Guía práctica para actuar frente a una crisis epiléptica

Guía práctica para actuar frente a una crisis epiléptica

La epilepsia no es una enfermedad psiquiátrica ni mental, sino un problema físico, un trastorno del cerebro causado por un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuromas que provoca episodios de crisis epiléptica. Las crisis se manifiestan de dos formas: pueden ser parciales o focales (aquellas en las que la descarga comienza en una zona concreta que puede extenderse al resto de la corteza cerebral), o pueden ser generalizadas (que afectan a toda la superficie del cerebro y provocan la pérdida de conocimiento). Antiguamente este tipo de trastorno neuronal se asociaba a supersticiones.

Hay diferentes tipos de epilepsia, algunos incluso de origen desconocido para los neurólogos. Popularmente se tiene la idea de que un ataque epiléptico es siempre convulsivo, pero también están los ataques parciales o focales que suelen exteriorizarse en forma de movimiento mioclónico, o sacudidas involuntarias.

Cómo actuar frente a una crisis epiléptica

Generalmente, el primer sentimiento que una persona tiene frente a una crisis epiléptica cuando no está familiarizada con este problema es de pánico por no saber cómo actuar. Por eso, lo primero que hay que hacer es guardar la calma para servir de mejor ayuda a quien está padeciendo este episodio

Pasos importantes a adoptar frente a una crisis epiléptica

  1. El primer paso es colocar a la persona en una postura cómoda, sin forzarla, ya sea en la cama, en un sofá, e incluso en el suelo, acomodando su cabeza bajo una superficie blanda, como por ejemplo en un cojín, para evitar que se golpee.
  2. No se debe tratar de inmovilizar a una persona por la fuerza durante la crisis.
  3. Es importante intentar mantenerle de lado y aflojarle cualquier prenda que pueda ir apretada a su cuerpo, ya sea el cinturón, corbata, pantalón, etcétera.
  4. No pretender hacerle la respiración boca a boca o administrarle cualquier tipo de medicamento ni darle agua, a pesar de que parezca que tiene dificultades para respirar. Es normal que, durante uno, dos o tres minutos, que es lo que suele durar una crisis epiléptica, al ponerse rígido el cuerpo de quien está convulsionando, el proceso respiratorio no se presente normal.
  5. Tampoco se debe introducir ningún objeto en la boca con el afán de que la lengua no vaya hacia atrás, dado que puede ser peligroso si el afectado se traga este objeto y éste se queda alojado en las vías respiratorias.
  6. En la mayoría de las ocasiones, este tipo de crisis epilépticas finaliza en dos o tres minutos, tras lo cual la persona se recupera gradualmente.
  7. Se debe esperar al lado de la persona hasta que la crisis epiléptica termine. Dejar que descanse hasta que se recupere y comprobar que vuelve poco a poco a la situación normal.
  8. La administración de medicamentos durante la crisis epiléptica en otra forma que no sean pastillas, solamente se debe dar en caso de que la crisis se prolongue o bien por indicación del médico en situaciones clínicas concretas. Una vez finalizada la crisis epiléptica no es útil la administración de medicación sedante.

Después de la crisis epiléptica

La gran mayoría de las crisis epilépticas terminan de forma muy rápida y no es necesario trasladar a la persona con epilepsia conocida a Urgencias. Será necesario tomar esta medida en los siguientes casos:

  1. Si la crisis epiléptica dura más de 5 minutos, o si se repite en corto espacio de tiempo.
  2. Si el afectado no recupera por completo la situación previa, tras un periodo de tiempo prudencial después de la crisis epiléptica.
  3. Si ha habido un traumatismo importante durante la crisis epiléptica.
  4. Si la persona que ha sufrido la crisis epiléptica está embarazada.
  5. Si se trata de una persona que no sea epiléptica. En este caso no se conoce la causa y puede tener una enfermedad aguda que requiera un diagnóstico y tratamiento urgente (por ejemplo, meningitis, trombosis cerebral, intoxicación, etcétera). En este caso, el doctor necesitará saber el tiempo de duración y la situación del paciente después de la crisis, si responde con normalidad o no.

Recuerda que la mejor ayuda que puedes ofrecer en una crisis epiléptica es mantener la calma, para después llevar a cabo los pasos indicados.