Misión SAMU Honduras 2020

Próxima estación: Honduras

Dos huracanes han azotado con fuerza Centroamérica en menos de 20 días. La crisis sanitaria y la alta presión hospitalaria en Europa a causa del Covid-19 han eclipsado mediáticamente esta catástrofe natural que ha dejado millones de damnificados en Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador o Costa Rica, entre otros países. La situación es especialmente grave, sobre todo en Honduras, país al que viajará el 2 de diciembre un equipo formado por 14 personas de SAMU tras responder a la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El huracán Eta arrasó Centroamérica los primeros días de noviembre. Los gobiernos de Honduras y Nicaragua emitieron alertas y advertencias de tormenta tropical y huracán durante todo el 1 de noviembre a medida que la tormenta se acercaba a la región. También se instalaron refugios en El Salvador y Costa Rica. Eta, huracán de categoría 4, alcanzó un máximo de 150 mph (240 km/h), convirtiéndose en el segundo más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020, superado por el huracán Iota (categoría 5), que azotó esta
misma zona pocos días después.

Se estima que 2,5 millones de personas se han visto afectadas directamente por la tormenta Eta, entre ellos, 1,7 millones de hondureños.
Las autoridades han registrado, de momento, más de 140 muertos y 120 desaparecidos. A esto hay que sumar decenas de muertos (la mayoría de ellos en Nicaragua) tras el paso de Iota, que tocó tierra el 18 de noviembre, aunque se teme que el número final resulte mayor porque hay desaparecidos en numerosas zonas que han quedado aisladas. Miles de supervivientes claman ayuda urgente tras haberlo perdido todo.

SAMU ya está preparado y listo para viajar a la espera de que le den luz verde. Los huracanes han destruido carreteras y aeropuertos, y tampoco se puede acceder al país por mar.

“Están habilitando una pista de aterrizaje provisional en San Pedro Sur para poder acceder al país. En cuanto esté lista, viajaremos. Hay más equipos de emergencias internacionales en nuestra misma situación. De hecho, un equipo canadiense y otro colombiano están varados en Guatemala y El Salvador a la espera de poder llegar a Honduras, una de las zonas más afectadas por esta catástrofe natural junto a Nicaragua”, explica Andrés Rodríguez Holst, team manager de la misión SAMU Honduras 2020.

“Una vez en el país, realizaremos una atención primaria de urgencia. No sabemos que nos vamos a encontrar y debemos de ser autosuficientes, por lo que llevamos una potabilizadora de agua y todo lo necesario para montar un hospital de campaña”, explica el enfermero.

Tras varios días a la espera de autorización, el equipo de SAMU emprenderá este viaje el 2 de diciembre. Esta misión, cofinanciada por SAMU y la organización Proyecto Hope, tiene una duración de dos semanas y en ella participan 14 profesionales entre médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias, algunos de los cuales estuvieron este verano en la misión de SAMU en El Salvador.

El equipo también cuenta con dos alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2020-2021 y otro estudiante de la promoción anterior de este mismo posgrado que acaba de terminar su formación.

A los efectos de los huracanes hay que sumarle un sistema sanitario mermado a causa de una pandemia mundial, la del coronavirus, complicando aún más la situación. El Gobierno de Honduras informó a mediados de noviembre de más de 100.500 casos confirmados de Covid-19 dentro de sus fronteras y unas 3.000 muertes relacionadas con el virus.

En el momento de la catástrofe natural, existía toque de queda en Honduras como medida para frenar los contagios, pero esta restricción ha
quedado suspendida temporalmente por el Gobierno nacional para facilitar los esfuerzos de respuesta a la depresión tropical Eta e Iota.

Misión SAMU El Salvador 2020

Las lecciones de la misión SAMU El Salvador 2020

Tras una misión de cooperación humanitaria, en muchas ocasiones, la vuelta a la rutina se produce de manera tan rápida que a uno no le da tiempo a procesar todo lo vivido, pero todos esos recuerdos, experiencias y miserias permanecen en la conciencia de cada uno a la espera de poder digerirlos. Veinte días después de su regreso, cinco profesionales de los 28 que viajaron a El Salvador el 29 de julio en misión humanitaria para hacer frente al Covid-19 se han reunido por primera para hablar de su experiencia.

Algunos de estos sanitarios no se habían visto desde que se despidieron el 30 de agosto tras el acto de bienvenida organizado en Escuela SAMU tras su regreso de El Salvador. Al reencontrarse, se saludan con cariño pero con precaución. El Covid-19 continúa presente y todos llevan mascarillas. Tras algunas fotos para Revista SAMU, los cinco profesionales se sientan en círculo en una de las aulas de Escuela SAMU. Todo está en silencio. No hay prisas, nadie les molesta. Es el momento de que Alejandro, María, Rubén, Ignacio y Roberto reflexionen sobre lo vivido.

Todos ellos se enteraron de que SAMU preparaba una misión humanitaria en El Salvador a raíz del llamamiento de voluntarios que SAMU hizo a través de sus redes sociales o de diferentes grupos de WhatsApp, y decidieron enviar su currículum. Algunos ya tenían experiencia con pacientes de Covid-19 en Sevilla, como el auxiliar de enfermería (TCAE) Rubén Izquierdo, de 21 años, que participó en el dispositivo del Hotel Alcora de SAMU, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla); o el Técnico en Emergencias Sanitaria (TES) Ignacio Pavón Carrasco, que también trabajó en el dispositivo que SAMU puso en marcha en la Línea de la Concepción (Cádiz), ambos durante la primera ola de la pandemia en España. “Para mí, este trabajo es vocacional. El hecho de querer ayudar me encanta. También soy voluntario en Cruz Roja y Protección Civil”, señala Ignacio Pavón.

El estudiante de 4º de Medicina Roberto Millares estaba en julio trabajando de camarero en Mallorca cuando lo seleccionaron para ir a El Salvador. “Tenía muy buenas referencias de SAMU. Amigos míos ya habían trabajado con esta organización. No me lo pensé dos veces. Dejé el trabajo y cogí el primer vuelo. Al día siguiente ya estaba en la Escuela recibiendo la formación, y, al siguiente, nos fuimos. Fue todo muy rápido. Tuve que tomar decisiones muy rápidas, pero siempre con el apoyo de mi madre”, recuerda este joven.

María Martín Díaz, enfermera y exalumna del máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de Escuela SAMU y la Fundación CEU San Pablo Andalucía (2018-2020), también dejó un puesto de trabajo para viajar a El Salvador. En su caso, tenía un contrato laboral en el Hospital de Osuna hasta el 31 de agosto. “Rechacé el puesto siendo consciente de que el SAS me iba a penalizar y no me iba a llamar más durante un tiempo. De hecho, sé que están prolongando contratos hasta diciembre y yo eso me lo estoy perdiendo, pero no me arrepiento. Yo quería ir de misión. Era algo que siempre he querido hacer y hasta ahora no había podido”.

El benjamín de este grupo es el técnico en emergencias sanitarias Alejandro Martín, de 18 años. “Cuando decidí irme a El Salvador, en casa sólo me apoyó mi padre, que es bombero y le gustan las emergencias. Ni mi madre, ni mi abuelo ni mi hermana me apoyaron. Les asustaba que me fuera a otro país con 18 años. Pero al final me salí con la mía”.

Todos coinciden en afirmar que esta misión no ha sido tan asistencial como otras misiones de SAMU. La entidad llevó a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño. También se llevó a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama, trabajando con los profesionales locales codo con codo.

Estos especialistas también encontraron grandes diferencias entre el trabajo realizado por SAMU en España y en El Salvador. “Para empezar, el tipo de paciente no tenía nada que ver. En el Hotel Alcora, dentro de la gravedad, tratábamos a personas mayores pero estables. No había ninguna persona intubada porque no teníamos UCI, pero en El Salvador sí trabajamos con pacientes en cuidados intensivos”, explica María Martín. “La edad de los pacientes también era distinta. En El Salvador atendíamos a personas mucho más jóvenes”.

La organización y la forma de trabajar también son diferentes. Aquí tenemos la figura del médico, enfermero, auxiliar y técnico, con sus funciones, pero allí hay muchas especializaciones dentro de una misma profesión, por ejemplo, la de enfermero. El trabajo y las funciones de cada uno se diversifican demasiado y esto, a nuestro entender, dificulta mucho la organización del trabajo”, continúa explicando la enfermera María Martín. “Por otro lado, la experiencia de los profesionales del hospital en el que trabajamos en Covid-19 y en UCI con múltiples pacientes era limitada”.

Alejandro Martín reconoce que uno de los aspectos que más le impactó de esta experiencia fue el número de muertos. “Nunca había visto morir a alguien”, confiesa el joven de 18 años. “En cada país y hospital tienen sus propias normas y te tienes que adaptar a ellas. Pero eso no quita que no sientas impotencia y frustración cuando no se hacen las cosas a tu manera, o bajo el criterio que has aprendido, sobre todo cuando los pacientes son personas jóvenes. En este sentido, hubo casos que me impactaron mucho”.

“Esta pandemia está llevando a profesionales sanitarios de todo el mundo a situaciones límite. A muchos, esta crisis les sobrepasa. Solo quieren cumplir con su horario de trabajo e irse a casa. Están desbordados y agotados, y no se les puede culpar por ello”, añade María Martín.

“También apreciamos capacidad de mejora en las calidades asistenciales. Quizás el fallo esté en la base, en el plan docente, no lo sé. Todo esto te hace reflexionar sobre el buen sistema sanitario que tenemos en España”, continúa Roberto Millares, estudiante de Medicina. “Por otro lado, observamos que la calidad y cantidad de los recursos era la adecuada, pero sí existía posibilidad de optimizar la gestión de los mismos”.

Fuera del ámbito hospitalario y asistencial, otro de los aspectos que más ha marcado a estos profesionales fue el recibimiento con el que les brindó el Gobierno y la sociedad salvadoreña en general.
“Ya en el avión, antes de bajar, algunos pasajeros nos dijeron ‘prepárense porque va a estar la prensa esperando’. Nosotros no nos lo creíamos, pensábamos que exageraban. Pero cuando vimos allí a personal del Gobierno nos quedamos de piedra. Es como si en España te recibiera el ministro Salvador Illa”, comenta Roberto Millares. “Como dice Juan González de Escalada, director de la misión, durante nuestra estancia, a veces parecíamos estrellas del rock y otras la madre Teresa de Calcuta”, añade María Martín.

Todos ellos coinciden en el “maravilloso” y “cariñoso” trato recibido por parte de la sociedad salvadoreña. “Nos han cuidado desde el primer momento. Con nosotros iba siempre personal de seguridad de paisano y la mayoría de nosotros no nos dimos ni cuenta”, destaca Ignacio Pavón. “La gente se paraba por la calle a saludarnos y los pacientes eran súper cariñosos y agradecidos”.

Los profesionales destacan también la buena convivencia del grupo de samuitas. “Hicimos una piña. Yo no me lo esperaba. Por mi experiencia en otros trabajos anteriores y convivencias similares, pensé que el clima no iba a ser tan bueno, pero lo cierto es que se respiraba un gran compañerismo”, afirma el auxiliar de enfermería Rubén Izquierdo. “Si alguien tenía un problema o había tenido un mal día, hacíamos piña, le abrazábamos y le animábamos. Buscábamos la manera de que se sintiera bien e, incluso, si hacía falta, buscábamos una tarta para levantar los ánimos. Éramos una familia”.

En todo momento, los cinco, al igual que el resto de la misión, se sintieron arropados por el llamado Gabinete Retrasado. Así se denomina al grupo de profesionales que desde Sevilla cubría las necesidades del equipo e informaba en todo momento a los familiares de los miembros de la misión. “Tenían registradas todas las fechas importantes, como cumpleaños y santos, y eso a nosotros nos ayudaba mucho en los momentos más duros”, recuerda María Martín.

“Mi madre me llegó a decir que se sentía mucho más segura conmigo en El Salvador que si estuviera en Sevilla o en Mallorca, por toda la información que recibía desde el Gabinete Retrasado. A veces la llamo poco”, añade Roberto Millares. “El Gabinete Retrasado era el gran desconocido para nosotros. Era como si sus miembros estuvieran allí con nosotros siempre, lo sabían todo de nosotros y sabían todo lo que ocurría en El Salvador, cada detalle, cada incidencia, era como el Gran Hermano”, señala divertido Ignacio Pavón.

A la pregunta de si repetirían la experiencia, todos responden al unísono con un sí. “Yo incluso me hubiera quedado más tiempo, aunque con ciertos matices”, reconoce la enfermera María Martín. “Por ejemplo, el horario de trabajo. En todo el mes que estuvimos allí, solo descansamos tres días. Íbamos del hospital al hotel, y media hora para comer. Nada más. Sabíamos perfectamente a lo que íbamos, y no me quejo, pero ese ritmo sólo lo aguantas un mes, más no”.

Hemos vivido el espíritu SAMU en estado puro, y eso que algunos de los miembros del equipo no habían trabajado antes con SAMU, como yo”, reconoce Roberto Millares. “Hemos aprendido a gestionar la incertidumbre y nuestras propias miserias”. Y es que, “el espíritu SAMU hasta que no lo vives, no lo sientes”.

Llegada Misión El Salvador 2020 SAMU

La llegada del equipo de SAMU a El Salvador: Un recibimiento fraternal

SAMU ha completado con éxito durante agosto la Misión El Salvador 2020, que establece un hito para la entidad por el contexto histórico en el que se ha llevado a cabo, en plena pandemia mundial por la Covid-19, y por haber servido para establecer sólidos lazos de cooperación y fraternidad con el país centroamericano.

La expedición formada por 28 profesionales entre médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería partió el 29 de julio hacia El Salvador como respuesta de SAMU al llamamiento internacional formulado por el propio gobierno salvadoreño para hacer frente a la pandemia en el país. El objetivo de esta misión de cooperación era triple: adiestrar y formar al personal sanitario local, ayudar en la organización y logística, y ofrecer apoyo asistencial en el recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador.

Numerosas autoridades despidieron a este equipo de intervención de catástrofes tanto en Gelves (Sevilla), de donde partieron los sanitarios en autobús hasta Madrid, como en la capital de España, tal y como se adelantó en la edición de agosto de esta Revista SAMU. Entre las autoridades que desearon suerte a los sanitarios destacaron el embajador de El Salvador en España, Mauricio Peñate Guzmán; la responsable de Acción Humanitaria de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, Carma Tápies; el cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío Pérez de Mendoza; el presidente del Colegio Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona Martínez; y la vicepresidenta del Colegio de Enfermería de Sevilla, Pilar Cordero Ramos.

Después del vuelo transoceánico, la acogida al equipo fue sobresaliente desde el primer minuto. La ministra de Relaciones Exteriores de la República de El Salvador, Alejandra Hill Tinoco; el vicepresidente de la República, Félix Ulloa; y el ministro de Salud, Francisco Alabí, acudieron al Aeropuerto Internacional San Óscar Arnulfo Romero de El Salvador junto a otros altos cargos del Gobierno salvadoreño para recibir al contingente de 28 profesionales que han permanecido en este país durante un mes.

“No nos esperábamos en absoluto aquel recibimiento. Fue extraordinario”, reconoce Andrés Rodríguez Holst, team manager de la misión El Salvador. “Tras aterrizar, a pie de pista, nos recibió un nutrido grupo de personas en representación del Gobierno del país que, manteniendo la distancia de seguridad, nos saludaron y nos dieron las gracias por acudir para ayudarles a hacer frente a la Covid-19. Nunca, en ninguna de las misiones en las que he participado, me han recibido así”, continúa el enfermero. “Recuerdo que por unos segundos pensé: ¿qué expectativas tienen estas personas de nosotros? Luego supe que, fuesen cuales fuesen, íbamos a dar la talla porque llevábamos un equipo humano y profesional muy potente”.

En las mismas instalaciones aeroportuarias, la ministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, Alejandra Hill, señaló: “Pocas veces en mi vida he sentido el nivel de emoción y de gozo que he experimentado al verles a cada uno de ustedes bajar de ese avión. La calidad y la solidaridad es palpable”.

“En nombre de nuestro presidente, Nayib Bukele, sean bienvenidos a su patria, a una patria que ahora compartimos, que los abraza y que los acoge, y a una patria que los considera nuestros. Bienvenidos a su casa, gracias en nombre de nuestros médicos, que están agotados, pero que sacan fortaleza de su voluntad para curar a nuestros ciudadanos; gracias en nombre de los pacientes que están sufriendo; y gracias en nombre del pueblo salvadoreño”, insistió Hill Tinoco.

Juan González de Escalada, director de esta misión, fue el encargado de tomar la palabra: “Todos y cada uno de nosotros venimos como voluntarios a darlo todo para hacerle frente a esta pandemia”.

La Misión El Salvador, como SAMU ha denominado a la operación, se puso en marcha después de que el Ministerio de Salud de El Salvador emitiera una solicitud de asistencia para dar apoyo a un nuevo hospital, el Hospital Nacional El Salvador, localizado en San Salvador, que abrió sus puertas el 21 de junio con 105 camas de UCI y 100 camas hospitalarias, y que está siendo adecuado de forma paulatina para poder ofrecer hasta 1.000 camas de UCI.

En El Salvador, hay un médico por cada 5.964 habitantes y una enfermera por cada 1.223 habitantes, con un importante déficit en especialistas (médicos o enfermeros) capacitados en unidades de cuidados intensivos (UCI).

Desde que arrancó esta misión de cooperación internacional, SAMU ha recibido a través de diversos canales numerosas muestras de apoyo, solidaridad y agradecimiento, especialmente del pueblo salvadoreño. El propio presidente del país, Nayib Bukele, publicó en sus redes sociales una emotiva carta dirigida a la expedición de SAMU.

“Ellos no son salvadoreños, no son hijos de migrantes, no tienen lazos con nuestro país, no están cobrando salario extra y no ganan nada material. Sin embargo, vienen a nuestro país a salvar vidas, a arriesgar la suya propia. Dejan a sus familias en España, a quienes no verán durante un mes. Lo hacen, por una sola razón: quieren salvar vidas. Y vienen a salvar las nuestras”, señaló Bukele en sus redes sociales en referencia al equipo e SAMU. “Nos dan una gran lección de humanidad a todos”.

Misión El Salvador 2020 SAMU

Misión El Salvador 2020 de SAMU: la formación como legado

El equipo de intervención de catástrofes enviado por SAMU a El Salvador no ha dejado de trabajar desde que pisó tierras centroamericanas el 30 de julio. Durante un mes, los sanitarios han estado operativos de manera voluntaria en jornadas de 12 horas en primera línea para hacer frente a la pandemia de la Covid-19 en el Hospital Nacional El Salvador.

Entre los objetivos principales de SAMU figuraban tres. En primer lugar, responder a las necesidades de asistencia médica de todos los casos hospitalizados de Covid-19 que les fueron asignados. En segundo lugar, proporcionar capacitación a todo el personal de salud clínica local en el Hospital Nacional El Salvador. Y en tercer término, reforzar el diseño y despliegue logístico para los procesos de vestido y desvestido de intervinientes, así como para la descontaminación de pacientes e intervinientes de las instalaciones que les fueran solicitadas.

Una vez sobre el terreno, en los primeros días de la misión, los profesionales de SAMU participaron en una visita guiada por el hospital, a través de la cual pudieron realizar un reconocimiento de su estructura y valorar las capacidades logísticas y organizativas de este nuevo centro sanitario, un gigante con capacidad para albergar hasta 2.000 camas, la mitad de ellas de UCI. A continuación, realizaron un diagnóstico sobre la situación y desarrollaron un plan de actuación para su ejecución durante el mes de duración de este proyecto.

“Uno de los principales problemas que nos encontramos al llegar es que, a pesar de que el hospital cuenta con equipos de primer nivel, existían ciertas deficiencias organizativas, además de que los recursos humanos eran limitados. Había pocos médicos especialistas y gran parte del personal carecía de experiencia en situaciones de crisis como la que estamos viviendo en la actualidad y en el manejo de pacientes críticos en un hospital con tanta capacidad como éste”, relata Andrés Rodríguez Holst, team manager de esta misión.

Juan González de Escalada, director de la misión El Salvador, añade sus impresiones: “Los medios del hospital, en mi opinión, son aceptables. Era sorprendente ver cómo había alas enteras del hospital que aún estaban desocupadas pero que sí estaban dotadas. Los medios están muy bien. Lo que había que pulir es las formas de trabajar del personal. Algunos profesionales son junior, otros no. También vimos profesionales a los que se les está promocionando y potenciando para que aceleren su crecimiento y su desarrollo, y puedan pasar de un nivel más básico a una mejor labor de gestión. En ese sentido, creo que hemos podido sacar mucho partido de ellos”.

SAMU ha llevado a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño.

SAMU ha establecido un organigrama junto a los directivos del hospital que les ayude a trabajar de manera más organizada y efectiva, y ha asesorado a los profesionales locales a la hora de esclarecer las funciones de cada uno de ellos, especialmente de los puestos intermedios. También se ha realizado una labor de apoyo en el propio hospital y se han desarrollado talleres formativos con contenido asistencial.

“Hemos llevado a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama. A las 6:30 de la mañana llegábamos al hospital, nos cambiábamos de ropa, al igual que todos los sanitarios del centro, y empezábamos las guardias y turnos en el hospital. Hemos acompañado y trabajado con los sanitarios locales codo con codo para ayudarles a reforzar sus competencias en la organización de gestión hospitalaria y, a su vez, hemos estado con los mandos intermedios acompañando en la toma de decisiones y haciendo recomendaciones”, explica Juan González de Escalada.

El equipo de SAMU ha ofrecido entrenamiento clínico específico en distintos ámbitos como el triaje; la implementación inmediata de medidas apropiadas de prevención y control de infecciones (IPC); el abordaje al paciente crítico de forma precoz y su correspondiente monitorización; la prevención de complicaciones y tratamientos específicos anti-nCoV y manejo de los efectos secundarios, entre otros.
El contingente desplazado desde Sevilla ha prestado apoyo operativo para la supervisión y establecimiento de un centro de tratamiento Covid-19 de campaña, ha reforzado el diseño de zonas y protocolos de descontaminación de pacientes, control de flujos de intervinientes, zonificación, sectorización y análisis de vulnerabilidad e idoneidad de instalaciones Covid-19. Además, los profesionales de SAMU se han puesto a disposición de los sanitarios locales para la realización de cursos de bioseguridad.

Juan González de Escalada destaca la actitud abierta de los sanitarios salvadoreños a la hora de recibir asesoramiento y nuevos conocimientos por parte del equipo de SAMU. “La generosidad de todos ellos ha sido enorme por permitirnos escudriñar todos los rincones de este magnífico hospital, y también por permitirnos estar junto a ellos, todo el día, intentando hacer recomendaciones para que quizás su trabajo pueda ser aún mejor. Es una experiencia muy gratificante. Hemos podido compartir con estos profesionales todo lo que aprendimos en el pico de la pandemia en España”.

En cuanto a los pacientes atendidos, el director de la misión reconoce no haber detectado grandes diferencias entre los pacientes de España y El Salvador. “Es cierto que, en España, durante el pico de la pandemia nosotros atendidos principalmente a personas mayores provenientes de residencias de ancianos. La edad media de los pacientes es diferente pero su fisiopatología es similar”, explica Juan González de Escalada. “En El Salvador los pacientes son más jóvenes. Una de las primeras altas que dimos en España fue a un paciente de 94 años que estaba fantástico de cabeza y de físico. En El Salvador, por el contrario, el otro día vimos a una chica que a mis ojos tenía ocho o nueve años, y resultó que tenía 17 porque sufría bajo peso. Ese ha sido uno de los casos más impactantes para mí, ya que yo soy padre de dos menores”.

En cuanto al estado de ánimo del equipo, el enfermero Andrés Rodríguez asegura que los efectivos se han mantenido a pleno rendimiento. “Es cierto que en los últimos días, el equipo ya acusaba el cansancio. Trabajábamos en turnos de doce horas, seis días a la semana. Han sido muchos días de duro trabajo y muchas horas con el Equipo de Protección Individual (EPI) puesto, pero los ánimos y, sobre todo, la dedicación y eficacia en el trabajo no han decaído”, señala Andrés Rodríguez. “Ha sido muy importante el trabajo humano y de reflexión que hacíamos con cada uno de los chicos desde el equipo de mando para que mentalmente estuvieran al 100%”.

El enfermero Andrés Rodríguez agradece el apoyo recibido por parte de la población salvadoreña y de los propios profesionales del hospital. “Durante nuestra estancia en El Salvador, recibimos continuas muestras de cariño y de apoyo, incluso veíamos pancartas con nuestras fotografías y palabras de agradecimiento en la calle. La atención mediática también ha sido muy grande. Nunca en mis misiones anteriores había vivido algo así”.

Rodríguez también se muestra muy satisfecho con los miembros del equipo seleccionado para esta misión. “Estoy muy contento con el equipo. A muchos de ellos ya los conocía y había trabajado con ellos con anterioridad, pero a otros no, y me han sorprendido mucho para bien. Todos han dado la talla de manera sobresaliente. Es un equipo muy potente y difícil de igualar”.

Los 28 participantes de esta misión internacional han dado todo lo que estaba en sus manos, robándole incluso horas al sueño y al descanso en beneficio de los pacientes. Ahora regresan a España con la satisfacción del trabajo bien hecho y de que su acción ha salvado numerosas vidas.

Misión El Salvador 2020 SAMU

La sociedad salvadoreña homenajea a los voluntarios de SAMU

La sociedad salvadoreña ha mostrado su gratitud a la expedición de SAMU en numerosas ocasiones desde que el equipo aterrizó en el país y hasta el mismo momento de su partida hacia España. Las más altas instancias del Gobierno, incluyendo al propio presidente Nayib Bukele, han arropado a los miembros de la misión con mensajes de ánimo a través de las redes sociales y en diversos actos institucionales repartidos a lo largo de agosto. Uno de los homenajes más destacados a la expedición fue el ofrecido por la Asociación Nacional de Enfermeras de El Salvador (ANES), que entregó a todos los compañeros una obra del taller del reconocido escultor y pintor Fernando Llort, fallecido en 2018.

“Nuestros agradecimientos a la Misión SAMU El Salvador. Sus aportes quedarán en la historia vivida en esta emergencia de la Covid-19, pero sobre todo en los profesionales de salud de El Salvador que trabajaron junto a ustedes”, señalaron las representantes de la ANES.

La sociedad civil se ha volcado con los compañeros de SAMU. Como ejemplo, la empresa Línea Ejecutiva se ha encargado de cubrir de forma altruista todos los desplazamientos del equipo, y también entregó un reconocimiento a los representantes del grupo.

En la jornada previa a su regreso a España, el equipo de SAMU hizo entrega al Gobierno salvadoreño de cerca de 2.500 artículos de material de protección sobrante entre equipos de protección individual, guantes, pantallas, mascarillas y cintas de balizar para el almacén del Hospital. En el acto estuvieron presentes la directora del hospital, la doctora Laura Miranda, y el viceministro de Salud, Carlos Alvarenga. Éste último agradeció el apoyo brindado por Grupo SAMU, “no solo con la entrega de este donativo, sino también por su trabajo realizado en ese centro hospitalario en la atención de pacientes con coronavirus”.

Por otro lado, un día antes de la marcha de los miembros de SAMU, el ministro de Salud, Francisco Alabí, y la directora del Hospital El Salvador, en el que se ha desarrollado la misión de SAMU, brindaron un homenaje a los voluntarios españoles en reconocimiento a su labor y dedicación frente a la Covid-19 en el país.

La doctora Laura Miranda, responsable del macrohospital, señaló: “Ustedes vinieron a darle la mano a un paciente salvadoreño tendido en la cama por el virus. La atención que ustedes les dieron generó un cambio en la psiquis del paciente. Todo el equipo de este hospital está muy agradecido con ustedes, pero más, las personas a quienes ayudaron a salir adelante”.

Juan González de Escalada, jefe de la misión de SAMU, agradeció la “generosidad” del Gobierno y de los propios sanitarios con los que han compartido funciones durante el último mes. “Gracias por ayudarnos también a revisar todo aquello que creíamos que sabíamos y a seguir creciendo como profesionales”, subrayó.

El ministro de Salud, que recibió junto a su equipo la insignia de la Misión contra la Covid-19 de SAMU, se sumó a esta despedida: “Han estado semanas apoyándonos y eso nos ha generado lazos y vínculos de hermandad, pero en especial, la ganancia de experiencias que nos dejan para combatir la pandemia. Agradecemos que el único interés que ustedes tuvieron fue la salud del prójimo, y en este caso, la salud del pueblo salvadoreño”.

Misión El Salvador 2020 SAMU

Regreso de la misión ‘El Salvador 2020’ de SAMU: “Ya nada será lo mismo entre nosotros”

“Ya están aquí, ya están aquí”. La alegría contenida de familiares y amigos que esperaban la llegada de los 28 participantes de la Misión El Salvador a las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), se desató cuando algunos comenzaron a vislumbrar a lo lejos el autobús en el que viajaban los sanitarios. Aplausos, vítores y pancartas para dar la bienvenida a estos héroes que llegaron a Sevilla el sábado 29 de agosto tras un largo viaje transoceánico desde el país centroamericano y ocho horas en autobús desde el aeropuerto de Madrid.

Los profesionales bajaron de uno en uno del vehículo protegidos con mascarillas, algunos incluso con gafas y pantallas faciales, medidas de protección que no impidieron ver en sus rostros la emoción y la satisfacción de estar ya en casa.

Los familiares y amigos tuvieron que conformarse con saludar a sus seres queridos detrás de dos vallas para mantener la distancia de seguridad.

“Ha sido una experiencia muy intensa, en la que nos hemos sentido en todo momento arropados y acompañados por los profesionales salvadoreños, quienes han demostrado hacia nosotros una enorme generosidad”, señaló al llegar a Sevilla Juan González de Escalada, director de esta misión y jefe de Operaciones de SAMU. “Hemos tenido la oportunidad de formar a numerosos profesionales y también de trabajar junto a ellos codo con codo, volcando nuestro conocimiento y experiencia acumuladas en la gestión de la Covid-19 en España en El Salvador”.

“Se nota el trabajo que hace el Gobierno de El Salvador por su pueblo, es inigualable, luchan cada día por la salud de cada paciente y eso no lo tienen todas las naciones”, añadió Daniel Sánchez, técnico en cuidados auxiliares de enfermería y uno de los 28 profesionales que ha participado en la misión.

Durante 24 horas, todos los miembros del contingente descansaron en las instalaciones de Escuela SAMU a la espera de conocer el resultado de las pruebas de detección de Covid-19 realizadas a su llegada a España antes de reunirse por fin con sus familiares.

El presidente de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, fue el encargado de dar la buena noticia durante el emotivo homenaje en honor a los participantes de esta misión internacional: ningún contagio entre los miembros del equipo, todos negativos.

Este acto oficial de bienvenida se celebró la tarde del 30 de agosto, un día después de la llegada de los sanitarios, en Escuela SAMU (Gelves), y contó con la participación, entre otras autoridades, del cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío.

En representación de los familiares, se dirigió a los voluntarios Ana María, madre de Victoria, una de las participantes en el contingente, quien muy emocionada mostró su agradecimiento “a estos 28 valientes que vuelven de una misión de valientes”.

Todos los padres nos sentimos tremendamente agradecidos tanto a nuestros hijos como a SAMU”, señaló esta madre, que agradeció la información constante recibida por los responsables de SAMU. “Nos consta que vuelven con la misión cumplida, misión profesional y tremendamente humana. Particularmente me quedo con lo que mi hija me contó el segundo día que hablé con ella: ‘es que son los mejores, mamá’. Muchísimas gracias”.

A continuación se llevó a cabo la entrega de condecoraciones y diplomas a los 28 integrantes de la misión a cargo del presidente de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva; el cónsul honorario de El Salvador, Ignacio de Cossío; y el director general de SAMU, Carlos González de Escalada.

Uno de los momentos más emotivos del acto fue la intervención de Juan González de Escalada, director de la misión. Durante sus discurso, fue desgranando distintos momentos, felices y complicados, de la experiencia, con recuerdos y guiños para todos los voluntarios. “En nombre de todo el equipo, y también personalmente, gracias a todos por permitirnos vivir esta experiencia”. “Nada hubiera sido posible sin saber -dijo a las familias- que sabíais que ellos estaban seguros en El Salvador, y que confiabais en lo que estábamos haciendo”. “Más que hermanamiento entre los países y las personas de El Salvador y España, yo diría que ha habido casi una adopción. Sois un equipazo. Veremos las caras de los salvadoreños cada vez que nos encontremos. Ya nada será lo mismo entre nosotros”, concluyó.

Pero sin duda, el momento cumbre fue cuando se dio paso a un audio de una colega del Hospital Nacional de El Salvador, quien entre lágrimas agradeció todo el esfuerzo y la dedicación del contingente español, lo que conmovió enormemente tanto a los voluntarios como a sus familiares.

“Quiero que sepan que nos han dejado a todos con una gran tristeza y vacío en el corazón, y no hemos tenido ocasión de agradecerles todo lo bueno que han hecho por nosotros. Somos un país muy pobre, de los más pequeños de América, y ha sido un honor y un privilegio haberles tenido aquí. Su promoción es muy específica y más precisa, nos hubiera encantado tenerlos aquí más tiempo. Pero que sepan que siempre los llevaremos en nuestro corazón y nuestras puertas siempre estarán abiertas a vosotros”, manifestó la compañera sanitaria.

Antes de terminar el acto, el doctor Carlos Álvarez Leiva recordó que la misión ha sido posible gracias a la intervención directa y personal del cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, a quien se le hizo entrega de una medalla como gesto a su confianza en SAMU y su fundación.

Misión El Salvador 2020 SAMU

Misión El Salvador 2020: fuerza de élite contra la Covid-19

Un equipo de intervención de catástrofes de SAMU formado por 30 sanitarios ha viajado a El Salvador en respuesta a la petición de ayuda que el propio Gobierno salvadoreño realizó a Fundación SAMU a principios de julio para poder hacer frente a la crisis sanitaria que está causando la Covid-19 en el país centroamericano.

Debido a la situación actual en El Salvador, el Ministerio de Salud emitió al doctor Carlos Álvarez Leiva una solicitud de asistencia para dar apoyo al Hospital Nacional El Salvador, en la capital, inaugurado recientemente por el presidente del país, Nayib Bukele, que ha recibido a la expedición de SAMU con una emotiva carta publicada en sus redes sociales. El nuevo hospital cuenta con 1.000 camas de cuidados intermedios e intensivos, lo que lo convierte en el hospital más grande de América Latina.

“Nuestra urgente petición consiste en la necesidad de contar durante el período mínimo de un mes o más con el apoyo de médicos voluntarios: internistas, intensivistas, anestesiólogos, neumólogos, nefrólogos, cirujanos, pediatras y cardiólogos pertenecientes a las diversas organizaciones médicas de Europa así como a colegios de médicos. Adicionalmente, solicitamos enfermeros intensivistas que apoyen el esfuerzo de los médicos anteriormente mencionados. Es importante destacar que es de particular interés el apoyo para el manejo asistencial, control biológico, unidades de descontaminación, gestión de circulación y entrenamiento del personal”, señalan desde el Ministerio de Salud de El Salvador en su misiva. “Nuestra necesidad de apoyo es inminente”.

Para llevar a cabo esta misión y formar a su equipo de intervención, SAMU ha llevado a cabo un proceso de selección de profesionales sanitarios al que se han presentado más de un centenar de personas procedentes de toda España.

En total, SAMU ha seleccionado a una treintena de médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias y auxiliares de enfermería. La bautizada como Misión El Salvador 2020 arrancó el 29 de julio y durará un mes.

Un día antes, el día 28, todos los voluntarios fueron convocados a las diez de la mañana en Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), para salir todos juntos en autobús hacia Madrid, donde el 29 cogieron un vuelo hacia El Salvador.

“Somos un grupo eminentemente joven, pero con mucha ilusión, muchas ganas de ayudar, con la enorme responsabilidad de trasladar los conocimientos adquiridos en los 30 años de misiones de SAMU y en los cerca de 20 que llevamos impartiendo formación desde nuestra escuela en gestión de incidentes nucleares biológicos y químicos, pero partimos más deseosos aún de transmitir las mejoras prácticas que hemos destilado con la revisión de todos los protocolos de la pandemia en España”, manifestaba emocionado antes de partir Juan González de Escalada, director del Área de Emergencias de SAMU y jefe de la misión.

Numerosas autoridades acudieron hasta Gelves a despedir a la treintena de sanitarios, entre ellos el delegado de Recursos Humanos, Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Gelves, Rafael García Villa (en representación de la alcaldesa del municipio); la responsable de Acción Humanitaria de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, Carma Tápies; además del cónsul de Francia en Sevilla para Andalucía Occidental, Christophe Sougey De Funes; el cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío Pérez de Mendoza; el presidente del Colegio Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona Martínez; y la vicepresidenta del Colegio de Enfermería de Sevilla, Pilar Cordero Ramos, entre otros.

Antes de la partida, se vivieron numerosos y emotivos momentos protagonizados por los voluntarios y sus familiares, que entre lágrimas les despedían y le deseaban suerte en su misión.

Como madre me da miedo, lo que va a hacer es muy peligroso, puede contagiarse, pero entiendo que esto es lo que a él le gusta y tengo que apoyarle”, manifestaba un familiar de uno de los profesionales de este contingente.

Actualmente, los casos de coronavirus en El Salvador aumentan en una media de 270 nuevos contagios al día. El 87% de los casos confirmados se concentran en la capital del país.

El Ministerio de Salud salvadoreño identificó oficialmente los diez primeros casos de Covid-19 en el país el 10 de abril. A principios de julio, los datos eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. Las autoridades sanitarias prevén que el pico se alcance en agosto y el país no cuenta con suficientes especialistas (médicos o enfermeros) capacitados en unidades de cuidados intensivos.

“Esta solicitud de médicos voluntarios de urgencia resultará de gran impacto para beneficio de la población salvadoreña. Por todo ello, nos sentimos animados a continuar fortaleciendo y estrechando nuestros vínculos con Fundación SAMU y así seguir luchando por un mismo fin, que es mejorar las condiciones de vida de nuestras poblaciones”, señalan desde el Gobierno salvadoreño.

SAMU cuenta con una gran experiencia en intervención en catástrofes, y además ha adquirido una enorme experiencia en la gestión concreta de la pandemia de Covid-19. Durante el periodo de máximo impacto de la pandemia en España, SAMU estuvo en primera línea, gestionando importantes dispositivos sanitarios, como los dos hospitales de campaña que la organización levantó en el Hotel Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), y en la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en la Línea de la Concepción (Cádiz), por petición de la Junta de Andalucía, y donde se atendieron a personas mayores con Covid-19. SAMU también participó en el traslado de pacientes contagiados en Madrid y Toledo.

La entidad también ha realizado varias misiones humanitarias y asistenciales en el extranjeros, como la llevada a cabo en 2013 en Filipinas tras el tifón Haiyan y que tuvo una duración de cinco meses. También destaca la misión de Katmandú en 2015, tras el terremoto de Nepal; y la operación del campamento de refugiados de Calais, en Francia, también en 2015, entre otros hitos.

Andrés Rodríguez Holst Escuela SAMU

Andrés Rodríguez Holst, ‘team manager’ de la misión El Salvador: “Mi vida cabe en dos maletas”

El enfermero e instructor de Escuela SAMU Andrés Rodríguez Holst (1986, San José, Costa Rica) se pone al frente como ‘team manager’ del equipo de 30 sanitarios de SAMU que ha viajado a El Salvador para prestar asistencia sanitaria por la Covid-19. Rodríguez ha convertido su trabajo en su modo de vida y El Salvador será su misión humanitaria número 13.

—¿Cuándo y por qué decidió dejar los bosques tropicales y la costa caribeña de Costa Rica por España?
—Llegué a España el 15 de octubre de 2014 con una beca del Banco Interamericano de Desarrollo para estudiar el máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU. Tras graduarme, trabajé en el Hospital público de San Juan de Dios y fui profesor en la Universidad de Costa Rica, pero quería seguir formándome, sobre todo en logística sanitaria y acción humanitaria. Entonces sólo había dos másteres de estas características en el mundo, uno en Noruega y otro en Sevilla, el de SAMU. Así que me viene a España.

—¿Su intención era volver a Costa Rica una vez finalizado el máster?
—Yo voy donde me lleve el viento. A mi la vida me cabe en dos maletas. Además, estando en Europa comencé a colaborar con Médicos Sin Fronteras, por lo que me muevo mucho.

—Actualmente es profesor en Escuela SAMU, donde usted mismo se formó, y es el coordinador del módulo de Acción Humanitaria del máster de Enfermería. ¿Qué suelen esperar los alumnos de este módulo?
—Por lo general, las personas tienen una visión muy pasional y romántica de la acción humanitaria. Piensan en lo guay que es ser viajero del mundo y lanzarse a la aventura. Eso es lo que les llama la atención. A mis alumnos, cuando les presento el módulo nunca les cuento dónde he estado y qué he hecho, no me gusta ir alardeando, por lo que mis estudiantes, al principio, se muestran un poco escépticos. No esperan mucho y creen que es una chorrada de módulo. Pero al final, cuando nos metemos de lleno y profundizamos en la acción humanitaria, salen muy contentos. Alumnos que han llegado diciendo que su meta en la vida era tener una interinidad en el SAS han salido diciendo que quieren hacer una misión.

—¿Algunos de sus alumnos han ido a alguna misión humanitaria?
—Sí, hay varios que han mostrado interés y han realizado misiones con Cruz Roja, Save the Children, Médicos Sin Fronteras, Enfermeros Sin Fronteras o Bomberos Unidos Sin fronteras, entre otros.

—¿En su caso, cómo entró en contacto con la acción humanitaria?
—En 2009 hubo un terremoto en Costa Rica, concretamente en Cinchona. Necesitaban enfermeros instrumentistas, ya que había muchos traumas, y había que organizar aquello, y allá que me fui. Esa fue mi primera misión fuera de casa. Fui con Cruz Roja y, a raíz de aquello, hice contactos y empezaron a llamarme para otras acciones. Ya en España, en 2016, Médicos Sin Fronteras contactó conmigo para participar en el desarrollo de una unidad quirúrgica, un proyecto humanitario piloto de vanguardia, y ahí sigo.

—¿Cómo logra compaginar su trabajo como enfermero y profesor con sus numerosas colaboraciones humanitarias?
—Hasta el pasado año, dedicaba mis vacaciones de verano a trabajar con Médicos Sin Fronteras. Este año con la Covid-19 no ha sido posible.

—¿Cuántos años lleva sin disfrutar de unas relajadas vacaciones veraniegas?
—(Se ríe) Pues unos tres años, pero eso no significa que no descanse. Cojo días sueltos a lo largo del año. Por ejemplo, en diciembre estuve en una boda en Costa Rica y unos días antes de que se declarara el estado de alarma en España, también estuve en mi país. De hecho, estando allí se registró el primer caso de Covid en Costa Rica y estalló todo en España.

—Este verano se va a El Salvador como team manager de un grupo de intervención de catástrofes de SAMU. ¿Cómo surgió esta misión humanitaria?
—Debido a la crisis sanitaria que está atravesando El Salvador a causa del coronavirus, el Ministerio de Salud salvadoreño envió a principios de julio al doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, una petición de ayuda para dar apoyo asistencial al recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador, en la capital. La misión durará un mes y nos vamos el 29 de julio.

—¿Cuántas personas forman este equipo de intervención?
—Somos 30 personas, entre médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de enfermería y una psicóloga. Diecisiete de estos treinta sanitarios pertenecen a la plantilla de SAMU. El resto ha sido seleccionado tras un llamamiento que hicimos a través de las redes sociales.

—¿Cómo ha sido el proceso de selección de profesionales?
—Lo primero que hemos valorado ha sido la predisposición. Todos se pusieron en contacto con nosotros, no al revés. En total recibimos 127 solicitudes. A todos ellos les mandamos un correo electrónico explicando los objetivos de la misión y lo duro que iba a ser el trabajo allí. Tras este correo, 40 mostraron interés en continuar con el proceso. Es lo que hemos hablado antes, esa visión pasional de la acción humanitaria, pero en el fondo la gente no quiere darse la paliza.

—¿Qué aspectos se han tenido en cuenta para seleccionar al equipo?
—Los perfiles profesionales, los currículos y, sobre todo, la experiencia con Covid-19. También se ha dado prioridad al personal de SAMU.

—¿Se lleva a algún exalumno de Escuela SAMU?
—Sí, me llevo a cinco exalumnos del máster de Enfermería y a cuatro del curso de TES. Todos ellos contactaron conmigo.

—Una vez en El Salvador, ¿cuentan con algún enlace en España en caso de que surja algún problema?
—Nosotros lo llamamos gabinete de crisis y está formado por personal de SAMU íntegramente. La mayoría de estas personas tienen experiencia en el trabajo con Covid-19, como por ejemplo Andrea Luis, que formó parte del equipo de mando del dispositivo del Hotel Alcora en Sevilla, que atendió a personas mayores contagiadas.

—¿Qué se van a encontrar en El Salvador cuando lleguéis?
—Todo es un poco incierto aún. El Gobierno salvadoreño abrió recientemente un hospital con capacidad para mil camas y necesitan ayuda asistencial ante la grave crisis sanitarias que estamos viviendo. A principios de julio, los datos oficiales eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. El 87% de los casos se concentran en la capital. No obstante, amigos y conocidos de la zona me cuentan que la situación es bastante caótica. Hasta que no lleguemos allí no sabremos a qué nos vamos a enfrentar.

—¿Qué es exactamente lo que os pide el Gobierno de El Salvador?
—En concreto, nos piden tres cosas: adiestrar y formar al personal local, ayudar en la organización y ofrecer apoyo asistencial.

—¿Qué supone para SAMU esta misión humanitaria con un grupo de intervención tan numeroso?
—Ésta es la primera vez que SAMU envía un grupo tan grande a una misión. En otras misiones como en Filipinas fueron varios contingentes de unas diez personas cada uno, pero no coincidieron todos allí. La acción humanitaria contemporánea es eso, llevar grupos numerosos de entre 30 y 50 personas, que sean autosuficientes y capaces de gestionar y organizar una situación de estas dimensiones. Con nuestra participación en El Salvador demostramos que SAMU tiene la capacidad y el nivel para estar en las grandes ligas de la acción humanitaria.

—En España, cada días son más numerosos los brotes. ¿Está SAMU capacitado para hacer frente a una segunda ola en España y mantener una misión humanitaria de gran escala en El Salvador al mismo tiempo?
—Sí, SAMU tiene capacidad para ello. La limitación más grande son los recursos humanos. En el caso de El Salvador, no todo el mundo está dispuesto a irse un mes fuera de su casa y a otro país, y más con todo lo que está sucediendo. No es lo mismo combatir una enfermedad como ésta en El Salvador que en casa, por lo que sigue habiendo profesionales cualificados en España para dirigir de nuevo dispositivos de pacientes con Covid-19 si fuera necesario.

—¿Podría nombrar otras misiones importantes en las que ha participado SAMU?
—En los últimos diez años, SAMU ha estado presente en Filipinas, Nepal, Marruecos, Haití, Calais (Francia) y Lorca (España). Con anterioridad al año 2000, SAMU ha realizado importantes misiones en puntos como Irán o Bombay (India).

—En su caso personal, ¿en cuántas misiones humanitarias ha participado?
—El Salvador será la número 13. Las que más me han marcado han sido Siria y Libia, porque eran zonas en guerra; y también Calais (Francia), porque fue la primera vez que trabajé con refugiados. Calais fue especial y distinto porque yo estaba acostumbrado a misiones de catástrofes y desastres naturales, y aquí fue la primera vez que estuve en un campamento de refugiados. En los desastres naturales la gente lo pierde todo, hay mucha ansiedad, muchas personas en shock, con conmoción. En Calais era diferente, eran personas sometidas a mucha presión desde hacía mucho tiempo y que estaban desgastadas emocional y físicamente.

—¿Podría explicarnos, desde su experiencia, cómo es trabajar en una zona en guerra?
—He tenido la suerte de estar en acciones humanitarias de diversa índole: desastres naturales, emplazamientos humanos, conflictos civiles, conflictos militares. Cada una tiene sus propias características y hace que las personas se comporten de manera diferente y tú también actúas de manera distinta. En Siria fue la primera vez que estuve en una guerra, un conflicto militar. Vi otra cara de la humanidad. En Libia, el conflicto era civil, mucho más caótico y desorganizado. Arrasan con todo. Tienen a niños de 13 y 14 años con una AK-47 y se creen muy hombres porque tienen esa pedazo de pistola. Libia es un sitio que está olvidado, eso es tierra de nadie. He visto cosas terribles e innombrables.

—En todas estas misiones, ¿ha temido alguna vez por su vida?
—Sí, pero con el paso del tiempo, cada vez tienes menos miedo. Hace mucho que tengo muy interiorizado que si aquí me muero, aquí me muero. No me entrego a la muerte, pero uno sabe dónde se mete. En pocas ocasiones he pensado ‘aquí termina todo’, pero alguna que otra ha habido.

—¿Cómo se prepara para hacer frente a estas situaciones?
—En Médicos Sin Fronteras te preparan mucho psicológicamente en el manejo de situaciones en un entorno hostil. Hay ocasiones en las que tienes que saber cuándo tienes que agachar la cabeza. Hay sitios que por mirar mal a alguien te apuntan con una pistola.

—Antes de la crisis sanitaria, ¿tenía destino cerrado para este verano?
—Sí, Yemen. Tenía que haberme ido el 15 de julio. Ahora todos los esfuerzos se centran en combatir la Covid, todo lo demás se ha parado.

SAMU se encarga la cobertura médica de la Titán Series de Arabia Saudí: un paso más en la internacionalización

SAMU da un paso más en su proceso de internacionalización con una cobertura médica histórica tanto por la singularidad del evento deportivo a atender como por el país en el que se celebra. Hablamos de la Titán Series de Arabia Saudí, la carrera ciclista que se celebra entre el 29 de enero y el 1 de febrero en el país de la península arábiga, y en la que el equipo de SAMU afronta la cobertura más lejana realizada por la empresa hasta la fecha.

Titán Series Arabia Saudí es una carrera de bicicleta de montaña por etapas que pretende hacer vivir a sus 148 participantes la misma experiencia que en el evento insignia de esta marca: la mítica Titán Desert. Esta nueva prueba del calendario no se celebra en Marruecos, sino que embarca a los deportistas en una aventura humana y deportiva en la que atravesarán paisajes impresionantes y remotos que nunca antes habían sido cruzados en bicicleta.

El mismo componente de aventura marca la expedición de SAMU, que ya inició el año pasado su colaboración con la sociedad organizadora (la unión entre RPM-MKTG y ASO) acudiendo como observador a la Titán Desert, en pleno Sáhara marroquí. Ahora, SAMU asume el dispositivo sanitario de esta nueva prueba, que ha completado todas las plazas ofrecidas y ha generado una gran expectación en el mundo de los deportes extremos.

“Es una cobertura lejana y exigente para nuestro equipo, y además es el comienzo de una nueva relación con una empresa que hace proyectos de gran nivel tanto en España como en otros países. Queremos hacerlo muy bien”, explica Borja González de Escalada, al frente de un equipo de otras cuatro personas. Le acompañan en esta misión los médicos especialistas en emergencias Patricia González y David Zamora, y los enfermeros especialistas en atención prehospitalaria Paula Mora y Alexander Hansen, además de todo el apoyo de los recursos propios de SAMU.

“Un paraíso muy poco conocido”

Los corredores se enfrentan a 300 kilómetros de pistas muy arenosas y realmente duras, con más de 3.400 metros de desnivel acumulado, y con la ciudad de Hail como punto de partida. El máximo responsable de la Titan Series, Juan Porcar, reivindica “la vocación por el desierto” y resalta la oportunidad que brinda Arabia Saudí: “Abre las puertas de un paraíso muy poco conocido, pero inmenso y de una belleza sorprendente”, señaló en la presentación de la prueba.

“El recorrido está concentrado alrededor de las montañas de Hail. La segunda etapa es la del desierto, deportivamente la más dura, con cuatro kilómetros de dunas, y la tercera la de montaña, sobre todo en los primeros 30 kilómetros, de gran belleza paisajista. En general, las pistas están en buen estado, pero con mucha arena”, ha apuntado Manu Tajada, director deportivo de la Titan.
Entre los participantes, 38 son “Titan Legends”, ciclistas que suman más de 3.500 kilómetros en carreras Titan. Saldrán 13 mujeres y solo 30 debutantes. Todos tienen que respetar unos requisitos de seguridad: Deben llevar consigo 1,5 litros de agua, 2 dorsales, uno para el maillot y otro en la mochila de hidratación, un chip de cronometraje, un dispositivo de geolocalización, un GPS, un casco homologado de seguridad, una manta térmica, un teléfono móvil y un silbato.

Requisitos de seguridad

Borja González de Escalada explica que la prueba también representa un gran reto para los profesionales de SAMU: “Trabajaremos con un equipo al que todavía no conocemos, en un país en el que no hemos trabajado nunca y en el que la acción de terceros nos condiciona: evidentemente no tenemos el control de la prueba en nuestras manos, pero sí contamos con ventajas como un hospital de primer nivel a 45 minutos del recorrido, y ambulancias y equipamientos también excelentes”, relata.

Los participantes están conectados por GPS con la organización y pueden pedir auxilio en cualquier momento, y también recibir atención sanitaria si se produce cualquier problema o accidente que les impida solicitar ayuda. Además, hay coches de apoyo a lo largo del circuito, tres controles de paso, tres controles de hidratación y la propia meta, con lo que sí existe un escenario bajo un relativo control, dentro de lo que ofrece el desierto.

La “empatía absoluta” con el participante, la colaboración institucional, la apuesta por las nuevas tecnologías, el desarrollo de nuevos procedimientos y herramientas de control, y la optimización de recursos con máxima calidad del servicio son los retos que afronta SAMU en esta misión, que abre el camino a la presencia de compañeros de SAMU en más eventos deportivos de primera magnitud internacional.

Caravana escolar solidaria SAMU Sevilla-Marruecos 1

Caravana Solidaria Escolar Sevilla-Marruecos: Un gesto sencillo y extraordinario

Pocos segundos después de que el reloj marcara la seis de la mañana del 28 de octubre, comenzamos un viaje que dejaría una huella profunda en las vidas de las 15 personas que formamos parte de la Caravana Escolar Solidaria Marruecos 2019, la última misión de cooperación internacional del equipo de SAMU.

La llegada a Tánger no fue fácil. Bajo la dirección del doctor Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, y la participación de especialistas en medicina, enfermería, emergencias sanitarias, pedagogía e integración social, tanto del equipo de SAMU como del de nuestros hermanos de SAMU Tánger, la expedición a Marruecos llevaba sobre sus espaldas (y de la flota de vehículos habilitada para este proyecto) decenas de cajas con material escolar y toneladas de ilusión con el objetivo de repartirlas en escuelas y colectivos infantiles en situación de vulnerabilidad del norte del país en tan solo cuatro jornadas.

Nuestros primeros destinos fueron las aldeas de La Madraza, Marge Iowa, Dar Maymun y Guelide. Al descender de los vehículos, pusimos en marcha una operación organizada de forma milimétrica para cubrir en el menor tiempo posible las máximas necesidades del centenar de niños y niñas que nos esperaban con sonrisas llenas de luz. Es complejo describir la emoción que se siente cuando ves a un pequeño de apenas seis años dejando a un lado sus viejas sandalias para calzar unos zapatos nuevos, mientras sostiene con incredulidad y admiración su primer juguete.

Caravana escolar solidaria SAMU Sevilla-Marruecos

Caravana escolar solidaria SAMU Sevilla-Marruecos

El origen de esta Caravana Escolar Solidaria se remonta a la puesta en marcha hace tres años de SAMU Tánger. La delegación ha permitido a SAMU tener contacto con numerosas organizaciones locales que trabajan con personas en riesgo de exclusión social y conocer, de primera mano, las necesidades de determinados colectivos de niños en el norte del país. Es a raíz de trabajar con estas entidades cuando el equipo de SAMU toma constancia de la necesidad de reforzar el proceso educativo de estos niños, y de la oportunidad de hacerlo llevándoles materiales muy valiosos para ellos.

Así, la expedición de SAMU iba cargada con más de 100 cajas que incluían 1.000 mochilas dotadas con un set completo de material escolar (2.000 cuadernos y libretas, 800 estuches y 7.000 lápices), además de ropa y calzado.

Con este cargamento, la caravana llegó a su siguiente escala: el centro de las Adoratrices. En pleno corazón de Tánger se encuentra este espacio que proporciona asistencia a madres en riesgo de exclusión social con escasos recursos.

El equipo de SAMU, fiel a su vocación, no solo entregó material escolar sino que también prestó asistencia sanitaria allí donde ésta era útil. Los compañeros atendieron a decenas de personas. La expresión de los bebés mientras recibían consulta médica y el agradecimiento de sus madres son una de las sensaciones que más me han marcado en esta misión.

Continuamos recorrido en las aldeas de Ehawde y Mjibha. Nuestros pasos avanzaban con decisión escudriñados por tímidas risas que mostraban con sencillez una pequeña parte de la profundidad que se escondía detrás de todas las miradas que nos seguían con atención. Con cada detalle que entregábamos, recibíamos montañas de felicidad y gratitud. La realidad traspasaba nuestras fronteras y nos ataba al suelo de Marruecos.

Nuestra última jornada fue la más intensa. En primer lugar, visitamos la guardería que gestionan las Hermanas de Jesús de María en Tánger. El cansancio permanecía aparcado ante las ganas y el deseo de concluir el último día con todos los objetivos cumplidos.

Cada uno de los voluntarios que han formado parte de este proyecto ha dejado un trozo de su corazón en él. Este último día no podíamos defraudar a quienes nos esperaban con el alma encendida. A través de una cadena humana, fueron pasando una a una todas las cajas y juguetes hasta llegar a las puertas del colegio, cuyo responsable nos recibió con enorme afecto.

El frío y la lluvia fueron compañeros en las últimas horas de la expedición. Las aldeas de Ivitar, Karkar, Elyasamine, Dar LBerdae y Sayosa fueron las protagonistas del fin de nuestra experiencia. Entre juegos, globos y canciones fuimos ordenando todos los mensajes que formaban parte de esta historia, añadiéndolos a una larga lista de experiencias que llenan nuestras mochilas.

Con todo el material entregado y casi un millar de abrazos a nuestras espaldas, volvemos con la sensación de haber hecho un poco más felices a todos los niños y niñas que nos han recibido en sus hogares, con la satisfacción del trabajo bien hecho y la inquietud y las ganas de volver.

Me quedo con la ilusión; con los colores; con las pompas de jabón que descubrían un universo en cada vuelo que realizaban sobre nuestras manos; con cada gramo de atención que hemos aportado en las aldeas y que nos ha sido devuelto de la forma más tierna que podíamos imaginar. Me quedo con el compañerismo; con el aprendizaje y el esfuerzo que han sido las claves que han hecho posible esta aventura. Y, sobre todos estos factores, me quedo con la solidaridad y la empatía que han marcado cada una de las acciones llevadas a cabo por un grupo de personas incomparables.

El valor y la responsabilidad para cambiar el entorno que conocemos necesitan únicamente a personas que quieran cambiar su destino. Hay millones de familias que precisan de nuestra ayuda y el mundo que nos rodea tiene guardadas cosas muy sencillas y a la vez maravillosas que podemos hacer por ellas. Tan solo hay que decidir cómo deseamos afrontar nuestro día de mañana y con qué herramientas vamos a salir a buscarlas.

Autora: Marina Duarte