Elisa Lallave, coordinadora del departamento de prevención y formación de SAMU

Elisa Lallave, coordinadora de Prevención y Formación de SAMU: “Mis compañeros cuidan de las personas, y yo cuido de ellos”

Elisa Lallave (Almendralejo, Badajoz), diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad de Sevilla, se incorporó al equipo de SAMU en mayo de 2016 con el reto de poner en marcha y coordinar el departamento de Prevención de Riesgos Laborales y Formación de la entidad, actualmente con más de 50 recursos y una plantilla que supera los 1.300 trabajadores.

 

—¿Por qué aceptaste el reto de trabajar en el departamento de Prevención de Riesgos Laborales de una empresa de emergencias como SAMU?
—En 2014 contacté con SAMU y les entregué mi currículum con el objetivo de trabajar en su departamento de recursos humanos, mi especialidad. Al cabo de dos años, en mayo de 2016 me llamaron y me ofrecieron el reto de liderar el departamento de Prevención de Riesgos Laborales y por supuesto que acepté. Era un privilegio para mí trabajar para SAMU.

—¿Cuál es su labor dentro de SAMU?
—Lidero toda las actividades de la empresa en materia de seguridad y salud en el trabajo, tanto a nivel interno (los trabajadores de SAMU) como a nivel externo (servicio de prevención ajeno, mutua, auditorías, administración…).

—¿Cómo se estructura el departamento que lidera?
—Mi departamento cuenta con dos pilares fundamentales. Por un lado están los planes de autoprotección y los planes de emergencia, que son específicos de cada centro. Se trata de una especie de manual que permite a cualquier persona, en especial a bomberos u otros servicios de emergencias, conocer el centro sin necesidad de visitarlo. En este documento se recoge toda la información necesaria sobre el centro, como por ejemplo, número de habitaciones, salidas, planos, boca de salida de agua, cómo hay que evacuar el edificio en caso de incendio o catástrofe… Todo. Es una herramienta imprescindible.

—¿Y el segundo pilar, cuál sería?
—La prevención de riesgos laborales en sí, que consiste en la evaluación, centro por centro y puesto por puesto, de los posibles riesgos laborales existentes. No son los mismos los riesgos que asume una limpiadora de las oficinas centrales de SAMU, que el educador de un centro especializado en la atención de personas con trastorno de conducta, por ejemplo. Una vez realizada esta evaluación, se informa y se forma a cada uno de los trabajadores en función de su puesto y su centro. Además, se planifican, coordinan, ejecutan y se realiza el seguimiento de medidas correctivas y preventivas para evitar posibles accidentes. En caso necesario, se hace entrega de los EPI (Equipos de Protección Individual). ¿Cómo se hace todo esto? Pues a base de información, formación, visita a los centros, hablando con los directores de los diferentes recursos, etcétera. Haciendo cosas muy sencillas se pueden evitar accidentes.

—¿Cuenta Fundación SAMU con un Servicio de Prevención Propio?
—Sí, debido al volumen de la plantilla, estamos obligados por ley. Este Servicio de Prevención Propio estaría dentro de este segundo pilar del que estamos hablando y su desarrollo ha sido posible gracias a la colaboración de mi compañera Laura Garnes Jordán.

—¿En qué consiste este Servicio de Prevención Propio?
—En la integración de la prevención en todos los niveles de la empresa y el fomento de la cultura preventiva. Nuestro objetivo es que toda la plantilla forme parte de este servicio y se implique en su desarrollo. Queremos que todos los niveles de la empresa tomen conciencia de los riesgos, se comprometan y confíen en la prevención.

—¿Cuáles son los principales retos que se plantea para el próximo año?
—Para mi departamento es muy importante el bienestar psicosocial de los trabajadores de SAMU, que se enfrentan a situaciones delicadas y estresantes. Hay que tener en cuenta que tratan con personas con discapacidad intelectual, trastorno de conducta, personas con problemas de salud mental, menores inmigrantes, pacientes críticos… La empresa ya trabaja en la comunicación no verbal, la gestión de emociones, el lenguaje no violento. Nuestro reto es escuchar a los trabajadores, saber qué les preocupa, sacar conclusiones y tomar medidas que mejoren su calidad laboral.

—¿Y otros objetivos a medio-largo plazo?
—Queremos desarrollar un manual sobre el procedimiento de prevención de riesgos laborales dirigido a todos los directores de centros, coordinadores y jefes de área; así como un protocolo de bienvenida para cada trabajador; campañas de concienciación, formación e información en colaboración con las mutuas o el servicio de prevención ajeno, como por ejemplo campañas de ergonomía para evitar lesiones de espalda, protocolos de riesgos biológicos sobre la transmisión de enfermedades como el sida, la tuberculosis o la sarna e investigación de accidentes laborales para bajar el índice de siniestralidad; además de fomentar el compromiso de la plantilla, la cultura preventiva y la constitución de un comité de seguridad donde estén representados todos los niveles de la empresa.

—La lista es larga, tiene mucho trabajo por delante.
—Me apasiona lo que hago con total compromiso, sin obviar la responsabilidad de velar por la seguridad y la salud de todo el equipo. Quiero devolverle a los trabajadores de todo el equipo de SAMU el compromiso que ellos tienen con la sociedad proporcionándoles bienestar. Son personas dedicadas a salvar vidas y acompañar a colectivos que requieren una atención especial. Ellos cuidan a las personas, y yo cuido de ellos, les escucho, quiero saber sus necesidades e inquietudes.