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Juan Pérez, alcalde de Lucena (Córdoba)

Juan Pérez, alcalde de Lucena: “La convivencia con los menas es sensacional”

El alcalde de Lucena (Córdoba), Juan Pérez, alaba y agradece públicamente la labor llevada a cabo durante la crisis sanitaria por los diferentes colectivos sociales que desarrollan su labor en el municipio, entre los que se encuentra el centro de menores Los Santos, gestionado por Fundación SAMU.

Tras el estado de alarma, el Ayuntamiento de Lucena envió una carta de felicitación a diferentes asociaciones de la localidad que tienen un desempeño social por su labor durante la crisis sanitaria de la Covid-19. ¿Cómo han vivido esta situación en su localidad?
—Pues lo vivimos con enorme preocupación. La situación de emergencia sanitaria, inédita para todos, también sorprendió al Ayuntamiento, que no tiene en su estructura de servicios públicos recursos de tipo sanitario. A pesar de todo, afrontamos la situación de emergencia con una gran determinación. Todo aquello que estuvo en nuestras manos como Ayuntamiento, lo hicimos. La prioridad uno pasó a ser la salud pública y evitar la propagación del virus en la ciudad.

—¿Cómo ha sido la gestión municipal durante la primera ola de contagios?
—El trabajo ha sido intenso por parte de muchos empleados municipales. Es justo que los reconocimientos de la ciudadanía se vuelquen en el personal sanitario, imprescindible en una crisis de esta tipología. Ahora bien, en el ámbito municipal, en una ciudad como Lucena, el papel de la Policía Local, Protección Civil y el personal de Servicios Operativos, ese que cada día cuida de la limpieza y mantenimiento de los espacios públicos, ha sido determinante. Fueron días, semanas y meses de dedicación plena. La vocación de servicio público, escrita en mayúscula.

—¿Cómo valora el papel de los colectivos sociales durante la crisis sanitaria?
—De gran colaboración con las administraciones y de gran responsabilidad. Prácticamente desde el principio del estado de alarma, con la población confinada en casa, los centros sociales donde conviven un importante número de personas acapararon parte de la atención. Desde el Ayuntamiento, a diario ofrecíamos lo que estaba en nuestras manos. Entregamos material de protección y reforzamos la limpieza y desinfección de exteriores para ayudar a que la entrada y salida de usuarios, cuando era necesaria, y del personal fuera lo más segura posible. Incluso se contrataron trabajos de limpieza en el interior de los centros que lo solicitaron. La respuesta por parte de los colectivos ha estado a la altura de lo que crisis sanitaria requería. Tienen el agradecimiento y el reconocimiento de nuestro Ayuntamiento.

—¿Cree que la crisis sanitaria que atravesamos ha puesto de relieve la importancia de la colaboración y coordinación público-privada durante la crisis?
—Si hablábamos antes de una situación inédita, la respuesta tenía que ser de esa misma naturaleza. En la gestión pública, mucho se suele hablar de la colaboración pública-privada. Es una fórmula interesante y necesaria en algunos ámbitos. En este episodio, ha sido crucial. Nosotros lo hemos visto en la colaboración ofrecida por empresas en la entrega de materiales de protección o de productos de alimentación para el comedor social. Pero voy más allá: esta crisis nos ha permitido descubrir o reencontrarnos con una colaboración ciudadanía-administraciones escasamente perceptible anteriormente. Cuidar esta relación deberá ser una obligación colectiva.

—Sobre la situación particular del centro de menores no acompañados Los Santos gestionado por SAMU en Lucena, ¿cuál es su valoración desde la alcaldía sobre la actividad de este centro?
—La valoración es tremendamente positiva. Antes nos referíamos a la colaboración público-privada como un aspecto necesario. Qué podemos decir de la cooperación entre administraciones. Cuando dimos un paso al frente y ofrecimos instalaciones municipales para albergar un servicio competencia de la Junta de Andalucía, demostramos nuestra definición de la política y los recursos públicos al servicio de quien más lo necesita. Los menores no acompañados que llegan a nuestro país deben de sentirse arropados por la sociedad española. Pongamos, por tanto, en primera línea de esa atención a las administraciones. Seguro que la ciudadanía toma buena nota.

—¿Cómo es la convivencia de los jóvenes de Los Santos con los vecinos?
—Me consta que la labor de SAMU en el día a día del centro es tan profesional como humanitaria. El resultado es visible para todos y la convivencia es sensacional, sin ninguna fisura ni altercados. De máximo respeto. Estoy convencido de que seguirá siendo así en septiembre, cuando algunos menores se incorporen al curso escolar en los institutos.

—¿Cree que se está logrando la inclusión social de estos jóvenes?
—La situación de excepcionalidad que vivimos a nivel general en los últimos meses ha podido ralentizar el desarrollo de la estrategia de integración en la sociedad local. Confiemos en que a medida que las restricciones sanitarias vayan desapareciendo, esa inclusión, que todos deseamos, sea más efectiva. No hubo problemas de convivencia en la anterior etapa de este centro en Lucena y no tiene por qué haberlos ahora. Siempre nos hemos expresado en estos términos.

—¿Se han superado las reticencias iniciales o aún queda camino por recorrer?
—Seré sincero: queda camino por recorrer. También dijimos que el miedo o las dudas de algunos vecinos pueden ser, en un momento dado, hasta lógicas, pero aquí estábamos todos, como responsables de la seguridad y la gestión de la ciudad, para derrumbar esos obstáculos. Se hace camino al andar. Avancemos en la eliminación de prejuicios y demos una oportunidad a la solidaridad. Con respeto, todo irá bien. Asumamos que estos menores no acompañados son parte de nuestra sociedad. Démosles su sitio, que está entre nosotros.

—¿Qué pueden hacer las administraciones públicas por el futuro de estos jóvenes?
—Caminar en la senda de la cooperación. El modelo de la ciudad de Lucena está ahí, sobre la mesa, para mejorar la percepción de la ciudadanía sobre estos centros de menores no acompañados. Instituciones como Fundación SAMU deben contar con la ayuda de todas las administraciones, también los ayuntamientos, en la gestión de un servicio que es, ante todo, humanitario, más allá del mapa competencial vigente entre administraciones. Un ejemplo muy concreto: nosotros estamos trabajando para que el servicio de bus urbano pueda llegar hasta Los Santos, será otra aportación municipal para la inclusión, para la integración, de este colectivo en la ciudad.

Residencia Santa Teresa: una parte del pueblo

SAMU sigue adelante en su estrategia de expansión en todos los territorios de España. Si en anteriores números de Revista SAMU hemos reseñado los proyectos en marcha en las Islas Canarias y en Asturias, hoy queremos detenernos en Castilla-La Mancha.

En el pequeño pueblo de Villafranca de los Caballeros (Toledo) está la residencia Santa Teresa, donde viven 34 personas con discapacidad intelectual entre leve y moderada, todas con una plaza subvencionada por la Consejería de Servicios Sociales. Es un lugar ideal para un centro como éste, según explica Sonia Oliver, su directora: “Es un pueblo pequeño [de unos 5.000 habitantes], con lo que la interacción es más fácil. No es un entorno complejo en el que tengan que acceder a transporte o centros comerciales. A veces, los residentes hasta toman café con las vecinas”.

La cercanía facilita la vida comunitaria, que es uno de los grandes objetivos del centro. “Todas las intervenciones tienen que basarse en la planificación centrada en la persona”, explica la directora, que resalta que la promoción de la autonomía personal está por encima de todo. Es un modelo de intervención basado en ocho ejes y que implica derechos, inclusión, dar voz a las personas y, en definitiva, dignificarlas y conferirles el poder de decidir sobre su vida. A partir de esas premisas se organizan los apoyos para que lo logren.

De esta forma, los usuarios de Santa Teresa van ganando en autonomía, aprendiendo a elegir. Y la autonomía, dice Oliver, es dignidad. “Cuanto más autónomos por más tiempo, más calidad de vida”.
Premio del Carnaval y un programa de radio.

Llevan en el pueblo desde 2015 y la integración es cada vez mejor. Por la mañana los residentes que pueden van a centros ocupacionales, mientras otros (en función de su edad o de sus características) la pasan en la residencia. Por la tarde llega el momento de las actividades en la comunidad, que son de lo más variado: desde clases de informática a cerámica, pasando por música, estimulación cognitiva o deporte inclusivo. Actividades que organiza el ayuntamiento y en las que participan los residentes de Santa Teresa. “Eso es la inclusión, no montar talleres aparte”.

Pero sin duda, lo que más disfrutan los usuarios son las actividades lúdicas. Los residentes de Santa Teresa han vendido sus propios llaveros, marcapáginas y pendientes en mercadillos medievales, han hecho representaciones teatrales en pasacalles y hasta han ganado un premio en el concurso de disfraces de carnaval. La mitad del premio, 100 euros, la donaron a la Protectora de Animales, donde algunos de ellos realizan voluntariado sacando a pasear los perros. Otro de sus grandes hitos es un programa de radio, que en los días de actividades restringidas en el exterior funcionó a pleno rendimiento.

La crisis sanitaria que vivimos también ha puesto en duda sus vacaciones de verano. El año pasado fueron a Asturias, y este año pensaban pasarlas en Fuengirola (Málaga).

La mayoría han comprendido la gravedad de la situación y se han volcado con el personal del centro, a quienes agradecieron su trabajo en un emocionante vídeo. “No hacemos más que nuestro trabajo, pero llevamos unos días de muchos nervios y tensión para intentar protegerlos”, explica la directora.
Esa sensación de protección es fundamental para ellos, y el cambio social y de hábitos provocado por el coronavirus ha sido drástico para sus vidas.

Ya desde un par de días antes de la declaración del estado de alarma decidieron que debían quedarse en el centro. Lo comentaron en una asamblea y, a partir de entonces, reorganizaron todas las actividades para realizarlas dentro de la residencia. Así que fueron días de mucho bingo, de cine, de yoga y pilates, de costura y hasta de preparar una procesión de Semana Santa para los días más señalados, Jueves y Viernes Santo. Siempre dentro del centro, claro.

“El alcalde de Villafranca de los Caballeros siempre dice la misma frase: el pueblo es mejor desde que estáis vosotros aquí”, cuenta Sonia Oliver a los usuarios de este centro, que ya vuelve a disfrutar de una vida más normalizada tras el fin del confinamiento y del estado de alarma.

Hotel Alcora SAMU psicólogos covid

Psicólogos de SAMU Wellness ofrecen apoyo a pacientes, familiares y trabajadores durante la crisis sanitaria

Un gabinete formado por doce psicólogos de SAMU, principalmente de la clínica de salud mental SAMU Wellness, y de consultas privadas, todos ellos especializados en Psicología Clínica, ofrecen apoyo psicológico a pacientes y familiares del Hotel Alcora (Sevilla) y la Residencia de Tiempo Libre El Burgo de la Línea de la Concepción (Cádiz). Estos profesionales también asisten a trabajadores de SAMU que intervienen en el traslado de pacientes en Madrid o en alguno de los centros medicalizados mencionados anteriormente. Desde que se puso en marcha este servicio a finales de marzo, se han realizado más de 400 intervenciones psicológicas.

“El proyecto nació tras observar la magnitud creciente de los casos y las medidas de confinamiento tomadas para su prevención. Pensamos en las consecuencias psicológicas que podría sufrir la sociedad y cómo podríamos ayudar desde nuestra experiencia. Al mismo tiempo, se estaban gestando dos proyectos sanitarios dentro de SAMU: la apertura del Hotel Alcora como centro medicalizado de recepción de pacientes positivos derivados de residencias de ancianos, y el traslado de personas mayores de la residencia de Alcalá del Valle hasta la Residencia de Tiempo Libre El Burgo, en La Línea de la Concepción”, explica Roberto Alconada Padilla, psicólogo de SAMU Wellness y coordinador de este proyecto.

El trabajo de estos psicólogos se basa principalmente en gestionar la angustia de los familiares de los pacientes ingresados, ofrecerles información sobre su traslado y estado de salud, contener las respuestas emocionales a la situación de crisis que se presenta por tener a un familiar positivo en Covid-19 y ofrecerles herramientas para afrontar la situación cuando la persona se ve desbordada. Todo ello, de forma telemática.

“Otro trabajo ha sido el de gestionar la angustia de los propios usuarios ingresados. Muchos de ellos han presentado sintomatología ansioso-depresiva, crisis de angustia y desorientación”, continúa Roberto Alconada.

También se ofrece apoyo y tratamiento psicológico a los profesionales sanitarios, piezas claves en este proceso. “Estar lejos de la familia, o exponerse a situaciones de riesgo y de desgaste por los equipos de protección individual utilizados durante la jornada laboral pueden llevar a un desbordamiento de la situación que puede desencadenar en síntomas postraumáticos”, señala.

Las intervenciones se realizan de forma telefónica o por videollamada. Dependiendo del caso, se hacen sesiones diarias, semanales o quincenales.

“Lo más duro son las situaciones de duelo tras el fallecimiento de un familiar. Los familiares no pueden despedirse en condiciones de su ser querido. En el mejor de los casos podrán despedirse del difunto una vez acabe la crisis, fecha que nadie conoce. Por esta razón, en los centros gestionados por SAMU, la realización de videollamadas es algo primordial y de vital importancia”, destaca el psicólogo. “Estar lejos de un familiar contagiado resulta una situación vital estresante, más aún si la persona está en fase terminal. Para la familia es muy importante estar ‘presente’ aún en la distancia. Poder acompañar a su padre o madre en sus últimos días permite que la situación posterior de duelo sea más fácil de llevar”.

“También estamos tratando duelos de familias a las que no se les ha permitido despedirse de su ser querido en otros hospitales de España. Nos estamos encontrando familias muy desbordadas, situaciones que pueden desencadenar en duelos complejos por la mala gestión del fallecimiento. Nuestro gabinete de psicología acompaña a la familia antes, durante y después del fallecimiento”, continua Roberto Alconada.

El psicólogo de SAMU Wellness destaca que a la sociedad no se le ha preparado para esta pandemia y que cada persona tiene que utilizar sus propios recursos para hacer frente a esta situación. “Si contamos con herramientas útiles saldremos airosos de esta crisis, pero si las herramientas con las que contamos (o la situación en la que nos encontramos) no son las mejores, contar con un equipo de psicología que pueda ayudarnos a adquirir estrategias de afrontamiento más adaptativas es algo muy beneficioso. Saber que al otro lado del teléfono hay una persona que te escucha, entiende por lo que estás pasando y te ofrece técnicas para gestionar la situación hace que la situación de crisis se lleve de una forma más saludable y con el menor impacto emocional posible”.

 

Covid salud mental estado de alarma

Pacientes de salud mental durante la crisis del Covid-19: un grupo de riesgo olvidado

La crisis social generada por el virus Covid-19 ha conllevado el establecimiento de medidas extremas por parte de los estados para controlar la expansión del virus. En España, el estado de alarma declarado el 14 de marzo ha impuesto importantes restricciones que limitan la cotidianeidad de las personas. En concreto, el confinamiento en los hogares es una de las medidas que podrían tener efectos psicológicos notables.

Entre las cuestiones que pueden influir en esta evolución, están factores específicos del estresor: duración, impredecibilidad y nivel de repercusión, entre otros. En la situación actual, los factores implicados son múltiples y carecemos de referencias para poder cuantificar su impacto.

Una situación de carácter traumático

Nuestro cerebro está sufriendo estrés postraumático, en un grado u otro, en función de la capacidad individual y de la experiencia previa y los mecanismos que utilicemos para que esta situación se vaya integrando. El cerebro reacciona desde el sistema reptiliano ante este tipo de situaciones inesperadas, súbitas y traumáticas, y una de las funciones que tiene ese sistema es, a veces, desconectarse para atacar o correr, o congelarse realizando conductas agresivas, pasivas o drásticas de manera automática.

En muchas personas esta situación estresante va a conectar con experiencias similares anteriores no resueltas. En consulta hay a quien la situación de estar en casa “encerrados” les está precipitando recuerdos infantiles de castigo, de miedo y de pérdida de libertad. Otras personas más mayores están recuperando recuerdos narrativos de sus abuelos que vivieron en la guerra y afrontaron momentos de extrema necesidad.

Las noticias sobre la situación de enfermedad y muerte pueden estar resurgiendo recuerdos acerca de enfermedades previas o duelos no resueltos. Estos ejemplos sirven para clarificar que muchas de las emociones que estamos experimentando tienen su origen en el pasado traumático y no se justifican únicamente por lo que vivimos ahora. Por tanto, cuantos más traumas no resueltos asociados al estrés de esta situación tengamos, más probabilidad de estar sufriendo en estos momentos.

Personas con mayor  vulnerabilidad

Se habla de grupo de riesgo para contraer el virus, pero a los profesionales de la salud mental también nos interesa tener en cuenta a las personas con vulnerabilidad psicológica y/o psiquiátrica cuya situación va a provocar una agudización de los síntomas, descompensaciones y aparición de trastornos comórbidos futuros.

Como es una situación sin precedente, no tenemos estudios previos que nos indiquen a nivel psicopatológico las secuelas de esta realidad. Por ello, de momento solo nos queda identificar a los grupos vulnerables para estar atentos y reducir las consecuencias que puede llegar a producir en estas personas la situación de confinamiento.

Los profesionales de salud mental nos estamos encontrando con personas que buscan ayuda por descompensación de sus síntomas. Pacientes con trastornos psicóticos que mantenían estabilidad en los últimos tiempos están ahora elaborando delirios relacionados con esta situación de alarma con implicaciones políticas, económicas y sanitarias. El confinamiento está exarcebando las especulaciones.

Las personas que tienen dificultad para regular impulsos como los trastornos de personalidad, algunos trastornos alimentarios, dependencia de sustancias, etcétera, también están comenzando a pedir ayuda pues encuentran más dificultad para autocuidarse, gestionar la ira o usar su mente reflexiva. Comienzan a realizar conductas que alivian de inmediato la sensación de malestar, aunque a la larga sea autodestructivo para ellas. Otros sufren efectos de abstinencia por no encontrar la sustancia que consumen habitualmente.

Aquellos con trastornos de ansiedad previo, del tipo trastornos de pánico, están sintiéndose sobrepasados, experimentando la sensación de peligro continua y necesidad de “huir”. Las personas con rasgos de ansiedad generalizada tienen un sinfín de nuevas preocupaciones con las que rumiar constantemente, alejándose del contacto con la realidad presente y experimentando síntomas desagradables como palpitaciones, insomnio u opresión en el pecho.

Las ideas autolíticas así como las ideas pasivas de muerte puede que también sufran un aumento con el paso de los días pues la sensación de indefensión y los pensamientos de impotencia de las personas con tendencias depresivas favorecen los pensamientos de desesperanza. Estos pacientes tendrán dificultades para ayudarse echando mano de creencias positivas y racionales como que “esto es temporal y que volveremos a nuestra vida normal”, y se quedarán ancladas en pensamientos catastrofistas que puede que nunca lleguen a cumplirse.

Las personas con problemas psicosomáticos de índole digestivo, dermatológico o de dolor expresarán mediante el cuerpo el estrés psíquico al que están sometidos. Las que tienen rasgos hipocondríacos es posible que se encuentren sobrepasados por la posibilidad de enfermar.

Estos solo son unos ejemplos. El otro problema añadido es que estas personas que están sufriendo conviven con familiares que tienen la energía mínima imprescindible para regularse y cuidarse a sí mismos. Ahora no pueden contener como lo hacía antes. Por estos motivos estamos recibiendo a muchas personas que encuentran serias dificultades en la convivencia en casa debido a la aparición de conflictos con sus familiares que no pueden ni saben gestionar. Por tanto, mientras que antes el problema psicológico lo padecía una persona, ahora forma parte de toda la familia.

La importancia de pedir ayuda

Los profesionales de la salud mental estamos volcados en estudiar e investigar las repercusiones de este fenómeno en el estado psicológico de las personas con y sin patología previa. Y, sobre todo, estamos implicados desde nuestro campo de actuación en contribuir y ayudar a la población a gestionar mejor esta crisis.

Desde la clínica de salud mental SAMU Wellness estamos formados y preparados para dar respuesta a las personas que acudan a nosotros. Mediante intervenciones telemáticas, para evitar la transmisión del virus, ofrecemos sesiones con nuestros pacientes externos, y con aquellos que, aunque fueron dados de alta y ya mantienen estabilidad clínica, desean consulta y recibir algunas indicaciones para manejar mejor esta situación.

Autora: Ana García-Dantas.

Psicóloga Especialista en Psicología Clínica