocer mejor la enfermedad y sus tratamientos, sino para rodearla de un cierto halo.

Causa desconocida y tratamientos de la esquizofrenia

Aunque la causa de la esquizofrenia sigue siendo desconocida, los expertos citan a la genética y los factores ambientales como factores probables. Zoilo Fernández explica que gracias a los avances en el estudio del genoma humano comienzan a identificarse “factores predisponentes o favorecedores de la aparición de la enfermedad”. Sin embargo, aclara: “En absoluto se han identificado los factores causales o etiológicos”. Es decir, el origen de la enfermedad.

Pese a que la esquizofrenia tiene un origen desconocido y sigue sin tener cura, es tratable gracias a la farmacoterapia y al apoyo psicosocial. “La enfermedad esquizofrénica tiene un origen multicausal y desde esa misma perspectiva hay que enfocar el abordaje de su tratamiento“, explica el doctor de la clínica de salud mental de Sevilla SAMU Wellness, que aboga por un estudio bio-psicosocial del paciente, para ofrecer un tratamiento “global e integrador” que incorpore, según un objetivo terapéutico individual, la amplia variedad de avances farmacológicos o de técnicas de psicoterapia y de “movilización personal” que se pueden aplicar:

  • Nuevos fármacos o medicamentos clásicos.
  • Técnicas de psicoterapia de las diferentes corrientes asistenciales.
  • Trabajos, juegos, ocio, teatro, cultura, música, danza…

Como explica Zoilo Fernández, la evolución de la enfermedad dependerá más del tratamiento y la intervención que con la propia “identidad fisiopatológica intrínseca” de la esquizofrenia o su manifestación: “Es un hecho constatado la muy diferente evolución que puede tomar la enfermedad en un medio socio cultural bajo o alto, o la disponibilidad de recursos terapéuticos aplicados en unos casos u otros”.

La resistencia al diagnóstico

Hace unos años, El Mundo publicó un reportaje en el que personas con esquizofrenia “salían del armario”. Este era el término, porque hasta ahora la enfermedad suele ocultarse. En el texto se contaba la experiencia de Vicente Rubio, que había superado la esquizofrenia paranoide y daba charlas para animar a otros afectados. Sin embargo, no es lo habitual. Más de la mitad de quienes sufren una enfermedad mental no son conscientes de ello, según expuso el psiquiatra Fernando Cañas, del Hospital Rodríguez Lafora de Madrid, en una jornada organizada por #di-capacitados, una plataforma que busca desestigmatizar a quienes padecen estas enfermedades.

Esto tiene una consecuencia decisiva: los profesionales médicos y psiquiátricos deben tratar frecuentemente con gente que no asume que está enferma. Esto hace que la relación médico-paciente sea esencial. “Aunque se avance con fármacos eficaces y prodigiosos, si no está el soporte humano de quien instaura el tratamiento, en la confianza, en la autoridad de ciencia reconocida y en la disponibilidad para la ayuda no se conseguirán los objetivos de la curación”, comenta Zoilo Fernández.

Esto pasa por instituir un “vínculo” y evitar algunos errores comunes, como la “atomización de las intervenciones”; el cambio de profesionales en unos momentos caracterizados por la confusión y el sufrimiento; la variedad de diagnósticos; los tiempos de espera y, como destaca Zoilo Fernández, “las angustias no calmadas, o no entendidas ni por el paciente ni por la familia…”.

El estigma de la esquizofrenia

Además, hay que tener en cuenta que a las dificultades para el tratamiento se suma el hecho de que las personas que padecen esquizofrenia han sufrido históricamente un rechazo social que está aún lejos de desaparecer. “La sociedad se angustia ante la enfermedad mental. Se comprende. Lo asumimos hasta los propios trabajadores cuando convivimos con ellos. El bien supremo de la razón ha desaparecido transitoriamente. Pero no es para siempre ni definitivo”, explica el doctor Fernández, de la clínica SAMU Wellness.

El estigma de la enfermedad mental ha afectado históricamente de modo especial al ámbito laboral. Se estima que solo el 15% de los afectados por esquizofrenia en España tiene trabajo, el 35% lo busca y una parte de ellos (unas 2.500 personas) está ocupado en centros especiales de empleo, según este reportaje de El País. Según el estudio El paciente que padece un trastorno psicótico en el trabajo: diagnóstico y tratamiento (Adán, Del Pino, Huidobro, Gutiérrez, De Miguel y Gálvez), “la mayoría de estas personas que padecen psicosis, están desempleados o excluidos del mundo laboral y presentan importantes dificultades para acceder y mantenerse en puestos de trabajo remunerado”.

Por eso, el doctor Fernández aboga por romper la distancia que genera el estigma: “Si no abolimos la exclusión, si no ayudamos al paciente en su ser persona y en su crecimiento con sus dificultades, nunca lo recuperaremos. Se añadirá a su esquizofrenia un resultado y un final que no estaba incluido en la enfermedad”.